Hayao Miyazaki tiene aversión a la Inteligencia Artificial
El debate sobre la ética de la IA en la creación artística también se ha centrado en la legalidad del uso de obras protegidas como base para entrenar modelos

La actualización de ChatGPT, lanzada el 25 de marzo de 2023, que permite a los usuarios crear retratos desde fotos históricas o memes modernos en imágenes que evocan la estética de las películas de Ghibli, utilizando la Inteligencia Artificial, ha capturado la atención de Internet.
Este fenómeno no sólo ha suscitado entusiasmo entre los usuarios, sino que también ha planteado preocupaciones éticas sobre el uso de herramientas de IA alimentadas por obras creativas protegidas por derechos de autor.
A pesar de estas inquietudes, OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, ha fomentado estas experimentaciones, llegando incluso a modificar el perfil de su CEO, Sam Altman, en la plataforma X para incluir un retrato al estilo Ghibli.
La Ghiblificación es una tendencia emergente donde la IA transforma fotos en ilustraciones. Con líneas suaves, colores cálidos y una estética nostálgica, la IA permite convertir momentos cotidianos en escenas que parecen sacadas de una película animada de los años 80s y 90s. Constituye una forma creativa de reimaginar la realidad con un toque cinematográfico.
Los fans de Studio Ghibli, el famoso estudio de animación japonés detrás de “El viaje de Chihiro” (título original “Sen to Chihiro no kamikakushi”) y otras películas muy queridas, se deleitaron esta semana cuando la nueva versión de ChatGPT les permitió transformar memes populares de internet o fotos personales en el estilo distintivo del fundador de Ghibli, Hayao Miyazaki.
Recientemente, las palabras de Hayao Miyazaki, el célebre cineasta japonés y cofundador de Studio Ghibli, han resurgido en el debate sobre el uso de la inteligencia artificial (IA) en la creación artística. Miyazaki, conocido por su estilo de animación a mano y narraciones poéticas, expresó en 2016 su aversión hacia las herramientas de IA en la animación, afirmando que se sentía «totalmente disgustado» por su desarrollo.
La controversia se intensificó cuando la administración de Donald Trump, en un movimiento considerado insensible por muchos, utilizó la tendencia para publicar una imagen de una mujer llorando, que había sido arrestada por agentes de inmigración en Estados Unidos, en un formato Ghibli. Esta acción fue ampliamente criticada, resaltando la forma en que la IA y la cultura popular pueden ser manipuladas con fines políticos.
Miyazaki ha argumentado que el uso de la IA en la animación despoja a las obras de su esencia humana. En su crítica, mencionó la historia de un amigo con discapacidad, subrayando la falta de comprensión que tienen los creadores de estas tecnologías sobre el dolor humano y la lucha diaria de las personas. “Siento que esto es un insulto a la vida misma”, dijo Miyazaki, resaltando su desdén por las creaciones generadas por IA que carecen de autenticidad y empatía.
El debate sobre la ética de la IA en la creación artística también se ha centrado en la legalidad del uso de obras protegidas como base para entrenar modelos de IA. Josh Weigensberg, socio del bufete de abogados Pryor Cashman, ha planteado interrogantes sobre la necesidad de licencias y permisos para utilizar las obras de Miyazaki y Studio Ghibli en este contexto. Si el entrenamiento se lleva a cabo sin el consentimiento adecuado de los creadores, se podría considerar problemático.
A pesar de las limitaciones temporales impuestas por OpenAI en la generación de imágenes debido a la alta demanda, Altman ha declarado que estas restricciones podrían no durar mucho tiempo, enfatizando la popularidad de las imágenes generadas. «Es muy divertido ver cómo a la gente le encantan las imágenes en ChatGPT, pero nuestras GPU se están sobrecalentando», comentó Altman, lo que evidencia la presión que enfrenta la empresa ante el creciente interés en sus herramientas de IA.
Studio Ghibli, fundado en 1985 por Miyazaki y Isao Takahata, ha producido algunas de las películas animadas más aclamadas, como Mi vecino Totoro (1988), La princesa Mononoke (1997) y El viaje de Chihiro (2001), que ganó el Óscar a la Mejor Película de Animación. Su último filme, El chico y la garza, se estrenó en 2023 y recibió el mismo reconocimiento en la última ceremonia de los Premios de la Academia.