Frases para socavar la democracia
La democracia no se destruye en una tarde. No es un castillo de cartas que se derrumba con un soplido, sino una pared que se agrieta


La democracia no se destruye en una tarde. No es un castillo de cartas que se derrumba con un soplido, sino una pared que se agrieta y que va debilitando la estructura del edificio poco a poco. La República romana no cayó porque alguien decidiera abolirla, sino porque la costumbre de saltarse las normas se volvió norma en sí misma. La Atenas de Pericles, cuna de la democracia, terminó convertida en un teatro donde las apariencias contaban más que los principios. Hoy, el proceso es más sutil. Basta con acostumbrar a la gente a que ciertas reglas no se apliquen y que algunas otras sean relativas, flexibles o, al menos, discutibles.
Primero, hay que construir muros. En noviembre de 2023, Pedro Sánchez declaró su intención de "construir un muro frente a la derecha y la ultraderecha", una frontera simbólica que transforma la política en un campo de batalla entre buenos y malos. En la Atenas clásica, este tipo de división llevó al ostracismo de los rivales políticos, al igual que en la Roma republicana terminó justificando el uso de la violencia para resolver disputas. Cuando la política se convierte en un juego de trincheras, el diálogo se vuelve imposible y el poder queda en manos de quienes dirigen el insoportable relato y la polarización. Es curioso cómo los dos partidos mayoritarios están de acuerdo en asuntos de política exterior y no hay modo de que lo demuestren.
Es curioso cómo los dos partidos mayoritarios están de acuerdo en asuntos de política exterior y no hay modo de que lo demuestren.
Después, conviene tratar al Parlamento como un órgano opcional, obsoleto y caduco. El 8 de septiembre de 2024, Sánchez dijo aquello de "gobernaremos con o sin el Parlamento". La frase es tan grave que debería haber paralizado el debate público durante semanas. La idea de gobernar sin el control del legislativo recuerda a las épocas en que los reyes absolutos justificaban su autoridad con el derecho divino. Luis XIV no necesitaba parlamento porque él era el Estado. El Debate sobre el Estado de la Nación es también una reivindicación que empieza a sonar rara.
Otro paso esencial para socavar la democracia es hacer trampas con los presupuestos. La Constitución Española, en su artículo 134, establece que el Gobierno está obligado a presentar los Presupuestos Generales del Estado para su aprobación por las Cortes Generales. Sin embargo, hace unos días, la ministra portavoz Pilar Alegría dejó clara su postura al afirmar que presentar los presupuestos sin un acuerdo previo era "una pérdida de tiempo". Usted cumpla con su obligación y ya veremos qué pasa.
El ataque a las sentencias judiciales que no gustan al gobierno es otro punto clave. La separación de poderes solo sirve cuando obra a favor del que manda. Este fin de semana, María Jesús Montero tiró por los suelos el principio de presunción de inocencia al hablar del caso Dani Alves. Aún no lo ha explicado, ni ha hecho un amago de rectificación. El papel de Tribunal Constitucional, que no pertenece al Poder Judicial y que parece estar más al servicio que nunca del gobierno, es también un claro foco de preocupación y de crisis democrática. Ya lo hemos dicho alguna vez. Cuando venga otro gobierno, ¿será capaz de volver al inicio de la partida o se aprovechará de las trampas que ha hecho el actual?