Fiebre del heno

Fernando Navarro Fernando Navarro Lun, 05/05/2025 - 07:53 | Errores consagrados (o casi) Ya estamos en mayo florido y hermoso, mes de María y mes de las flores, como bien señala el refranero español: «Mayo entrado, un jardín en cada prado»; «Viene mayo con sus rosas». Con sus rosas… y con sus alergias; porque mayo es también, en España y otros países mediterráneos, el mes con mayor incidencia de rinitis alérgica. La primera descripción moderna de este cuadro clínico se atribuye al químico y fisiólogo británico John Bostock, quien, en 1819, presentó ante la Real Sociedad Médica y Quirúrgica de Londres un caso clínico —él mismo— de rinoconjuntivitis estacional: «Case of a periodical affection of the eyes and chest». Bostock propuso llamar a la dolencia catarrhus aestivus (catarro estival; puesto que en Inglaterra, como en otros países del norte de Europa, la incidencia de rinitis alérgica al polen es máxima a finales de junio o principios de julio); pero en 1828, cuando publicó una serie con veintiocho casos más, reconocía ya que el vulgo le ha asignado otro nombre en inglés: «since the attention of the public has been turned to the subject, an idea has very generally prevailed that it is produced by the effluvium from new hay, and it has hence obtained the popular name of hay fever»; nombre que se ha mantenido hasta hoy. En inglés, el peso de la tradición puede justificar la pervivencia de la designación popular hay fever, pero en español no se entiende bien que usemos el calco *fiebre del heno* para un cuadro clínico que no suele cursar con fiebre y tampoco está causado —lo sabemos hoy— por el heno, sino por el polen de las gramíneas. Por motivos de claridad y precisión, deberíamos ir acostumbrándonos a llamarla mejor rinitis (o rinoconjuntivitis) alérgica estacional, o también alergia al polen o polinosis.  ‡‡ Off Fernando A. Navarro Off

May 5, 2025 - 08:44
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Fiebre del heno
Fernando Navarro
Fernando Navarro
| Errores consagrados (o casi)

Ya estamos en mayo florido y hermoso, mes de María y mes de las flores, como bien señala el refranero español: «Mayo entrado, un jardín en cada prado»; «Viene mayo con sus rosas». Con sus rosas… y con sus alergias; porque mayo es también, en España y otros países mediterráneos, el mes con mayor incidencia de rinitis alérgica.

La primera descripción moderna de este cuadro clínico se atribuye al químico y fisiólogo británico John Bostock, quien, en 1819, presentó ante la Real Sociedad Médica y Quirúrgica de Londres un caso clínico —él mismo— de rinoconjuntivitis estacional: «Case of a periodical affection of the eyes and chest». Bostock propuso llamar a la dolencia catarrhus aestivus (catarro estival; puesto que en Inglaterra, como en otros países del norte de Europa, la incidencia de rinitis alérgica al polen es máxima a finales de junio o principios de julio); pero en 1828, cuando publicó una serie con veintiocho casos más, reconocía ya que el vulgo le ha asignado otro nombre en inglés: «since the attention of the public has been turned to the subject, an idea has very generally prevailed that it is produced by the effluvium from new hay, and it has hence obtained the popular name of hay fever»; nombre que se ha mantenido hasta hoy.

En inglés, el peso de la tradición puede justificar la pervivencia de la designación popular hay fever, pero en español no se entiende bien que usemos el calco *fiebre del heno* para un cuadro clínico que no suele cursar con fiebre y tampoco está causado —lo sabemos hoy— por el heno, sino por el polen de las gramíneas. Por motivos de claridad y precisión, deberíamos ir acostumbrándonos a llamarla mejor rinitis (o rinoconjuntivitis) alérgica estacional, o también alergia al polen o polinosis.  ‡‡ Off Fernando A. Navarro Off