Esta es la forma correcta de cocinar el huevo para no perder sus beneficios
Existe una técnica de cocción que maximiza sus nutrientes y lo convierte en una opción aún más saludable; todos los detalles en esta nota

El huevo es uno de los alimentos más completos y versátiles dentro de la alimentación diaria. Su alto contenido de proteínas de alto valor biológico, junto con una equilibrada proporción de grasas saludables y una pequeña cantidad de carbohidratos, lo convierten en un aliado fundamental para mantener una dieta balanceada. Además, es una fuente importante de vitaminas como la A, D y del complejo B, así como de minerales esenciales como el hierro y el zinc, que contribuyen al buen funcionamiento del organismo. Sin embargo, a pesar de sus múltiples beneficios, siempre surge la duda sobre cuál es la mejor forma de consumirlo para aprovechar al máximo sus propiedades nutricionales. En esta nota, se dan a conocer las distintas maneras de preparar el huevo y cuál es la opción más beneficiosa para la salud.
Cabe destacar que existen múltiples formas de preparar el huevo, desde el clásico huevo duro hasta revueltos, fritos o en omelette, cada una con sus particularidades en cuanto a sabor, textura y aporte nutricional. Algunas opciones, como el huevo frito, pueden resultar más tentadoras, pero el uso de aceite en su cocción incrementa la cantidad de grasas añadidas. Otras, como el huevo crudo, si bien conservan todos sus nutrientes intactos, pueden representar un riesgo por la posible presencia de bacterias como la Salmonella. Ahora bien, entre todas las alternativas, hay una en particular que se destaca como la más beneficiosa para la salud, ya que permite aprovechar al máximo sus proteínas y minimizar cualquier riesgo.
Entre todas las opciones, la mejor forma de cocinarlos es en agua, puesto que al ser expuestos a la alta temperatura sin romper la cáscara, las proteínas se coagulan sin desnaturalizarse. De esta manera, se logra una cocción uniforme que mantiene la estructura de sus nutrientes sin generar compuestos dañinos, como los que pueden formarse al freírlos con aceites a altas temperaturas. Además, al no requerir grasas añadidas, se convierte en una opción más liviana y saludable. Así, el huevo duro o pasado por agua se presenta como la mejor alternativa para aprovechar al máximo sus beneficios, garantizando una buena digestión y una óptima absorción de sus proteínas y micronutrientes esenciales.
Cómo sumar el huevo duro a la dieta diaria

Sin lugar a dudas, incluir huevo hervido en la alimentación diaria es una forma sencilla y efectiva de sumar proteínas y nutrientes sin necesidad de grasas añadidas. Además, su versatilidad permite incorporarlo en distintas preparaciones, desde desayunos hasta platos principales, aportando saciedad y un perfil nutricional equilibrado. A continuación, algunas ideas para aprovecharlo al máximo en las comidas de todos los días:
- Ensaladas nutritivas: Cortado en rodajas o en trozos, el huevo duro aporta proteínas y cremosidad a cualquier ensalada.
- Desayuno proteico: Acompañado de tostadas integrales y palta, es una excelente opción para comenzar el día con energía.

- Rellenos saludables: Puede utilizarse para preparar huevos rellenos con atún, palta o queso crema, ideales como snack o entrada.
- Tostadas y sándwiches: Agregado en rebanadas a un sándwich con vegetales y una fuente de grasas saludables, como aceite de oliva o palta.
- Platos calientes: Puede incorporarse a guisos, sopas o estofados para sumar proteínas sin alterar demasiado los sabores.
- Picado como snack: Un huevo duro con una pizca de sal y pimienta es una opción práctica y saciante para media mañana o media tarde.