Elon Musk vs Sam Altman: las razones (y los millones) detrás de la disputa por OpenAI

El dueño de X hizo una oferta para comprar las acciones del directorio sin fines de lucro de OpenAI; con ese control, Musk podría influir en los próximos pasos de la empresa creadora de ChatGPT

Feb 11, 2025 - 18:16
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Elon Musk vs Sam Altman: las razones (y los millones) detrás de la disputa por OpenAI

La paz en Silicon Valley es solo una ilusión: una nueva batalla de poder enfrenta a dos referentes de la tecnología. Elon Musk y su equipo de inversores ofrecieron 97,6 mil millones de dólares para comprar las acciones del directorio sin fines de lucro de OpenAI, la empresa dirigida por Sam Altman, según confirmó The Wall Street Journal.

“No, gracias, pero si querés, te compro Twitter por 9,74 mil millones de dólares”, escribió en redes sociales Altman, haciendo una clara referencia a la compra de Twitter —hoy X —que Musk hizo en 2022 por 44 mil millones de dólares. “Estafador”, le respondió Musk sin escrúpulos. Esto, sin embargo, no es nada más ni nada menos que una nueva batalla en una confrontación que viene desenvolviéndose hace ya un tiempo.

Para comprender el origen de este conflicto hay que remitirse a 2015, cuando Musk y Altman cofundaron, junto a otras personas, OpenAI. En una primera instancia, esta compañía fue creada sin fines de lucro con el objetivo de construir una inteligencia artificial segura y beneficiosa para la humanidad.

En 2018, sin embargo, Musk abandona la empresa, dejando atrás cualquier tipo de influencia sobre las futuras decisiones de la compañía. En este marco, un año después, OpenAI se convierte en una organización con fines de lucro limitado, con un segundo board que mantiene la misión de velar por la ideología y los valores sin fines de lucro.

Ahora bien, cuando ChatGPT, creado por OpenAI, se revela al mundo, la compañía empieza a ganar más validación en el mercado y los límites de lo que podían hacer —y ganar —con la nueva tecnología comenzaron a desdibujarse. En específico, esto se evidenció cuando OpenAI anunció que está trabajando para convertirse en una empresa exclusivamente con fines de lucro, poniendo fin a los días de la construcción de una tecnología por beneficio a la sociedad.

Consecuentemente, Musk comenzó a envolver a Altman y sus socios en un espiral de denuncias legales donde acusaba a los dirigentes de traicionar la misión fundacional de OpenAI al poner el beneficio económico por delante del beneficio para la humanidad. Particularmente, los escándalos legales comenzaron luego de que Microsoft anunciara una inversión millonaria en la empresa de Altman el pasado febrero. La transición hacia una empresa con fines de lucro parece inevitable y también inadmisible ante los ojos del dueño de X.

Según Musk, este pacto financiero tenía como objetivo el desarrollo de la inteligencia artificial general, una tecnología capaz de razonar como un ser humano. El CEO de Tesla aseguraba que esto podía ser una amenaza para la humanidad, más si se hace con motivos lucrativos. Además, en agosto sumó a la demanda una denuncia por comportamiento anticompetitivo por parte de Altman y asociados, dejando en evidencia otra preocupación, menos humanitaria: OpenAI representa una amenaza para sus negocios.

Con su nueva propuesta, Musk quiere comprar las acciones de la organización sin fines de lucro que todavía forma parte del consejo directivo y tiene influencia en las decisiones legales de OpenAI. Así se puede jactar de que la empresa cumpla esa misión inicial. O de que no sea un actor competitivo lo suficientemente amenazante. La oferta cuenta con el apoyo del fondo de inversión tecnológico Vy Capital, Xai, la empresa de inteligencia artificial de Elon Musk, así como Ari Emmanuel, un poderoso broker de Hollywood, entre otros inversores.

“Es hora de que OpenAI vuelva a ser la fuerza del bien de código abierto y centrada en la seguridad que una vez fue”, justificó Musk a The Wall Street Journal, a través de su abogado Marc Toberoff. “Nos aseguraremos de que eso ocurra”, agregó con certeza, aunque Altman ya haya rechazado públicamente la compra de la empresa.

Aunque Musk no pueda adquirir la empresa, esta operación está dificultando la independencia financiera de OpenAI, según reporta The New York Times. Al proponer una cifra tan alta, impone un nuevo valor a la libertad de Altman y sus socios, que podría diferir de lo que ellos planeaban pagar al organismo sin fines de lucro que todavía forma parte de la empresa. “Es vital que la organización benéfica reciba una compensación justa por lo que su liderazgo le está quitando: el control sobre la tecnología más transformadora de nuestro tiempo”, confirmó Toberoff.

En paralelo, OpenAI está por cerrar su última ronda de inversión de 40.000 millones de dólares por el fondo japonés SoftBank. Este contrato haría que OpenAI se value en 300.000 millones de dólares, lo que la convertiría en una de las empresas privadas más cotizadas del mercado junto con SpaceX, de Musk, y ByteDance, perteneciente al dueño de TikTok. Esta nueva batalla pone un signo de interrogación a la inversión de SoftBank, ya que el fondo puede decidir esperar a ver cómo se desenvuelve el conflicto con Musk, retrasando uno de los acuerdos más beneficioso para OpenAI. O, entre líneas, dándole más tiempo a Musk para ver cómo accionar.