Elon Musk, en una inmejorable posición para cerrar millonarios contratos con el gobierno

El aumento del gasto federal para SpaceX se producirá en parte como resultado de las acciones del presidente Trump y los aliados del multimillonario que ocupan cargos oficiales

Mar 24, 2025 - 01:57
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Elon Musk, en una inmejorable posición para cerrar millonarios contratos con el gobierno

WASHINGTON.- Dentro del Departamento de Defensa del gobierno de Donald Trump, la tecnología de cohetes SpaceX, la empresa de Elon Musk, es anunciada como la nueva y elegante forma que tendría el Pentágono de transportar cargamento militar velozmente a cualquier parte del mundo.

En el Departamento de Comercio, el servicio de internet satelital Starlink, también de SpaceX, ahora será totalmente elegible para integrar el programa federal de banda ancha rural de 42.000 millones de dólares, tras haber sido prácticamente excluido durante la era Biden.

La NASA, luego de insistentes codazos de Musk, está siendo presionada para que centre su atención en Marte, lo que le permitirá a SpaceX acceder a contratos federales para llevar a los primeros humanos a ese lejano planeta.

Y en la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) y en la propia Casa Blanca, recientemente se instalaron antenas parabólicas de Starlink para ampliar el acceso a internet del gobierno federal. Como arquitecto de una dependencia a la que él mismo denominó Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), Musk arremetió con fuerza contra el aparato del Estado, sembrando el caos y el temor con el despido de unos 100.000 empleados públicos y con el cierre de varias agencias, aunque el gobierno no ha sido consistente a la hora de explicar la magnitud de su poder y la amplitud de sus facultades.

Sin embargo, hay áreas específicas del gobierno donde SpaceX se está posicionando para recibir miles de millones de dólares en nuevos contratos u otro tipo de beneficios, según declararon una docena de actuales y exfuncionarios federales a The New York Times.El presidente Donald Trump escucha mientras Elon Musk explica las operaciones previas al lanzamiento del sexto vuelo de prueba del cohete SpaceX Starship el martes 19 de noviembre de 2024 en Brownsville, Texas.

El incremento de fondos públicos que vaya a parar a SpaceX dependerá en parte de las medidas del presidente Donald Trump y de los aliados y empleados de Musk que ahora ocupan cargos en el gobierno. La empresa también se beneficiará de las políticas del actual gobierno que priorizan la contratación de proveedores espaciales comerciales para prácticamente cualquier cosa, desde sistemas de comunicaciones hasta la fabricación de satélites, rubros actualmente dominados por SpaceX.

De hecho, algunos empleados de SpaceX que están trabajando temporalmente en la FAA ya recibieron autorización oficial para tomar medidas que podrían derivar en nuevas contrataciones a la empresa de Musk. Los nuevos contratos se sumarán a los miles de millones de dólares en nuevos negocios que SpaceX podría conseguir si obtiene permiso de la Casa Blanca para ampliar el uso de terrenos y propiedades del Estado nacional.

SpaceX tiene al menos cuatro solicitudes pendientes ante la FAA y el Pentágono para construir nuevas plataformas de lanzamiento de cohetes o para realizar lanzamientos con mayor frecuencia desde puertos espaciales federales situados en Florida y California. Este mes, la FAA avanzó hacia la aprobación de uno de esos acuerdos, más que duplicando la cantidad anual de despegues que tiene permitidos el cohete Falcon 9 de SpaceX desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida: ahora serán 120 lanzamientos al año.Un cohete SpaceX Falcon 9 que transporta la cápsula Crew Dragon Endurance con la misión Crew-10 despega del Complejo de Lanzamiento 39A en el Centro Espacial Kennedy de la NASA

Además, SpaceX está presionando a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) para obtener más amplitud de espectro radioeléctrico federal –para enviar señales a la Tierra, el servicio satelital de Musk, Starlink, depende del espectro radioeléctrico, lo que significa que si obtiene más amplitud de espectro, puede aumentar sus ganancias–, una medida que sus rivales, los proveedores de telefonía móvil, consideran una acaparamiento de poder. La primera de esas adjudicaciones se aprobó este mes, después de que Trump reemplazara al director de la FCC por un nuevo funcionario, Brendan Carr, quien ha apoyado a Musk. La potencial nueva fuente de ingresos para la empresa de Musk llega después de la donación de casi 300 millones de dólares que hizo el multimillonario a la campaña electoral de Trump en 2024.

Fue entonces que Musk convenció a Trump para que lo pusiera a cargo de reducir el gasto público. Desde allí, como empleado y asesor de la Casa Blanca, puede influir en las decisiones y eliminar contratos. “Hoy las probabilidades de que Elon consiga todo lo que quiere son mucho mayores”, señala Blair Levin, exfuncionario de la FCC convertido en analista de mercado. “Está en la Casa Blanca y en Mar-a-Lago: ¿quién podía anticipar que un competidor de la industria tendría acceso tan directo a las palancas del poder?”.

Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, declaró que Musk, en tanto así llamado “empleado especial” del gobierno, había sido informado sobre los límites éticos de su cargo, incluyendo los relacionados con los conflictos de intereses, y que cumpliría con todas las leyes federales al respecto.Elon Musk muestra su camiseta en la que se lee

Ya antes del inicio del segundo mandato de Trump, SpaceX se había consolidado como uno de los mayores contratistas del gobierno federal, con 344 contratos diferentes por un total de 3800 millones de dólares para el año fiscal 2024, según un recuento realizado por The New York Times a partir de una base de datos de contrataciones del gobierno.

Por más que Trump nunca hubiera dado a Musk ni a sus empleados un puesto en el gobierno, o incluso si el expresidente Joe Biden hubiera sido elegido para un segundo mandato, SpaceX habría seguido consiguiendo nuevos contratos con el Estado. Lo que cambió ahora es el valor total del trabajo que se espera que haga SpaceX.

Douglas Loverro, exfuncionario de alto rango de la NASA y el Pentágono, que también se desempeñó como asesor del equipo de transición de Trump en temas espaciales, dice que SpaceX se merece obtener muchos de esos contratos adicionales. “Tiene la mejor tecnología”, dice Loverro sobre Musk. “Obviamente todo esto impulsará a la industria aeroespacial en su conjunto, pero sin duda beneficiará a SpaceX todavía más”.Elon Musk y el secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, se ríen en el Pentágono en Washington, D.C., EE. UU., el 21 de marzo de 2025

A otros expertos en contrataciones públicas los sigue preocupando que Musk esté posicionado para obtener favores especiales, especialmente después de que Trump echara a los funcionarios encargados de investigar violaciones éticas y posibles conflictos de intereses.

“Nunca sabremos si SpaceX realmente ganaría las licitaciones para quedarse con esos premios, porque todas las oficinas del gobierno destinadas a prevenir la corrupción y los conflictos de intereses quedaron desmanteladas o desfinanciadas”, apunta Danielle Brian, directora ejecutiva del Proyecto de Supervisión Gubernamental, una organización sin fines de lucro que hace un monitoreo de los contratos con el Estado.

“El abuso de poder y la corrupción que se están extendiendo en las agencias federales debido a la doble función de Musk son aterradores”, afirma Brian.

Con el Pentágono en el bolsillo

Ya antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, SpaceX llevaba varios años trabajando en las sombras para expandir sus negocios con el Pentágono y las agencias de inteligencia norteamericanas.

Lo que hacía era contratar a exoficiales militares, que luego se contactaban con sus viejos amigos en el Departamento de Defensa para incentivarlos a contratar más servicios con SpaceX. Uno de ellos fue Gary Henry, exsupervisor del programa espacial y de misiles de la Fuerza Aérea, que se incorporó a SpaceX mientras la empresa desarrollaba Starship, la nave espacial más grande y potente jamás construida.Starship, es un sistema de lanzamiento y nave espacial totalmente reutilizable desarrollado por SpaceX como proyecto de vuelo espacial privado

Durante la gestión de Henry en SpaceX, la compañía consiguió un contrato de 102 millones de dólares con la Fuerza Aérea para estudiar si Starship sería capaz de entregar carga militar a diferentes puntos del mundo en 90 minutos. Actualmente, esa tarea se realiza principalmente con los aviones de carga C-130 de la Fuerza Aérea, que tardan casi un día en realizar el viaje.

SpaceX sigue teniendo problemas para hacer funcionar su Starship. Los dos vuelos de prueba más recientes terminaron en explosiones que ocasionaron una lluvia de restos de fuselaje sobre el mar Caribe.

Sin embargo, ahora Henry está de vuelta en el Pentágono como consultor, y desde allí promueve a Starship como una opción para el Ejército.El Pentágono es la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos

El mes pasado, hablando oficialmente en nombre del Pentágono en una conferencia de la industria satelital en California, Henry dijo que durante el actual mandato de Trump la nave Starship ya podría utilizarse para entregar una importante pieza de equipo militar “a cualquier punto del planeta con suma rapidez”.

Unas semanas después, la Fuerza Aérea reveló sus planes para construir una plataforma de aterrizaje de cohetes en el atolón Johnston, una pequeña isla en el océano Pacífico, para probar esos aterrizajes de naves de carga. El objetivo inicial del Pentágono: transportar 100 toneladas de carga por vuelo, un peso que solo Starship, al menos según su diseño, tiene la potencia y el tamaño para cargar.

“Genera mucha impotencia”, dice Erik Daehler, vicepresidente de Sierra Space, una empresa que también quiere venderle servicios de carga al Pentágono. “No puede ser que SpaceX se quede directamente con todo”.

Negocios con la NASA

El candidato de Trump para dirigir la NASA, Jared Isaacman, es un empresario multimillonario y un entusiasta del espacio. Isaacman le pagó cientos de millones de dólares a SpaceX, dos veces, para que lo pusiera en órbita a bordo de un cohete.

Y lo que es más importante: hace varios años, su empresa de procesamiento de pagos, Shift4 Payments, adquirió una participación accionaria en SpaceX, una inversión que en los últimos años le reportó 25 millones de dólares en ganancias y que lo convierten a él y a Musk en socios comerciales. Un ejecutivo de Shift4 informó que recientemente Isaacman vendió su participación en SpaceX, y el empresario ha prometido romper cualquier vínculo financiero restante que tuviera con SpaceX.El nuevo director propuesta para la NASA, Jared Isaacman, protagonizó en septiembre la primera caminata espacial comercial. (Photo by Patrick T. FALLON / AFP)

De hecho, la NASA ya le ha pagado a SpaceX más dinero que el propio Pentágono: un total de 13.000 millones de dólares en contratos durante la última década. Esos acuerdos incluyen la contratación de SpaceX para transportar a astronautas y cargas hasta la órbita terrestre, así como para despachar al universo las sondas más grandes y costosas de la NASA.

Pero esa es una ínfima fracción del financiamiento que SpaceX podría conseguir de la agencia espacial durante este segundo mandato de Trump.

Por Eric Lipton

Traducción de Jaime Arrambide