El vestuario en ‘The White Lotus’ es una obra maestra de psicología (y moda)
El vestuario en The White Lotus no es solo una cuestión de estética; es prácticamente un personaje más. Cada look cuenta una historia, expone aspiraciones, oculta inseguridades y, en muchos casos, delata hipocresías. Alex Bovaird, diseñadora de vestuario de la serie, ha perfeccionado el arte de vestir a estos personajes para que, con solo verlos, […]

El vestuario en The White Lotus no es solo una cuestión de estética; es prácticamente un personaje más. Cada look cuenta una historia, expone aspiraciones, oculta inseguridades y, en muchos casos, delata hipocresías. Alex Bovaird, diseñadora de vestuario de la serie, ha perfeccionado el arte de vestir a estos personajes para que, con solo verlos, sepamos exactamente quiénes son… o, mejor dicho, quiénes quieren aparentar ser.
The White Lotus 3: Moda, poder y falsedades bien vestidas
Desde la primera temporada, Bovaird ha usado la ropa para marcar diferencias de clase de manera brutal. Los ricos se visten como si no les importara lo que llevan puesto (pero cada prenda cuesta más que un mes de renta), mientras que los empleados están atrapados en uniformes diseñados para que nadie los note.
En Hawái, los estampados tropicales y las telas ligeras vendían la fantasía del “lujo relajado”, mientras que en Sicilia, el vestuario se inclinó hacia el exceso clásico italiano, con guiños a la opulencia hollywoodense. Ahora, en la tercera temporada ambientada en Tailandia, la ropa no solo es espectacular, sino que también es una declaración de poder y apropiación cultural disfrazada de “conciencia estética”.
La forma en la que estos personajes se visten dice mucho más de lo que ellos mismos admitirían. Daphne (Meghann Fahy) se cubría de estampados coloridos y prendas costosas para reforzar su imagen de esposa perfecta, mientras que Harper (Aubrey Plaza) llegaba con un estilo más sobrio, hasta que poco a poco su vestuario reflejaba la influencia (o manipulación) de Daphne. En The White Lotus, la ropa no solo representa poder, también es una herramienta para encubrir las propias inseguridades y construir una imagen idealizada que, eventualmente, se desmorona.
Por otro lado, los empleados del resort visten uniformes inmaculados, casi como parte del mobiliario, dejando claro que, en este mundo, la jerarquía no solo se mide en dinero, sino también en la posibilidad de expresarse a través de la ropa.
Bovaird ha dicho en varias entrevistas que el vestuario en The White Lotus refleja quiénes son los personajes y, sobre todo, quiénes creen que son. La mayoría llega con una maleta llena de ropa que representa su mejor versión, pero conforme avanza la historia, sus outfits se convierten en prueba de su transformación o de su colapso total. Y si algo nos ha enseñado esta serie, es que las máscaras siempre terminan cayendo… y la ropa también.
La moda en la tercera temporada: apropiación de lujo
Para esta nueva entrega, Bovaird ha llevado el vestuario a un nivel aún más detallado, incorporando influencias de los años 60 y 70 combinadas con piezas adquiridas en mercados locales de Tailandia. La idea es clara: mostrar cómo estos turistas de lujo creen estar “conectando” con la cultura local, cuando en realidad solo están consumiéndola como si fuera un accesorio más. Hay un énfasis en los sombreros exagerados, las camisas de lino y los estampados vibrantes, pero también en el contraste entre lo auténtico y lo fabricado para la mirada occidental.
Si en las temporadas pasadas el vestuario reflejaba la forma en que los personajes se protegían detrás de sus privilegios, en esta tercera temporada, la ropa parece jugar con la idea de que incluso la apropiación cultural puede ser vendida como “buen gusto”.
Más allá de la pantalla, The White Lotus ha dejado huella en la moda real. Desde camisas de cuello cubano hasta conjuntos de crochet y caftanes elegantes, la serie ha convertido la estética vacacional en un fenómeno de estilo. De hecho, Bovaird acaba de colaborar con H&M para lanzar una colección inspirada en la serie, demostrando que, aunque muchos personajes terminen destruidos emocionalmente, al menos lo hacen con buen gusto.
En el mundo de The White Lotus, la ropa puede servir como armadura, como disfraz o como declaración de poder. Pero, si algo hemos aprendido después de dos temporadas (y contando), es que por más dinero que tengas y por más que intentes controlar tu imagen, tarde o temprano, la verdad siempre se nota… y el vestuario también la delata.
Nada Qué Ver, la guía con todo lo que deberías estar viendo en streaming