El último menú que comieron en Alcatraz, la cárcel que contaba con 'presos foodies'
A pesar de ser una de las prisiones más escalofriantes del mundo, Alcatraz era el centro penitenciario donde mejor se comía en la época.

A estas alturas de siglo, cuando parece que no nos puede sorprender ni una pandemia mundial, ni un apagón nacional, ni una guerra en Europa, llega Donald Trump y dice que reabre Alcatraz, una de las prisiones más populares del mundo entero.
Ubicada en una isla frente a la costa de la ciudad estadounidense de San Francisco, California, por su ubicación geográfica, Alcatraz, que cerró a principios de los años sesenta, era una de las prisiones más seguras del mundo. Ahora, el reelecto presidente de los Estados Unidos ha mandado "reabrir un Alcatraz sustancialmente ampliado y reconstruido, para albergar a los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos".
Además de por albergar a los presos más peligrosos de América, Alcatraz se caracterizaba por ser uno de los centros penitenciarios donde mejor se comía, ya que en esta prisión ubicada en medio de la bahía, la variedad en el menú, la calidad y la cantidad era una prioridad.
Comida ilimitada tres veces al día
Tal y como narran en la visita guiada de esta antigua cárcel, los 258 presos que albergaba la prisión de Alcatraz acudían al comedor -que estaba considerado el lugar más peligroso de la prisión- tres veces al día para disfrutar del desayuno, la comida y la cena. Y sí, podemos decir disfrutar, y es que esta prisión frente a la costa de San Francisco podía presumir de ser el centro penitenciario donde mejor se comía.
El miedo a una rebelión por falta de comida -del que hubo algún conato del que hablaremos más adelante- derivó en una prisión donde creían firmemente que una buena comida mejora la conducta de los reos.
Por ello, los habitantes de esta prisión podían comer todo lo que quisiesen tanto en el desayuno, en la comida y en la cena siempre y cuando lo terminasen en 15 minutos. Además de un menú variado, se trataba de una opción de los más completa nutricionalmente, según el Sistema de Sanidad Público.
Como si de ciudadanos comunes se tratase, los presos de Alcatraz también tenía un menú especial en fechas tan señaladas como Acción de Gracias o Navidad donde, tal y como cuentan desde la propia prisión, se servían en el menú recetas como apios rellenos, pavo con salsa de ostras, pastel de manzana o caramelos, entre otros manjares.
La revuelta de los macarrones
Cuando de enfrentarse a los presos más peligrosos de los Estados Unidos se trata, tonterías las justas. El 15 de mayo de 1950 -mientras en Madrid celebraban alegremente San Isidro- los presos acudieron como un día cualquiera al comedor a tomar su cena, y al ver que había otra vez macarrones con queso, estalló la protesta.
Una vez todos se habían servido su bandeja con la comida, una de ellos se puso en pie incitando a los demás, que volcaron todas las mesas en señal de protesta reclamando los filetes que, según aseguraban, les había prometido el director. La revuelta duró más de dos horas, y para conseguir devolver a los presos a sus celdas de manera pacífica tuvieron que llegar efectivos a la isla.
El último menú de Alcatraz
Tras 29 años como prisión federal y tras haber recluido a algunos de los gangsters y asesinos más populares de la época como Al Capone, Robert Franklin Stroud o Alvin Karpis, el 21 de marzo de 1963 fue el último día que esta prisión estuvo en funcionamiento.
En el comedor de la cárcel más popular de los Estados Unidos aún queda estampado el último menú que se sirvió ese 21 de marzo, los últimos platos para presos preparados por los propios presos (hasta el momento).
En el cartel que corona el comedor anuncia cereales secos, trigo al vapor, huevos revueltos, leche fresca, compota de fruta, pan, mantequilla y café como último desayuno de una era en esta cárcel. ¿Cuál será el primero de Alcatraz 2.0?