El rellenado de embalses tras las lluvias no garantiza que no haya restricciones este año
Los expertos llaman a "no bajar la guardia" porque España seguirá haciendo frente a graves episodios de sequía.

La sensación es generalizada: si la lluvia no ha dado tregua en España prácticamente en las últimas tres semanas, tras episodios agresivos de sequía, los embalses tienen que comenzar a estar saciados. La realidad es distinta: es verdad que los niveles de agua de las cuencas hidrográficas han mejorado y que respecto a la media de los últimos 10 años es superior siete puntos (del 53% al 60%, según el Boletín hidrológico del Ministerio para la Transición Ecológica), pero la distribución irregular de las precipitaciones, así como su virulencia, ha provocado que no hayamos alcanzado la situación óptima.
Si bien es cierto que, a falta de algo más de una semana para que termine el mes (en la que se esperan más precipitaciones), este marzo de 2025 es ya el más lluvioso de la historia en Madrid y en varios puntos del Sistema Central y Extremadura desde que hay registros, no lo es a nivel nacional. Hasta el momento, España ha anotado acumulaciones de 97 l/m2. En marzo de 2018, por ejemplo, registró 162 l/m2 y en el mismo mes de 2013, 166, según la Aemet.
Con todo, a pesar de que en términos interanuales la evolución es muy positiva en según qué zonas debido a que partían de niveles extremadamente bajos, las cuencas de Cataluña (45,2%), el Segura (24,2%), la Mediterránea Andaluza (44,6%) y la de Guadalete-Barbate (44,6%) continúan hoy por debajo de la mitad de su capacidad.
En este contexto de relativa mejoría, los expertos insisten en la importancia de seguir abordando el asunto con mucha precaución. Está lloviendo mucho y eso es muy bueno. Las reservas tienen una evolución positiva. Pero no implica finiquitar las restricciones en el uso de agua.
"Tenemos que acostumbrarnos a las restricciones. El asunto del agua es como el dinero: solo podemos ahorrarlo cuando lo tenemos. Por tanto, no nos debemos relajar en absoluto. Tenemos que seguir utilizando los sistemas en la agricultura más óptimos, no regar a mediodía, y nosotros, en nuestras casas, seguir haciendo un uso responsable del agua porque, aunque parezca mentira decirlo estos días, vamos a seguir teniendo sequía", explica a 20minutos el divulgador ambiental Miguel Aguado.
Por su parte, José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored, explica a 20minutos que se entiende que, tal y como se comportan las reservas, "haya una relajación en las normas" aunque "ni mucho menos habría que bajar la guardia". "Estamos en una racha húmeda, pero probablemente nos encontremos con otra de signo contrario. Ya ocurrió en el pasado: en un mes parecía que ya todo estaba normalizado y a los dos o tres meses vuelve a a aflorar el problema de la sequía", señala.
De cara a este verano, "probablemente" las reservas de agua sean mayores, pero eso no quiere decir que estemos ante una mejora de la situación. "Tendremos más agua acumulada porque también hay nieve, y eso es un buen factor. El problema es que el verano se ha alargado cinco semanas en los últimos diez años y la temperatura media sigue aumentando, por lo que tendremos más tiempo de calor", afirma Aguado.
Con todo, tanto Andalucía como Cataluña, dos de las comunidades más afectadas por la sequía, ya han anunciado que en los próximos días flexibilizarán las restricciones de agua, aunque sin precisar cuáles. Hasta el momento, estaban centradas en la limitación del consumo personal y de aquella destinada a la agricultura y la ganadería, del riego de jardines y campos deportivos, de las duchas en playas e instalaciones deportivas, el llenado de piscinas o la limpieza de vehículos fuera de los lugares establecidos.
La 'trampa' de desembalsar
Durante estas últimas semanas uno de los términos más repetidos a la hora de actualizar las incidencias ocasionadas por las virulentas precipitaciones es desembalsado. En numerosos puntos, especialmente en Andalucía, las autoridades han tenido que proceder a aliviar algunos embalses, lo que inevitablemente puede llevarnos a pensar que la situación hídrica es muy positiva.
La conclusión tiene trampa. Primero, y más importante, estas acciones son necesarias en este contexto por peligrosidad. "Un embalse nunca puede tener el 100%. La cantidad óptima gira en torno al 85%", destaca Aguado. Segundo, y aquí entra en juego de nuevo la distribución irregular de las precipitaciones, el desembalse también se lleva a cabo para nutrir otras zonas de las cuencas que no han recibido la misma cantidad de lluvia. Parece una obviedad, pero no hay que olvidar que, además, no todos los embalses son del mismo tamaño.
"En el fondo lo que se hace es normalizar en los embalses que tenemos la acometida de agua, pero también permitir que continúe su cauce porque no tenemos un embalse por río, sino que hay algunos, como por ejemplo el Tajo, que está prácticamente intervenido en todo el recorrido, con lo cual no sería razonable que en la cabecera se retenga el 100% o el 80% y que se deje sin distribución por el resto", continúa Aguado.
Así, el divulgador ambiental recuerda que los embalses "son para generar energía" y que estas labores de desembalsado contribuyen a su generación. "No son contenedores de agua solamente para el suministro urbano o para la agricultura", matiza.
La lluvia virulenta no es positiva para los embalses
A pesar de que llueve, la forma en la que lo hace puede ser contraproducente para las reservas de agua. Episodios como la trágica DANA de Valencia de octubre de 2024 revelan las consecuencias de que en un periodo muy corto de tiempo acometan precipitaciones muy virulentas. También en las últimas y agresivas borrascas que asolan nuestro país han fallecido tres personas.
"La gestión a nivel hidráulico de un episodio de lluvias muy intensas en poco tiempo es mucho más complejo, sobre todo en las cuencas donde la orografía tiene pendientes muy grandes, como en el Mediterráneo. Son zonas de sierra muy cerca del mar y con poco recorrido. Está el ejemplo de Valencia, pero también en Málaga suelen generarse muchos problemas. Es tal la cantidad de agua que cae que no hay manera de canalizarla y gestionarla en las cuencas", explica José Miguel Viñas.
Miguel Aguado, por su parte, utiliza un ejemplo gráfico del efecto que pueden producir este tipo de precipitaciones en los embalses: "Si tuviéramos dos jarras con un litro de agua y una la derramamos poco a poco veremos que va poco a poco distribuyéndose sobre la superficie. Si la otra la volcáramos de sopetón, la misma cantidad de agua lo que haría es arrastrar y tirar. Lo ideal sería que hubiera unas lluvias distribuidas en el tiempo y con cantidades razonables", asevera Aguado, que señala a la virulencia de las precipitaciones y a las concentraciones de agua como signos evidentes del cambio climático.
El hartazgo de la población
La respuesta es la misma en muchos lugares de España. Cualquier "qué tal" preguntado a nuestros allegados estos días es contestado inexorablemente con un estado: "Harto de la lluvia". En cierto modo, la grave situación de sequía ha provocado que nos hayamos desacostumbrado a que llueva.
"Es verdad que venimos de donde venimos. En los últimos años estamos viendo un comportamiento prácticamente opuesto al actual. Esto, además, ha hecho que la gente pierda conciencia del problema que puede suponer la escasez de agua porque en su casa abre el grifo y sale", señala Viñas, que, no obstante, admite que la situación actual de abundancia de precipitaciones "sí tiene algunas características extraordinarias".
En la misma línea se manifiesta el divulgador Miguel Aguado, quien coincide en "hacía bastante que no teníamos un episodio de lluvias tan largo". No obstante, ve en este algo "ordinario y normal" porque "cada cierto tiempo hay mayor concentración de lluvias".
"La población se harta por dos factores: uno, el psicológico, porque no vemos tanto el sol y eso a nosotros nos da fortaleza; y otro, relacionados con la salud: tenemos un cierto cansancio porque es incómodo y hay que tener en cuenta que hay muchas personas con problemas reumáticos. La conversación común es decir 'Estoy harto', pero lo que está ocurriendo es bueno", concluye Aguado.