El rearme europeo choca con el 'no a la guerra' de la izquierda y el 'no a Sánchez' de Feijóo

De poco ha servido la pedagogía. El presidente Sánchez acudió al Congreso con ánimos de desatornillar del 'no' a sus socios de la investidura, pero lo único que ha podido constatar es que nadie abandona su trinchera. O casi nadie, mejor dicho. El Partido Popular vive atrapado en su 'no a Sánchez'. Vox, aprisionado por sus malabarismos para justificar según qué compañías. Y la izquierda se niega a comprar el marco de a mayor gasto, más seguridad. Tampoco termina de fiarse del compromiso del jefe del Ejecutivo, que garantizaba la inversión militar no tocaría "ni un céntimo" de partidas sociales y medioambientales. Las fuerzas progresistas se envuelven en la bandera de 'no a la guerra' y exhiben su desconfianza hacia el plan del Gobierno. Ni tan siquiera Sumar, que ha encontrado un filón para lucir cierta musculatura y autonomía en el seno de la coalición. Sin salirse demasiado del tiesto, pero abriendo un resquicio a resquebrajar el tabú que supone a la izquierda el gasto militar, sacaba la cabeza un Gabriel Rufián que no renuncia al debate ideológico. Sánchez subió al atril del Hemiciclo con la esperanza de destensar -o al menos suavizar- el choque con las fuerzas progresistas del bloque de la investidura. Detectó que una de las losas inasumibles para sus socios sería un tijeretazo al Estado del Bienestar para estimular el incremento en Defensa y Seguridad. De ahí se desprenden las constantes alusiones en su intervención inicial negando la mayor con solvencia: "Mientras este Gobierno siga en pie, no se tocará ni un céntimo de partidas sociales". Incluyó también las medioambientales, para amortiguar las críticas que apuntaban a este sentido. Pero ni estos guiños contentaron a unos aliados que cuestionaban la pedagogía del presidente, que aprovechó la coyuntura para anunciar un nuevo compromiso antes del verano. Un Plan Nacional para el impulso de la tecnología y la industria de la seguridad y defensa españolas que bebe de las mismas fuentes que el escudo pandémico de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La ausencia de datos y de un plan tangible tampoco contribuyó a limar asperezas. De hecho, fue prácticamente unánime esta crítica por parte de todos los grupos, incluidos por supuesto PP y Vox. Sánchez se aferró a que lo importante en el momento presente no es tanto "el cuánto", sino el "como y el juntos"; guiños lanzados directamente al socio minoritario de la coalición, que en su turno de réplica, la portavoz de Sumar, Verónica Martínez, se esmeró por alejarse de las tesis de los socialistas. "España tiene que formar parte del núcleo de los avances en seguridad y Defensa sin olvidarse del pilar social", deslizó el jefe del Ejecutivo en respuesta a las reprobaciones de las fuerzas progresistas. O en otras palabras: "Tenemos que invertir más, mejor y juntos". No a la guerra Las recetas de Sánchez colisionaron con el 'no a la guerra' y las proclamas contra la OTAN de sus socios. Martínez y Rufián fueron los más explícitos al respecto, seguidos de una Mertxe Aizpurua...

Mar 26, 2025 - 17:31
 0
El rearme europeo choca con el 'no a la guerra' de la izquierda y el 'no a Sánchez' de Feijóo
De poco ha servido la pedagogía. El presidente Sánchez acudió al Congreso con ánimos de desatornillar del 'no' a sus socios de la investidura, pero lo único que ha podido constatar es que nadie abandona su trinchera. O casi nadie, mejor dicho. El Partido Popular vive atrapado en su 'no a Sánchez'. Vox, aprisionado por sus malabarismos para justificar según qué compañías. Y la izquierda se niega a comprar el marco de a mayor gasto, más seguridad. Tampoco termina de fiarse del compromiso del jefe del Ejecutivo, que garantizaba la inversión militar no tocaría "ni un céntimo" de partidas sociales y medioambientales. Las fuerzas progresistas se envuelven en la bandera de 'no a la guerra' y exhiben su desconfianza hacia el plan del Gobierno. Ni tan siquiera Sumar, que ha encontrado un filón para lucir cierta musculatura y autonomía en el seno de la coalición. Sin salirse demasiado del tiesto, pero abriendo un resquicio a resquebrajar el tabú que supone a la izquierda el gasto militar, sacaba la cabeza un Gabriel Rufián que no renuncia al debate ideológico. Sánchez subió al atril del Hemiciclo con la esperanza de destensar -o al menos suavizar- el choque con las fuerzas progresistas del bloque de la investidura. Detectó que una de las losas inasumibles para sus socios sería un tijeretazo al Estado del Bienestar para estimular el incremento en Defensa y Seguridad. De ahí se desprenden las constantes alusiones en su intervención inicial negando la mayor con solvencia: "Mientras este Gobierno siga en pie, no se tocará ni un céntimo de partidas sociales". Incluyó también las medioambientales, para amortiguar las críticas que apuntaban a este sentido. Pero ni estos guiños contentaron a unos aliados que cuestionaban la pedagogía del presidente, que aprovechó la coyuntura para anunciar un nuevo compromiso antes del verano. Un Plan Nacional para el impulso de la tecnología y la industria de la seguridad y defensa españolas que bebe de las mismas fuentes que el escudo pandémico de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La ausencia de datos y de un plan tangible tampoco contribuyó a limar asperezas. De hecho, fue prácticamente unánime esta crítica por parte de todos los grupos, incluidos por supuesto PP y Vox. Sánchez se aferró a que lo importante en el momento presente no es tanto "el cuánto", sino el "como y el juntos"; guiños lanzados directamente al socio minoritario de la coalición, que en su turno de réplica, la portavoz de Sumar, Verónica Martínez, se esmeró por alejarse de las tesis de los socialistas. "España tiene que formar parte del núcleo de los avances en seguridad y Defensa sin olvidarse del pilar social", deslizó el jefe del Ejecutivo en respuesta a las reprobaciones de las fuerzas progresistas. O en otras palabras: "Tenemos que invertir más, mejor y juntos". No a la guerra Las recetas de Sánchez colisionaron con el 'no a la guerra' y las proclamas contra la OTAN de sus socios. Martínez y Rufián fueron los más explícitos al respecto, seguidos de una Mertxe Aizpurua...