El libro sobre Bretón: un choque frontal entre derechos fundamentales

Acabo de ver un vídeo del humorista Denny Horror (@denny_horror) en la red social X, en el cual el autor hablaba sobre el libro que editado Anagrama sobre José Bretón, El odio. Explica que él cree que la censura tiene que ser la de kilómetro cero. Es decir, que la censura ha de empezar por uno mismo, ha de ser uno mismo el que se plantee si publicando algo o haciendo un chiste, puede como dice él ser un gilipollas. En el mismo vídeo, el autor, dice que no cree en la censura de Estado, porque esa censura puede llevar a que se abra la puerta a que se censuren los libros. Y esa censura a libros como bien explica el autor del vídeo, todos sabemos a qué tipos de libros podría acabar afectando. En este caso, en el libro sobre cómo José Bretón asesinó a sus hijos, se produce el choque de diversos derechos fundamentales. Por un lado tenemos el derecho al honor de esos niños, pues cuando una persona fallece no pierde ese derecho al honor, también el derecho al honor de la madre de los pequeños. Pero por otro lado, tenemos el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la libertad de creación y el derecho a la libertad de prensa. En mi caso, como periodista, siempre, siempre, siempre, defenderé la libertad de expresión. Cada vez que me preguntan, y no por este tema, sino por cualquier tema que pueda afectar a la libertad de expresión, soy muy clara. La libertad de expresión ha de primar sobre cualquier otra cosa. Para mí, la libertad de expresión es el derecho fundamental más fundamental que existe. Pero en este caso, sí que es cierto que yo no puedo olvidarme de la madre de esos niños, del dolor que le puede suponer leer eso. Leer cómo su exmarido asesinó a sus hijos y trata de justificarse es vioencia vicaria. Sin embargo, No puedo dejar de acordarme en estos momentos de los reportajes sobre ETA y el fin de esa banda terrorista criminal que hizo el periodista Jon Sistiaga. En uno de sus capítulos entrevistaba al asesino de Juanmari Jáuregui. Se han hecho diversos reportajes en los que se entrevistaba a terroristas de ETA. Las víctimas del terrorismo pusieron el grito en el cielo, y tienen todo el derecho del mundo a hacerlo. Pero el interés periodístico de esos reportajes era innegable. Tampoco puedo olvidarme de la que yo considero una de las mejores novelas de la historia de la literatura, y posiblemente la mejor crónica periodista periodística que se ha escrito nunca, que es a Sangre Fría de Truman Capote. Si no le damos voz también a los asesinos, no podremos tener una visión global de lo que ha sucedido. Si Capote no hubiera entrevistado a los asesinos, jamás podría haber escrito esta magnífica novela. El problema no estriba en entrevistar al asesino, el problema es cómo volcar esa entrevista, o qué preguntas se hacen en esa entrevista...

Mar 30, 2025 - 12:15
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El libro sobre Bretón: un choque frontal entre derechos fundamentales
Acabo de ver un vídeo del humorista Denny Horror (@denny_horror) en la red social X, en el cual el autor hablaba sobre el libro que editado Anagrama sobre José Bretón, El odio. Explica que él cree que la censura tiene que ser la de kilómetro cero. Es decir, que la censura ha de empezar por uno mismo, ha de ser uno mismo el que se plantee si publicando algo o haciendo un chiste, puede como dice él ser un gilipollas. En el mismo vídeo, el autor, dice que no cree en la censura de Estado, porque esa censura puede llevar a que se abra la puerta a que se censuren los libros. Y esa censura a libros como bien explica el autor del vídeo, todos sabemos a qué tipos de libros podría acabar afectando. En este caso, en el libro sobre cómo José Bretón asesinó a sus hijos, se produce el choque de diversos derechos fundamentales. Por un lado tenemos el derecho al honor de esos niños, pues cuando una persona fallece no pierde ese derecho al honor, también el derecho al honor de la madre de los pequeños. Pero por otro lado, tenemos el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la libertad de creación y el derecho a la libertad de prensa. En mi caso, como periodista, siempre, siempre, siempre, defenderé la libertad de expresión. Cada vez que me preguntan, y no por este tema, sino por cualquier tema que pueda afectar a la libertad de expresión, soy muy clara. La libertad de expresión ha de primar sobre cualquier otra cosa. Para mí, la libertad de expresión es el derecho fundamental más fundamental que existe. Pero en este caso, sí que es cierto que yo no puedo olvidarme de la madre de esos niños, del dolor que le puede suponer leer eso. Leer cómo su exmarido asesinó a sus hijos y trata de justificarse es vioencia vicaria. Sin embargo, No puedo dejar de acordarme en estos momentos de los reportajes sobre ETA y el fin de esa banda terrorista criminal que hizo el periodista Jon Sistiaga. En uno de sus capítulos entrevistaba al asesino de Juanmari Jáuregui. Se han hecho diversos reportajes en los que se entrevistaba a terroristas de ETA. Las víctimas del terrorismo pusieron el grito en el cielo, y tienen todo el derecho del mundo a hacerlo. Pero el interés periodístico de esos reportajes era innegable. Tampoco puedo olvidarme de la que yo considero una de las mejores novelas de la historia de la literatura, y posiblemente la mejor crónica periodista periodística que se ha escrito nunca, que es a Sangre Fría de Truman Capote. Si no le damos voz también a los asesinos, no podremos tener una visión global de lo que ha sucedido. Si Capote no hubiera entrevistado a los asesinos, jamás podría haber escrito esta magnífica novela. El problema no estriba en entrevistar al asesino, el problema es cómo volcar esa entrevista, o qué preguntas se hacen en esa entrevista...