El descubridor de la vacuna española para la tuberculosis que el mundo espera: "Hay miedo en los países desarrollados"
25 años después de que el microbiólogo Carlos Martín empezara a investigar, MTBVAC encara la fase final de los ensayos clínicos con problemas económicos: no hay dinero español y se necesitan al menos 20 millones. Su acceso será "asequible" con acuerdos internacionales para producirla en India y BrasilEl frágil control de la tuberculosis, la infección más mortífera, se resquebraja en el mundo La historia de la ciencia está llena de momentos de lucidez inesperados. El microbiólogo Carlos Martín (Zaragoza, 1959) tuvo uno de esos destellos brillantes en los años noventa en medio de un brote de tuberculosis muy agresiva que infectó a más de 100 personas en España. Martín, que entonces era responsable de estudiar los contagios, reparó en que había un gen sobredimensionado en las muestras y se preguntó qué pasaría si se extraía de la bacteria en el laboratorio. Aquel brote le dio la pista definitiva para, sin saberlo, poner los cimientos de lo que 25 años después es la gran esperanza para combatir la tuberculosis en el mundo: la vacuna española MTBVAC. “Usamos la ingeniería genética de los franceses y la idea de los españoles en el Instituto Pasteur, donde inactivamos los genes que interesaban. Eso costó dos tesis y cuatro años de trabajo”, cuenta Martín en un encuentro con la prensa tras asistir a una jornada organizada por el Ministerio de Sanidad en la que se han actualizado los últimos pasos en los ensayos clínicos de la vacuna. El más avanzado se está desarrollando en zonas endémicas de África Subsahariana: ya se ha inmunizado a 3.914 bebés de un día para comparar la potencia de esta vacuna con la única que existe actualmente, llamada BCG. En los próximos dos años se llegará hasta 7.000 y el resultado esperado es que el nuevo suero, basado en una cepa que tiene inactivados los genes que le aportan la virulencia, sea un 50% más eficaz. Hoy existen tres vacunas contra la tuberculosis en fase III de ensayos en el mundo (MTBVAC, M72/AS01E y VPM1002) pero la española es la candidata mejor posicionada. La biofarmacétucia que está detrás del desarrollo industrial y clínico desde 2007, Biofabri, estima que se podrá comercializar en 2029. “Todas las expectativas de organismos internacionales están puestos sobre esta vacuna”, asegura Esteban Rodríguez, CEO de la compañía. El gran avance en bebés, si todo va según lo previsto, es su actuación sobre la tuberculosis pulmonar. “La vacuna actual no tiene ninguna actividad en lo pulmonar, de manera que el bacilo presenta la enfermedad cuando los individuos infectados crecen y tienen deficiencia inmunológica”, concreta Rodríguez. El objetivo último de MTBVAC, cuando se completen los ensayos en población adulta, es cortar la diseminación de la enfermedad previniendo que se desarrollen las afecciones pulmonares. Todas las expectativas de organismos internacionales están puestos sobre esta vacuna, que se podría comercializar en 2029" Esteban Rodríguez, CEO de Biofabri Actualmente, solo hay un suero en el mercado para evitar la enfermedad. Se llama BCG (Bacilo de Calmette y Guérin), tiene más cien años y resulta ineficaz en adolescentes y adultos, los grupos más afectados por la forma contagiosa de la dolencia, pero sí ofrece una protección razonable en niños para evitar las manifestaciones más graves de la infección. La previsión hace varias décadas era que la enfermedad se hubiera erradicado. Sin embargo, la tuberculosis vuelve a ser la infección más letal en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Pese a que es prevenible y curable, casi 11 millones de personas en el mundo contrajeron la enfermedad en 2023 y más de un millón falleció por esta causa. La recta final de la vacuna coincide con un momento crítico a nivel global debido a los recortes de Estados Unidos a programas internacionales contra la tuberculosis y a sus propias agencias que operaban en el exterior, como USAID. Problemas económicos: faltan 20 millones de euros Aunque el desarrollo de la vacuna ha superado lo que Martín llama “el valle de la muerte” –el tiempo que pasa entre que hay un descubrimiento y una farmacéutica o un organismo público se involucra en el proceso para financiarlo–, los investigadores están teniendo dificultades económicas para terminar lo que empezaron. “Hay un gap ahora mismo de entre 20 y 22 millones”, admiten desde Biofabri. La mitad del coste de los ensayos clínicos está cubierto con fondos de la Unión Europea y también cuentan con financiación de organismos como la Bill Gates Foundation. Sin embargo, los ensayos clínicos no tienen respaldo económico de las instituciones españolas, “aunque sí algo para desarrollo preclínico en investigación básica”, matiza Martín. ¿Cómo es posible que la vacuna más prometedora contra la tuberculosis se vea en estas dificultades económicas

25 años después de que el microbiólogo Carlos Martín empezara a investigar, MTBVAC encara la fase final de los ensayos clínicos con problemas económicos: no hay dinero español y se necesitan al menos 20 millones. Su acceso será "asequible" con acuerdos internacionales para producirla en India y Brasil
El frágil control de la tuberculosis, la infección más mortífera, se resquebraja en el mundo
La historia de la ciencia está llena de momentos de lucidez inesperados. El microbiólogo Carlos Martín (Zaragoza, 1959) tuvo uno de esos destellos brillantes en los años noventa en medio de un brote de tuberculosis muy agresiva que infectó a más de 100 personas en España. Martín, que entonces era responsable de estudiar los contagios, reparó en que había un gen sobredimensionado en las muestras y se preguntó qué pasaría si se extraía de la bacteria en el laboratorio. Aquel brote le dio la pista definitiva para, sin saberlo, poner los cimientos de lo que 25 años después es la gran esperanza para combatir la tuberculosis en el mundo: la vacuna española MTBVAC.
“Usamos la ingeniería genética de los franceses y la idea de los españoles en el Instituto Pasteur, donde inactivamos los genes que interesaban. Eso costó dos tesis y cuatro años de trabajo”, cuenta Martín en un encuentro con la prensa tras asistir a una jornada organizada por el Ministerio de Sanidad en la que se han actualizado los últimos pasos en los ensayos clínicos de la vacuna. El más avanzado se está desarrollando en zonas endémicas de África Subsahariana: ya se ha inmunizado a 3.914 bebés de un día para comparar la potencia de esta vacuna con la única que existe actualmente, llamada BCG. En los próximos dos años se llegará hasta 7.000 y el resultado esperado es que el nuevo suero, basado en una cepa que tiene inactivados los genes que le aportan la virulencia, sea un 50% más eficaz.
Hoy existen tres vacunas contra la tuberculosis en fase III de ensayos en el mundo (MTBVAC, M72/AS01E y VPM1002) pero la española es la candidata mejor posicionada. La biofarmacétucia que está detrás del desarrollo industrial y clínico desde 2007, Biofabri, estima que se podrá comercializar en 2029. “Todas las expectativas de organismos internacionales están puestos sobre esta vacuna”, asegura Esteban Rodríguez, CEO de la compañía. El gran avance en bebés, si todo va según lo previsto, es su actuación sobre la tuberculosis pulmonar. “La vacuna actual no tiene ninguna actividad en lo pulmonar, de manera que el bacilo presenta la enfermedad cuando los individuos infectados crecen y tienen deficiencia inmunológica”, concreta Rodríguez. El objetivo último de MTBVAC, cuando se completen los ensayos en población adulta, es cortar la diseminación de la enfermedad previniendo que se desarrollen las afecciones pulmonares.
Todas las expectativas de organismos internacionales están puestos sobre esta vacuna, que se podría comercializar en 2029"
Actualmente, solo hay un suero en el mercado para evitar la enfermedad. Se llama BCG (Bacilo de Calmette y Guérin), tiene más cien años y resulta ineficaz en adolescentes y adultos, los grupos más afectados por la forma contagiosa de la dolencia, pero sí ofrece una protección razonable en niños para evitar las manifestaciones más graves de la infección.
La previsión hace varias décadas era que la enfermedad se hubiera erradicado. Sin embargo, la tuberculosis vuelve a ser la infección más letal en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Pese a que es prevenible y curable, casi 11 millones de personas en el mundo contrajeron la enfermedad en 2023 y más de un millón falleció por esta causa. La recta final de la vacuna coincide con un momento crítico a nivel global debido a los recortes de Estados Unidos a programas internacionales contra la tuberculosis y a sus propias agencias que operaban en el exterior, como USAID.
Problemas económicos: faltan 20 millones de euros
Aunque el desarrollo de la vacuna ha superado lo que Martín llama “el valle de la muerte” –el tiempo que pasa entre que hay un descubrimiento y una farmacéutica o un organismo público se involucra en el proceso para financiarlo–, los investigadores están teniendo dificultades económicas para terminar lo que empezaron. “Hay un gap ahora mismo de entre 20 y 22 millones”, admiten desde Biofabri. La mitad del coste de los ensayos clínicos está cubierto con fondos de la Unión Europea y también cuentan con financiación de organismos como la Bill Gates Foundation. Sin embargo, los ensayos clínicos no tienen respaldo económico de las instituciones españolas, “aunque sí algo para desarrollo preclínico en investigación básica”, matiza Martín.
¿Cómo es posible que la vacuna más prometedora contra la tuberculosis se vea en estas dificultades económicas? “Ahora no estamos del todo mal porque hay miedo a la tuberculosis resistente en los países desarrollados. Por eso Europa y Estados Unidos han puesto dinero, si no de qué”, lamenta el investigador.
El proceso para desarrollar el suero revela de algún modo el funcionamiento del mundo: la tuberculosis es endémica –y un grave problema– es países pobres que en ocasiones no cuentan ni con buenos sistemas de vigilancia epidemiólogica, ni con sistemas sanitarios fuertes ni con agencias de evaluación competentes. Más de dos tercios de los casos en 2023 se concentraron en Bangladesh, China, Filipinas, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo. En España el mayor problema no es el acceso a los tratamientos una vez llega el diagnóstico, sino la adherencia. La medicación se prolonga, para ser efectiva, durante al menos seis meses.
Ahora no estamos del todo mal porque hay miedo a la tuberculosis resistente en los países desarrollados. Por eso Europa y Estados Unidos han puesto dinero, si no de qué
“Será accesible, universal y asequible”
Los desarrolladores de MTBVAC prevén que haya tres fábricas de producción –una en España, otra en India y una más en Brasil– y “hay un compromiso con la Universidad de Zaragoza para que sea accesible, universal y asequible”, señala Rodríguez, de Biofabri. La farmacéutica autorizará a sus socios internacionales a producir y distribuir la vacuna en países con alta carga de tuberculosis para asegurar un “acceso equitativo”. La fórmula de administración sería en dos pinchazos: uno al nacer y otro a los 12 años, explica Martín.
La tuberculosis está causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis y puede sobrevivir tiempo en el organismo sin dar la cara hasta que el sistema inmunitario se debilita. Se estima que un 20% de la población mundial estaría afectada por la bacteria aunque si no hay síntomas no hay infección activa y, por tanto, no se produce contagio. La transmisión es a través del aire, por inhalación de gotitas al hablar, toser o estornudar.