El consumo diario de alcohol se ha duplicado en Madrid, pero Ayuso solo advierte sobre el cannabis

Una de cada siete personas bebe cada día en la comunidad, pero los planes antidroga del Gobierno regional ni mencionan la palabra "alcohol" o "tabaco", las dos sustancias, legales o no, más consumidasA favor del alcohol y el tabaco, pero en contra del cannabis: la curiosa política antidrogas de Ayuso La cantidad de personas que cada día del año bebe alcohol en la Comunidad de Madrid se ha disparado. De hecho, se ha duplicado en dos años. Pero la política de drogas de su presidenta Isabel Díaz Ayuso solo ve cannabis. La última Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y otras Drogas (EDADES) revela que alcohol y tabaco son las sustancias, legales o no, que más se consumen en la región, y que las personas adultas que admiten beber a diario se han más que duplicado en Madrid en dos años, pasando de 6,7% en 2022 al 15,6% en 2024. Frente a esto, ese mismo informe advierte de que el uso del cannabis ha subido en el mismo periodo, aunque lo hace mucho menos y en términos diferentes: quienes refieren haberlo probado en el último año han pasado del 8,3% al 9,7%. Pero los datos oficiales no parecen hacer mella en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que solo tiene ojos para (contra) el cannabis. Sin ir más lejos, en su exposición pública sobre las encuestas EDADES –y con las cifras de consumo anteriores encima de la mesa–el Ejecutivo de Ayuso ha destacado por encima de cualquier otra consideración que “la Comunidad de Madrid constata que el cannabis es la sustancia ilegal de mayor consumo en la región con un ligero incremento en 2024”. Mientras, se pasa por encima del consumo alcohol, que se define como la sustancia “preferida” de los madrileños y se le dedican dos líneas para mencionar un incremento “importante” en los consumidores diarios. El tabaco también aparece mencionado de refilón para destacar que está en su dato más bajo de consumo, con un 33,8% de la población que dice fumar. De los nueve párrafos que tiene la nota de la Comunidad de Madrid publicada este lunes, seis están dedicados al cannabis, una droga que consume a diario un 2% de la población española y a la que no se le achacan muertes directas, aunque sí se registraron 117 fallecimientos en 2017 por “reacción aguda” tras consumirlo en España. Por otro lado, el alcohol se refiere en un párrafo, una sustancia que bebe cada día una de cada siete personas en España y provoca 15.500 muertes al año. Otro párrafo más habla del tabaco, con un 23% de consumidores diarios y 54.000 fallecidos cada año. En este sentido el Plan Regional contra las Drogas de la Comunidad de Madrid, que se alarga 82 páginas y contiene 75 medidas, no menciona una sola vez el alcohol o el tabaco. Además, para lo que sí ha encontrado hueco en esa campaña el Gobierno regional ha sido ordenar a todos los institutos de la región que instalen un buzón para realizar denuncias anónimas sobre consumo de cannabis entre el profesorado o el alumnado, con o sin pruebas. La “libertad” está en un vaso de caña Ayuso lleva años, desde que organizó toda una campaña electoral en la “libertad” que da salir a tomar cañas, con una política de drogas peculiar: a favor el alcohol, en contra de aumentar las restricciones al tabaco y abiertamente opuesta al cannabis. Drogas legalizadas que se consumen masivamente, bien. Droga ilegalizada (cada vez menos a nivel global) que utilizan un tercio de las personas que las otras, mal. El caso es que Ayuso dice creer que las drogas “son una condena, quitan la libertad al individuo, le quitan autonomía. Estoy en contra de las drogas, me parece el mayor lastre de una persona ser dependiente de algún tipo de sustancia”. Ante esta información, o la presidenta cree que el tabaco y el alcohol no son drogas o modela su discurso al margen de esa afirmación. Si la presidenta de la Comunidad de Madrid considera realmente que el alcohol y el tabaco no son drogas, debería pedir que alguien cambie su propio portal sobre drogas y adicciones, que incluye el tabaco y el alcohol exactamente en la misma categoría que el cannabis. “No existe un nivel de consumo seguro de alcohol”, sostiene la Comunidad de Madrid sobre la bebida en ese portal. “El tabaquismo es la primera causa aislada y evitable de enfermedad y muerte en los países desarrollados”, advierte a los fumadores. “El consumo de cannabis puede ser perjudicial para la salud, cada vez más, dado el aumento que se viene produciendo en su contenido en Tetrahidrocannabinol (THC)”, el principal componente psicoactivo de la planta, añade para usuarios de hachís o marihuana. A nivel científico la cuestión de que las tres sustancias son drogas está tan asentada que no genera ni debate. La presidenta también ha recurrido en ocasiones a la conocida como “teoría de la escala”, por la cual supuestamente se va pasando de una droga a otra en una espiral ascendente sin fin. Una de las últimas veces, a finales de 2023 con m

Mar 4, 2025 - 06:27
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El consumo diario de alcohol se ha duplicado en Madrid, pero Ayuso solo advierte sobre el cannabis

El consumo diario de alcohol se ha duplicado en Madrid, pero Ayuso solo advierte sobre el cannabis

Una de cada siete personas bebe cada día en la comunidad, pero los planes antidroga del Gobierno regional ni mencionan la palabra "alcohol" o "tabaco", las dos sustancias, legales o no, más consumidas

A favor del alcohol y el tabaco, pero en contra del cannabis: la curiosa política antidrogas de Ayuso

La cantidad de personas que cada día del año bebe alcohol en la Comunidad de Madrid se ha disparado. De hecho, se ha duplicado en dos años. Pero la política de drogas de su presidenta Isabel Díaz Ayuso solo ve cannabis. La última Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y otras Drogas (EDADES) revela que alcohol y tabaco son las sustancias, legales o no, que más se consumen en la región, y que las personas adultas que admiten beber a diario se han más que duplicado en Madrid en dos años, pasando de 6,7% en 2022 al 15,6% en 2024. Frente a esto, ese mismo informe advierte de que el uso del cannabis ha subido en el mismo periodo, aunque lo hace mucho menos y en términos diferentes: quienes refieren haberlo probado en el último año han pasado del 8,3% al 9,7%.

Pero los datos oficiales no parecen hacer mella en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que solo tiene ojos para (contra) el cannabis. Sin ir más lejos, en su exposición pública sobre las encuestas EDADES –y con las cifras de consumo anteriores encima de la mesa–el Ejecutivo de Ayuso ha destacado por encima de cualquier otra consideración que “la Comunidad de Madrid constata que el cannabis es la sustancia ilegal de mayor consumo en la región con un ligero incremento en 2024. Mientras, se pasa por encima del consumo alcohol, que se define como la sustancia “preferida” de los madrileños y se le dedican dos líneas para mencionar un incremento “importante” en los consumidores diarios. El tabaco también aparece mencionado de refilón para destacar que está en su dato más bajo de consumo, con un 33,8% de la población que dice fumar.

De los nueve párrafos que tiene la nota de la Comunidad de Madrid publicada este lunes, seis están dedicados al cannabis, una droga que consume a diario un 2% de la población española y a la que no se le achacan muertes directas, aunque sí se registraron 117 fallecimientos en 2017 por “reacción aguda” tras consumirlo en España. Por otro lado, el alcohol se refiere en un párrafo, una sustancia que bebe cada día una de cada siete personas en España y provoca 15.500 muertes al año. Otro párrafo más habla del tabaco, con un 23% de consumidores diarios y 54.000 fallecidos cada año.

En este sentido el Plan Regional contra las Drogas de la Comunidad de Madrid, que se alarga 82 páginas y contiene 75 medidas, no menciona una sola vez el alcohol o el tabaco. Además, para lo que sí ha encontrado hueco en esa campaña el Gobierno regional ha sido ordenar a todos los institutos de la región que instalen un buzón para realizar denuncias anónimas sobre consumo de cannabis entre el profesorado o el alumnado, con o sin pruebas.

La “libertad” está en un vaso de caña

Ayuso lleva años, desde que organizó toda una campaña electoral en la “libertad” que da salir a tomar cañas, con una política de drogas peculiar: a favor el alcohol, en contra de aumentar las restricciones al tabaco y abiertamente opuesta al cannabis. Drogas legalizadas que se consumen masivamente, bien. Droga ilegalizada (cada vez menos a nivel global) que utilizan un tercio de las personas que las otras, mal.

El caso es que Ayuso dice creer que las drogas “son una condena, quitan la libertad al individuo, le quitan autonomía. Estoy en contra de las drogas, me parece el mayor lastre de una persona ser dependiente de algún tipo de sustancia”.

Ante esta información, o la presidenta cree que el tabaco y el alcohol no son drogas o modela su discurso al margen de esa afirmación. Si la presidenta de la Comunidad de Madrid considera realmente que el alcohol y el tabaco no son drogas, debería pedir que alguien cambie su propio portal sobre drogas y adicciones, que incluye el tabaco y el alcohol exactamente en la misma categoría que el cannabis.

“No existe un nivel de consumo seguro de alcohol”, sostiene la Comunidad de Madrid sobre la bebida en ese portal. “El tabaquismo es la primera causa aislada y evitable de enfermedad y muerte en los países desarrollados”, advierte a los fumadores. “El consumo de cannabis puede ser perjudicial para la salud, cada vez más, dado el aumento que se viene produciendo en su contenido en Tetrahidrocannabinol (THC)”, el principal componente psicoactivo de la planta, añade para usuarios de hachís o marihuana.

A nivel científico la cuestión de que las tres sustancias son drogas está tan asentada que no genera ni debate.

La presidenta también ha recurrido en ocasiones a la conocida como “teoría de la escala”, por la cual supuestamente se va pasando de una droga a otra en una espiral ascendente sin fin. Una de las últimas veces, a finales de 2023 con motivo de una visita a Estados Unidos, repitió: “Nos encontramos con grandes capitales, grandes ciudades en el mundo, (...) donde todo son tiendas de consumo de marihuana, donde se ha contemporizado con todas las drogas, donde se es muy permisivo con lo demás. Estamos viendo cifras desastrosas de jóvenes, personas de todas las edades, abandonadas por las calles, hundidas, porque se ha pasado de unas drogas a las siguientes”.

Esta idea también se ha desmentido recurrentemente. “La teoría de la escala ha sido desechada desde hace mucho tiempo por la comunidad científica internacional, tanto por motivos neurobiológicos como por evidencia epidemiológica”, señala Manuel Guzmán, catedrático en Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM). “La inmensísima mayoría de los consumidores de cannabis no continúa consumiendo cocaína o heroína”, asegura el investigador. Lo mismo sucede con la teoría de entrada.

Nadie en la comunidad médico-científica defiende que el uso de cannabis sea inocuo, sus efectos están demostrados. El Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) explica que “el consumo habitual provoca una serie de daños orgánicos y psicológicos”, y enumera: problemas de memoria y aprendizaje, peores resultados académicos, abandono prematuro de los estudios, dependencia (entre el 7% y el 10%), enfermedades broncopulmonares y determinados tipos de cáncer, arritmias y psicosis y esquizofrenia. También sostiene el PNSD que “el impacto psicológico del consumo de cannabis tiene una especial relevancia”: “Puede dar lugar a varios tipos de trastornos mentales, entre los que se incluyen los trastornos psicóticos. Su consumo aumenta más de cinco veces el riesgo de padecer psicosis a lo largo de la vida. Cuanto antes se comienza a consumir y más frecuente es el consumo, mayor es el riesgo”.

La cuestión es constatar cómo la Comunidad de Madrid se afana en señalar uno mientras se minimizan otros, sobre todo cuando el tabaco y el alcohol son las sustancias más dañinas socialmente a nivel de población, según el informe Clasificación de los daños del alcohol, el tabaco y las drogas ilícitas para el individuo y la población, realizado en Países Bajos sobre 17 sustancias ilegales más el tabaco y el alcohol. A nivel individual son la tercera y cuarta, respectivamente, siempre por encima del cannabis (el crack y la heroína son las peores).

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