El 'compañero' Sarr
Que los jugadores profesionales se mueven por dinero es lógico y lícito. Que el sueño de cualquier jugador de baloncesto es llegar a la NBA, también. Y que el jugador de un equipo europeo TOP se dé a la fuga cuando más se le necesita es, además de éticamente reprobable, una mezquindad.
