El Camino de Egeria, la ruta de Jordania que realizó la primera viajera española en su viaje a Tierra Santa
Este legendario itinerario permite disfrutar de lugares tan emblemáticos como el Monte Nebo, la ciudad romana de Jerash y otros maravillosos enclaves vinculados con los orígenes del cristianismo.

El afán por recorrer mundo no es algo nuevo. El relato de viajes más antiguo de nuestro país del que se tienen noticias fue escrito por Egeria, una peregrina de Galicia que en su periplo por el mundo atravesó, entre otros lugares, las zonas más bellas de Jordania. Siguiendo las huellas de esta escritora viajera del siglo IV (que se cree que era originaria de la actual comarca leonesa de El Bierzo) realizamos un recorrido a través de la historia, cultura y paisajes inolvidables del actual reino Hachemita.
Tras los pasos de la primera viajera española
Esta pequeña joya del Medio Oriente, por la que han pasado numerosas civilizaciones, tiene también una importante conexión con España gracias al reciente hermanamiento entre el Camino de Santiago y el Camino de Egeria en Jordania. Esta ruta senderista nos permitirá disfrutar del interesante itinerario que realizó la primera viajera española en su camino hacia Tierra Santa. Por supuesto, para realizar los distintos trayectos es importante llevar ropa y calzado cómodo, ya que en algunos momentos del viaje te encontrarás con senderos empinados y rocosos.
Comenzamos el recorrido por Jerash, una antigua urbe romana situada al norte de Ammán, que Egeria describió en su libro de viajes como “una de las ciudades más hermosas de la Traconítide”. Hoy, este destino es el segundo sitio turístico más importante de Jordania, después de Petra, y es además la ciudad grecorromana mejor conservada de todo Oriente Medio.
En Jerash encontrarás restos de calles repletas de bonitas columnas, templos, teatros, plazas públicas y puertas de piedra, reflejo de la grandeza esta ciudad y de la importancia que tuvo dentro del imperio. El arco de Adriano, la plaza Oval, el Ninfeo y el Cardo Maximus (la calle principal) son algunos de los lugares más destacados.
El mejor mirador de Tierra Santa
Otro de los puntos relevantes del recorrido es el Monte Nebo, desde donde Moisés contempló la Tierra Prometida antes de morir, según narra la Biblia. Desde este lugar histórico y a más de 800 metros de altura, se puede disfrutar de unas vistas impresionantes del Valle del Jordán, del Mar Muerto e incluso si el día está despejado se aprecia la ciudad de Jerusalén. En la cima también se puede visitar un pequeño museo que ahonda en la historia del lugar y la Iglesia Conmemorativa de Moisés, un templo que alberga uno de los mosaicos mejor conservados de Jordania fechados en el año 530.
Betania, donde fue bautizado Jesús
El recorrido por áridos paisajes salpicados de tiendas beduinas conduce hasta Betania, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los puntos claves de esta ruta al ser el lugar dónde Jesús fue bautizado. Se encuentra en mitad del campo, 20 kilómetros antes de que las aguas del río Jordán desemboquen en el Mar Muerto. Además de poder ver el punto exacto del bautismo de Cristo, en los alrededores se encuentran también los restos de varias iglesias bizantinas construidas en los siglos V y VI, y el Manantial de Juan el Bautista donde realizaba los bautismos, y al que se llega por un sendero.
El mapa más antiguo de Tierra Santa
A unos 8 kilómetros se encuentra Madaba, una pequeña localidad conocida por sus mosaicos de origen bizantino y omeyas. Entre estos tesoros hay uno que no debes perderte. Se trata de la representación cartográfica más antigua de la Tierra Santa de Jerusalén que se conserva hasta hoy. Se encuentra en la iglesia de San Jorge y se realizó en el Siglo VI con dos millones de piezas de azulejos con las que se ubicaban los principales sitios bíblicos de Oriente Medio. Aunque solo se conserva una parte, este tesoro histórico justifica por sí solo el viaje.
Y tras esta interesante visita emprendemos el Camino del Rey por una carretera con más de cinco mil años de antigüedad, en un recorrido de 30 kilómetros que nos conduce hasta Ammán, donde concluye nuestro viaje.
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