El autoritarismo y la grosería como forma de gobierno del PP en Estepona
El estilo impuesto por el alcalde de Estepona, José María García Urbano, y secundado sin fisuras por su equipo —especialmente por su Teniente de Alcalde, Blas Ruzafa— se basa en el autoritarismo, el desprecio a la oposición y la exclusión sistemática de la ciudadanía del debate público. Unas formas que lo encumbran al pódium de los gobiernos locales del Partido Popular más reaccionarios de la provincia malagueña Los plenos municipales se han convertido en una muestra clara de esta forma de gobernar: gritos, interrupciones constantes, descalificaciones personales y un lenguaje impropio de una institución pública. La portavoz socialista, Emma Molina, nos revela que ha llegado a recibir insultos en expresiones en los plenos desde la bancad derechista como "a ver qué va a decir esta mujer" o "usted no se entera de los expedientes", un claro exponente del machismo del Gobierno municipal. Como se ve en el vídeo adjunto, en las sesiones plenarias el portavoz usa frases como "a mierda", "embusteros" o insinuaciones con tono paternalista y condescendiente. Según la socialista, "son frases habituales lanzadas desde las bancadas del gobierno municipal". Censura encubierta Pero no se trata solo de formas, sino de fondo. La oposición no puede presentar mociones al pleno con normalidad: se les impide incluir propuestas en el orden del día, forzándolas a entrar por vía de urgencia —lo que limita el debate a la justificación de esa urgencia—. Este bloqueo sistemático es una forma de censura encubierta que vulnera el principio de pluralismo político. La propia Emma Molina, lleva años solicitando sin éxito la aprobación de un Reglamento de Funcionamiento de los plenos que regule y garantice el juego democrático. El equipo de gobierno ni escucha, ni responde. Tampoco funciona la Junta de Portavoces, donde debería canalizarse la comunicación institucional entre los grupos. Nada se informa, nada se debate. Es el alcalde quien impone los temas, marca los tiempos y decide qué se habla y qué no. Y por si fuera poco, la participación ciudadana brilla por su ausencia. No se permite que los vecinos intervengan en los plenos, ni siquiera cuando los grupos municipales quieren ceder su turno de palabra. Todo queda bajo el estricto control del alcalde, que ejerce la presidencia con mano de hierro. El tono paternalista y despectivo se ha instalado como norma. Blas Ruzafa y García Urbano han utilizado ese estilo durante años. De hecho, el alcalde llegó a expulsar a la portavoz socialista de un pleno, pese a que su intervención fue, como siempre, respetuosa y argumentada. Incluso ha tenido que quitarle la palabra en varias ocasiones a su propio Teniente Alcalde por sus salidas de tono, como ocurrió recientemente durante un debate sobre la brutal subida del agua a los camperos, pasando de 0,70 a casi 2 euros por metro cúbico. Como guinda, conviene recordar que el propio Ruzafa, en su declaración judicial por el presunto contrato irregular de una asesora, reconoció sin pudor que "el Ayuntamiento no controlaba a los concejales ni a los cargos de confianza y, hasta...
El estilo impuesto por el alcalde de Estepona, José María García Urbano, y secundado sin fisuras por su equipo —especialmente por su Teniente de Alcalde, Blas Ruzafa— se basa en el autoritarismo, el desprecio a la oposición y la exclusión sistemática de la ciudadanía del debate público. Unas formas que lo encumbran al pódium de los gobiernos locales del Partido Popular más reaccionarios de la provincia malagueña Los plenos municipales se han convertido en una muestra clara de esta forma de gobernar: gritos, interrupciones constantes, descalificaciones personales y un lenguaje impropio de una institución pública. La portavoz socialista, Emma Molina, nos revela que ha llegado a recibir insultos en expresiones en los plenos desde la bancad derechista como "a ver qué va a decir esta mujer" o "usted no se entera de los expedientes", un claro exponente del machismo del Gobierno municipal. Como se ve en el vídeo adjunto, en las sesiones plenarias el portavoz usa frases como "a mierda", "embusteros" o insinuaciones con tono paternalista y condescendiente. Según la socialista, "son frases habituales lanzadas desde las bancadas del gobierno municipal". Censura encubierta Pero no se trata solo de formas, sino de fondo. La oposición no puede presentar mociones al pleno con normalidad: se les impide incluir propuestas en el orden del día, forzándolas a entrar por vía de urgencia —lo que limita el debate a la justificación de esa urgencia—. Este bloqueo sistemático es una forma de censura encubierta que vulnera el principio de pluralismo político. La propia Emma Molina, lleva años solicitando sin éxito la aprobación de un Reglamento de Funcionamiento de los plenos que regule y garantice el juego democrático. El equipo de gobierno ni escucha, ni responde. Tampoco funciona la Junta de Portavoces, donde debería canalizarse la comunicación institucional entre los grupos. Nada se informa, nada se debate. Es el alcalde quien impone los temas, marca los tiempos y decide qué se habla y qué no. Y por si fuera poco, la participación ciudadana brilla por su ausencia. No se permite que los vecinos intervengan en los plenos, ni siquiera cuando los grupos municipales quieren ceder su turno de palabra. Todo queda bajo el estricto control del alcalde, que ejerce la presidencia con mano de hierro. El tono paternalista y despectivo se ha instalado como norma. Blas Ruzafa y García Urbano han utilizado ese estilo durante años. De hecho, el alcalde llegó a expulsar a la portavoz socialista de un pleno, pese a que su intervención fue, como siempre, respetuosa y argumentada. Incluso ha tenido que quitarle la palabra en varias ocasiones a su propio Teniente Alcalde por sus salidas de tono, como ocurrió recientemente durante un debate sobre la brutal subida del agua a los camperos, pasando de 0,70 a casi 2 euros por metro cúbico. Como guinda, conviene recordar que el propio Ruzafa, en su declaración judicial por el presunto contrato irregular de una asesora, reconoció sin pudor que "el Ayuntamiento no controlaba a los concejales ni a los cargos de confianza y, hasta...
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