Durante cinco años hemos tratado de descifrar una señal de televisión que llegaba desde el cielo. El misterio se ha resuelto
La noticia en lo que va de año en el cosmos tiene nombre y apellidos: 2024 YR4, ese asteroide cuyas probabilidades de impacto sobre la Tierra no hacen más que subir. Pero a miles de kilómetros de nuestro planeta se siguen sucediendo hechos fascinantes. Sin irnos muy lejos, los telescopios de rayos X acaban de revelar una superestructura de más de mil millones de años luz. Hay más, porque desde hace cinco años los astrónomos llevaban buscando una respuesta a una señal de televisión que venía del espacio. El enigma se acaba de resolver. El misterio de las señales. Durante cinco años, los astrónomos que analizaban los datos del radiotelescopio Murchison Widefield Array en Australia Occidental se encontraron con un enigma inesperado: una señal de televisión proveniente del cielo. Dado que el telescopio está ubicado en una zona de silencio radioeléctrico designada para evitar interferencias humanas en la radioastronomía, la detección de dicha señal resultó particularmente desconcertante para la comunidad. Aún más extraño era el hecho de que la señal parecía moverse a través del cielo, lo que llevó a todo tipo de especulaciones sobre posibles reflejos de nuestras propias transmisiones hasta, por supuesto, teorías sobre actividad extraterrestre. La respuesta, como casi siempre, era algo más sencilla. En Applesfera Caminar es muy bueno para la salud, pero hay una actividad mucho mejor y este experto nos la cuenta. Con tu iPhone puedes empezar hoy mismo desde casa El descubrimiento: aviones. Al parecer, el punto de inflexión llegó cuando Jonathan Pober, físico de la Universidad de Brown y líder del equipo de investigación en Estados Unidos, tuvo una revelación: "Nos dijimos: ‘Apuesto a que la señal se está reflejando en un avión’". Si bien esta hipótesis ya se había planteado antes, nadie la había confirmado con certeza. Para comprobarlo, el equipo utilizó técnicas avanzadas de procesamiento de señales, como correcciones de campo cercano y formación de haces, con las cuales lograron enfocar mejor las fuentes cercanas de interferencia. ¿Qué ocurrió? Que el análisis reveló que la señal reflejada correspondía a la banda de frecuencia de Channel 7, una estación de televisión digital australiana. Quizás más importante que eso, los cálculos sobre la altitud y velocidad del objeto reflejante indicaban que se trataba de un avión en plena fase de crucero, volando a 11.7 kilómetros de altitud a una velocidad de 792 km/h, datos que coinciden con las características habituales de un vuelo comercial. Un problema para la astronomía. Como han indicado en su estudio recientemente publicado, este tipo de interferencias representa un problema grave para los astrónomos, ya que contamina los datos y puede forzar la eliminación de grandes cantidades de información valiosa. Según Jade Chucharme, de la Universidad de Brown, “es como tratar de escuchar a un amigo susurrando al otro lado de la mesa mientras un niño grita en tu oído.". De esta forma, cada vez que una señal de televisión se refleja en un avión, se superpone a las ondas cósmicas que los astrónomos buscan analizar, lo que puede hacer que grandes conjuntos de observaciones deban descartarse. No solo eso. Como subrayan, el hallazgo del equipo es clave para desarrollar métodos de eliminación de interferencias, lo que permitirá filtrar estos reflejos sin perder información astronómica importante. Con todo, el problema no se limita a los aviones: los satélites en órbita representan una amenaza aún mayor. En Xataka Elon Musk despidió a centenares de empleados y ahora tiene que volver a contratarlos: eran expertos en armas nucleares ¿Somos demasiado ruidosos en la Tierra para la astronomía? Es la gran pregunta que se desliza del hallazgo. El número de satélites en órbita sigue en aumento, lo que agrava el problema de la interferencia radioeléctrica. Aunque los científicos están mejorando las técnicas de filtrado de datos, algunos comienzan a cuestionar si el propio planeta Tierra sigue siendo un lugar adecuado para la radioastronomía. Según Pober, "si no podemos encontrar un cielo silencioso en la Tierra, tal vez la Tierra ya no sea el lugar indicado”. Sea como fuere, algunos astrónomos han comenzado a considerar la posibilidad de trasladar la radioastronomía al espacio, con proyectos que plantean la instalación de telescopios en la cara oculta de la Luna, donde la interferencia terrestre sería mínima. En ese sentido, el hallazgo de Pober y su equipo no solo resuelve un misterio de cinco años, sino que también marca un paso crucial para la preservación de la radioastronomía en una era donde la contaminación electromagnética es un problema en crecimiento. Con el avance de la tecnología, la lucha entre la exploración del cosmos y las señales generadas por el ser humano podría definir el futuro de la astronomía.

La noticia en lo que va de año en el cosmos tiene nombre y apellidos: 2024 YR4, ese asteroide cuyas probabilidades de impacto sobre la Tierra no hacen más que subir. Pero a miles de kilómetros de nuestro planeta se siguen sucediendo hechos fascinantes. Sin irnos muy lejos, los telescopios de rayos X acaban de revelar una superestructura de más de mil millones de años luz. Hay más, porque desde hace cinco años los astrónomos llevaban buscando una respuesta a una señal de televisión que venía del espacio. El enigma se acaba de resolver.
El misterio de las señales. Durante cinco años, los astrónomos que analizaban los datos del radiotelescopio Murchison Widefield Array en Australia Occidental se encontraron con un enigma inesperado: una señal de televisión proveniente del cielo. Dado que el telescopio está ubicado en una zona de silencio radioeléctrico designada para evitar interferencias humanas en la radioastronomía, la detección de dicha señal resultó particularmente desconcertante para la comunidad.
Aún más extraño era el hecho de que la señal parecía moverse a través del cielo, lo que llevó a todo tipo de especulaciones sobre posibles reflejos de nuestras propias transmisiones hasta, por supuesto, teorías sobre actividad extraterrestre.
La respuesta, como casi siempre, era algo más sencilla.
El descubrimiento: aviones. Al parecer, el punto de inflexión llegó cuando Jonathan Pober, físico de la Universidad de Brown y líder del equipo de investigación en Estados Unidos, tuvo una revelación: "Nos dijimos: ‘Apuesto a que la señal se está reflejando en un avión’". Si bien esta hipótesis ya se había planteado antes, nadie la había confirmado con certeza.
Para comprobarlo, el equipo utilizó técnicas avanzadas de procesamiento de señales, como correcciones de campo cercano y formación de haces, con las cuales lograron enfocar mejor las fuentes cercanas de interferencia. ¿Qué ocurrió? Que el análisis reveló que la señal reflejada correspondía a la banda de frecuencia de Channel 7, una estación de televisión digital australiana.
Quizás más importante que eso, los cálculos sobre la altitud y velocidad del objeto reflejante indicaban que se trataba de un avión en plena fase de crucero, volando a 11.7 kilómetros de altitud a una velocidad de 792 km/h, datos que coinciden con las características habituales de un vuelo comercial.
Un problema para la astronomía. Como han indicado en su estudio recientemente publicado, este tipo de interferencias representa un problema grave para los astrónomos, ya que contamina los datos y puede forzar la eliminación de grandes cantidades de información valiosa. Según Jade Chucharme, de la Universidad de Brown, “es como tratar de escuchar a un amigo susurrando al otro lado de la mesa mientras un niño grita en tu oído.".
De esta forma, cada vez que una señal de televisión se refleja en un avión, se superpone a las ondas cósmicas que los astrónomos buscan analizar, lo que puede hacer que grandes conjuntos de observaciones deban descartarse. No solo eso. Como subrayan, el hallazgo del equipo es clave para desarrollar métodos de eliminación de interferencias, lo que permitirá filtrar estos reflejos sin perder información astronómica importante. Con todo, el problema no se limita a los aviones: los satélites en órbita representan una amenaza aún mayor.
¿Somos demasiado ruidosos en la Tierra para la astronomía? Es la gran pregunta que se desliza del hallazgo. El número de satélites en órbita sigue en aumento, lo que agrava el problema de la interferencia radioeléctrica. Aunque los científicos están mejorando las técnicas de filtrado de datos, algunos comienzan a cuestionar si el propio planeta Tierra sigue siendo un lugar adecuado para la radioastronomía. Según Pober, "si no podemos encontrar un cielo silencioso en la Tierra, tal vez la Tierra ya no sea el lugar indicado”.
Sea como fuere, algunos astrónomos han comenzado a considerar la posibilidad de trasladar la radioastronomía al espacio, con proyectos que plantean la instalación de telescopios en la cara oculta de la Luna, donde la interferencia terrestre sería mínima. En ese sentido, el hallazgo de Pober y su equipo no solo resuelve un misterio de cinco años, sino que también marca un paso crucial para la preservación de la radioastronomía en una era donde la contaminación electromagnética es un problema en crecimiento. Con el avance de la tecnología, la lucha entre la exploración del cosmos y las señales generadas por el ser humano podría definir el futuro de la astronomía.
Desafortunadamente para los creyentes, nadie estaba viendo la tele en el espacio.
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La noticia
Durante cinco años hemos tratado de descifrar una señal de televisión que llegaba desde el cielo. El misterio se ha resuelto
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
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