Detallan seis ataques contra la libertad religiosa en Castilla-La Mancha
Los últimos datos del Informe de Ataques a la Libertad Religiosa en España , presentado este viernes por la tarde en el Seminario Conciliar de San Ildefonso de Toledo, dejan al descubierto varias conclusiones. La primera es que casi tres de cada cuatro agresiones (un 72% del total) son contra cristianos y que, por extensión, la religión católica es la que más palos se lleva (un 55%). La segunda es que los ataques a judíos crecieron un 600%, pasando de tres a 21, lo que se achaca al conflicto que mantiene Israel con el mundo árabe. Y la tercera, y la más grave, es que ya se ha cruzado una línea roja: la del asesinato. En 2023, un sacristán fue asesinado a machetazos por un yihadista en una iglesia de Algeciras (Cádiz). Y en 2024, otro fraile murió a manos de un perturbado que sembró el pánico en un convento de Gilet (Valencia). Ahora que viene la Semana Santa, el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia ha pedido al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que «aumente la seguridad en los templos» para curarse en salud y porque «España no es ajena a lo que está pasando en Europa», donde ha habido que lamentar ataques terroristas en diferentes países. Asimismo, critica que los dos partidos políticos en el Gobierno, PSOE y Sumar, han pactado «eliminar del Código Penal» el delito contra los sentimientos religiosos . Mientras, «los que abogan por el laicismo beligerante lo que quieren, en realidad, es imponer su propia religión, que es precisamente el laicismo». En cuanto a la tipología, en 2023 (último año del que hay datos) se registraron tres casos de violencia física contra creyentes; 41 ataques a lugares de culto y símbolos religiosos; 32 vejaciones a creyentes; 54 casos de escarnio a la religión y 65 casos de laicismo beligerante. Y de ese total hubo seis en Castilla-La Mancha: los robos de crucifijos en los cementerios de Pantoja, Seseña y Borox; una chirigota en Pedro Muñoz que se mofaba de los curas; carteles anticatólicos de feministas radicales en Guadalajara; y la prohibición por parte del Ministerio de Defensa de que la Virgen del Sagrario pernocte en el Alcázar de Toledo.
Los últimos datos del Informe de Ataques a la Libertad Religiosa en España , presentado este viernes por la tarde en el Seminario Conciliar de San Ildefonso de Toledo, dejan al descubierto varias conclusiones. La primera es que casi tres de cada cuatro agresiones (un 72% del total) son contra cristianos y que, por extensión, la religión católica es la que más palos se lleva (un 55%). La segunda es que los ataques a judíos crecieron un 600%, pasando de tres a 21, lo que se achaca al conflicto que mantiene Israel con el mundo árabe. Y la tercera, y la más grave, es que ya se ha cruzado una línea roja: la del asesinato. En 2023, un sacristán fue asesinado a machetazos por un yihadista en una iglesia de Algeciras (Cádiz). Y en 2024, otro fraile murió a manos de un perturbado que sembró el pánico en un convento de Gilet (Valencia). Ahora que viene la Semana Santa, el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia ha pedido al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que «aumente la seguridad en los templos» para curarse en salud y porque «España no es ajena a lo que está pasando en Europa», donde ha habido que lamentar ataques terroristas en diferentes países. Asimismo, critica que los dos partidos políticos en el Gobierno, PSOE y Sumar, han pactado «eliminar del Código Penal» el delito contra los sentimientos religiosos . Mientras, «los que abogan por el laicismo beligerante lo que quieren, en realidad, es imponer su propia religión, que es precisamente el laicismo». En cuanto a la tipología, en 2023 (último año del que hay datos) se registraron tres casos de violencia física contra creyentes; 41 ataques a lugares de culto y símbolos religiosos; 32 vejaciones a creyentes; 54 casos de escarnio a la religión y 65 casos de laicismo beligerante. Y de ese total hubo seis en Castilla-La Mancha: los robos de crucifijos en los cementerios de Pantoja, Seseña y Borox; una chirigota en Pedro Muñoz que se mofaba de los curas; carteles anticatólicos de feministas radicales en Guadalajara; y la prohibición por parte del Ministerio de Defensa de que la Virgen del Sagrario pernocte en el Alcázar de Toledo.
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