Desde hace años en Red Bull se han juntado el hambre con las ganas de comer. Una dirección de equipo inflexible que roza la crueldad y un piloto, Max Verstappen, que convierte su insaciable ambición en objetivos y títulos, el pan de cada día. El holandés siempre gana, destroza a sus compañeros de equipo, los tritura en la tabla de tiempos, el medidor oficial de las capacidades de los pilotos siempre es el vecino de garaje, según la norma no escrita de la Fórmula 1. Verstappen machaca y Red Bull despide. En los últimos tiempos, varios pilotos han abandonado la escudería con el finiquito por no alcanzar el nivel que exhibe el cuatro veces campeón. Liam Lawson, 'Checo' Pérez, Pierre...
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