Conoce a Yoko, el chimpancé que venció el cautiverio y encontró un nuevo hogar en Brasil
La emotiva historia de Yoko, el último chimpancé en cautiverio en Colombia, ha conmovido al mundo. Su reciente traslado al Santuario Sorocaba en Brasil marca un nuevo comienzo tras décadas de sufrimiento. Yoko en su nuevo hogar el Santuario de Grandes Primates en Sorocaba, Brasil. Yoko fue victima de tráfico de especies, de los narcos […]

La emotiva historia de Yoko, el último chimpancé en cautiverio en Colombia, ha conmovido al mundo. Su reciente traslado al Santuario Sorocaba en Brasil marca un nuevo comienzo tras décadas de sufrimiento.
Yoko en su nuevo hogar el Santuario de Grandes Primates en Sorocaba, Brasil. Yoko fue victima de tráfico de especies, de los narcos colombianos y de los circos sin respeto animal. Yoko es tu momento para vivir como debe ser con tus hermanos Chimpancés !!! pic.twitter.com/FHeFXDheXK
— Fidel Franco (@francofidel) March 25, 2025
Yoko y el impacto del tráfico ilegal de chimpancés
Cada año, más de 3 mil chimpancés son víctimas del tráfico ilegal, según datos de la Organización de Conservación de Primates. Estos animales, arrancados de sus hábitats naturales, son vendidos como mascotas exóticas o utilizados en espectáculos. Yoko fue uno de ellos. Capturado cuando era solo una cría, fue adquirido ilegalmente por un narcotraficante en Colombia.
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Durante años, vivió en condiciones deplorables, aprendiendo comportamientos humanos como fumar, ver televisión y usar cubiertos. Alimentado con comida chatarra, perdió la mayoría de sus dientes. Su vida simboliza las devastadoras consecuencias del maltrato y la explotación animal.

“Yoko es un chimpancé altamente humanizado, su grado de amansamiento es muy alto. Básicamente se comporta como un niño, cosa que no debería ser así, porque debería comportarse como un chimpancé“, explicó el veterinario Javier Guerrero, quien acompañó a Yoko durante el viaje a Brasil.
La misión de rescate: Operación Arca de Noé
En 2017, la policía colombiana incautó a Yoko y lo trasladó al Bioparque Ukumarí, donde compartió espacio con otros chimpancés, Chita y Pancho, hasta que fueron sacrificados en 2023 tras escapar. Luego de la pérdida de sus compañeros, activistas y autoridades emprendieron una ardua gestión para darle una segunda oportunidad.

La llamada “Operación Arca de Noé” involucró la colaboración de múltiples organizaciones y especialistas. La senadora Andrea Padilla, una de las principales impulsoras del rescate, comentó: “Este traslado no solo simboliza la oportunidad de una vida digna para Yoko, sino también el compromiso de Colombia con los derechos de los animales“.
Finalmente, en marzo de 2025, Yoko emprendió un largo viaje a Brasil. Su destino: el Santuario Sorocaba, el mayor refugio para grandes simios de América Latina, hogar de más de 250 primates rescatados.

Un nuevo comienzo entre sus pares
El reencuentro de Yoko con otros chimpancés no será inmediato. Su humanización extrema y la falta de socialización con su especie plantean un desafío. Los especialistas del santuario lo acompañarán en un proceso gradual de adaptación, priorizando su bienestar emocional y físico.
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Estudios han demostrado que la convivencia con otros miembros de su especie puede mejorar significativamente la salud mental de los chimpancés rescatados. El contacto social, el enriquecimiento ambiental y la libertad de comportamiento son clave para su recuperación.
“Cada chimpancé tiene su propia historia, y Yoko no es la excepción. Aquí, nuestro objetivo es darle la oportunidad de ser lo que siempre debió ser: un chimpancé libre entre los suyos“, afirmó María Silva, directora del Santuario Sorocaba.

Colombia libre de grandes simios en cautiverio
Con la partida de Yoko, Colombia se convierte en el primer país del mundo sin grandes simios en cautiverio. Este hito refuerza el compromiso del país en la protección de la fauna silvestre. Además, la propuesta de la Ley Yoko busca prohibir el cautiverio de primates y garantizar sus derechos fundamentales.
La historia de Yoko es un poderoso recordatorio de la importancia de combatir el tráfico ilegal de animales y promover un trato digno a todas las especies. Su nueva vida en Brasil simboliza esperanza y resiliencia.