Cómo observarla a simple vista: la más famosa de todas las constelaciones ahora brilla alta sobre la Argentina
Orión fue imaginada por los griegos hace dos mil años y estas noches está en su mejor ubicación anual para encontrar. desde nuestro país, los misterios que entrelazan ese puñado de estrellas

Es la más famosa de las 88 constelaciones que se dibujan entre las estrellas. Fue imaginada por los griegos hace dos mil años. Y estas noches está en su mejor ubicación anual para encontrar los misterios que entrelazan ese puñado de estrellas. Orión brilla arriba de nuestras cabezas ahora, esperando ser descubierta. Todo nace del trío de estrellas más famoso del firmamento: las Tres Marías.
Algunos recuerdan a un familiar querido o un vecino de la infancia que le señaló por primera vez las Tres Marías. Otros las imaginan al igual que la Luna o el Sol, desde siempre en el cielo. Es el punto de partida más transitado al empezar a señalar las estrellas. Luego se puede sumar la otra denominación popular: Cinturón de Orión. Si bien a veces no va más allá, el siguiente paso parece natural, preguntarse: ¿quién demonios es Orión?
Antes de encontrarnos con la historia de ese ser mitológico, es preferible disfrutar del brillo de cada una de sus estrellas. Empezando por las archifamosas Tres Marías. Así se las conoce por estas regiones, aunque en la mayoría de los países de Centroamérica (excepto Costa Rica) y el mar Caribe, como México, Puerto Rico y parte de Colombia, son conocidas como los Tres Reyes Magos, quizá porque se las ve salir por el horizonte en los anocheceres de cada final de año. Y también con el mencionado apodo de Cinturón de Orión.
¿Cómo se llama cada una de las estrellas de las Tres Marías? Quienes piensen en María Laura, María Emilia y María Eugenia, “las Trillizas de Oro”, sin duda tienen más de 40 años. Quienes piensen en María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás, tres mujeres muy importantes en la vida de Jesucristo, pueden buscar una conexión religiosa que no encuentra fuentes muy fidedignas. Sin estar del todo claro qué Marías son, sí se sabe que cada estrella tiene su nombre propio desde hace milenios: se llaman, de izquierda a derecha (desde el hemisferio sur), Mintaka, Alnilam y Alnitak.
Son nombres árabes, como la mayoría de los que llevan las otras estrellas de la constelación de Orión. Así como las estrellas guiaron por miles de noches los barcos en la mar, en pleno desierto, cuando la oscuridad cubre las dunas, esos puntos de luz llevaron a las caravanas por los mares de arena. En una travesía extenuante, llegar al día siguiente a un buen puerto o a un buen oasis, puede ser la diferencia entre vivir o morir.
Por eso la civilización árabe realizó un gran desarrollo astronómico, dando nombre a muchas estrellas, entre ellas las que forman a Orión. Mintaka (منطقة Manţaqah, significa en árabe “cinturón”), Alnilam (النظام An-niżām, significa “collar de perlas”) y Alnitak (النطاق An-niṭāq, significa “faja”). Desde allí haremos crecer la figura de Orión hacia dos estrellas aún más brillantes que las tres de su cintura.
Arriba y a la izquierda de las Tres Marías, superándolas con su luz, se encuentra Rigel, la más brillante de la constelación. Rijl jauza al-Yusra, su denominación árabe significa “el pie izquierdo del central”. Y ese punto de luz surge no solo de una estrella, sino al menos de cuatro que orbitan entre sí y desde la Tierra se ven como una sola.
Así, empezamos a dibujar. Como lo anticipa su nombre original, Rigel es el pie izquierdo de Orión. ¿Pero por qué el pie queda arriba de la cintura? Porque Orión se dibujó hace dos mil años en Grecia, en el hemisferio opuesto al nuestro. Ellos lo dibujaron de pie, pero visto desde el otro extremo del planeta, queda cabeza abajo. Las mismas estrellas, todo depende del ojo del observador.
Del pie izquierdo al pie derecho, una estrella más tenue que se llama Saiph (saif al jabbar, en árabe, “espada del gigante”), a la derecha de Rigel y a una distancia similar a esta del Cinturón. Ya con las piernas, vamos hacia abajo a dibujar el torso, donde nos encontramos a la otra gran estrella brillante de Orión, la roja Betelgeuse.
Justo opuesta en diagonal a Rigel, del otro lado de las Tres Marías, se destaca Betelgeuse (yad al-jawzā, significa “la mano de Jauza”). Esta supergigante estrella moribunda marca el hombro derecho de la figura de la mitología griega. Y para dibujar el otro hombro hay que desplazar la mirada a la izquierda, hasta una estrella más tenue llamada Bellatrix (del árabe medieval Al Najīd, significa “el conquistador”). Sí, Bellatrix, como la mala de Harry Potter.
Hasta ahí lo que se ve desde cualquier ciudad de la Argentina, por más contaminación lumínica que tenga. Incluso desde el Obelisco porteño se puede ver estas noches a Mintaka, Alnilam, Alnitak, Rigel, Betelgeuse, Saiph y Bellatrix. Si el destino te depara un cielo con muchas más estrellas, podés dibujar bastante más de Orión: su cabeza, su arco en la mano izquierda, la daga que cuelga de su cintura, las flechas que toma con su mano derecha… Las mismas estrellas, todo depende de cuánto pueda ver el ojo del observador.
¿Para dónde mirar? Hacia el norte, arriba, cualquiera de estas noches. Ahí está Orión, cuya leyenda contamos hace muy poco. En versión resumida, lo mataron por fanfarrón. Amenazó que, por ser el mejor cazador de la mitología griega, iba a matar a todos los animales y un pequeño escorpión le dio muerte.
¿Por qué dibujar a Orión? Porque es quizá la constelación más fácil por la referencia de las Tres Marías. Porque en estas noches es el mejor momento del año. Porque es la más famosa, pero aún quedan otras 87 constelaciones que se dibujan entre las estrellas. Porque salir a descubrirlas es conectar con mitologías, historias, civilizaciones que vagaron por la Tierra hace milenios y nos permiten revivirlas mirando al universo, conectando con nuestra intrínseca fascinación humana por la enorme penumbra cósmica.