¿Cómo era volar hace un siglo? El piloto que cambió la historia de la aviación y creó el primer manual de navegación aérea

Una historia demuestra cómo la curiosidad, la innovación y la perseverancia pueden transformar el destino de la humanidad

Mar 3, 2025 - 16:48
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¿Cómo era volar hace un siglo? El piloto que cambió la historia de la aviación y creó el primer manual de navegación aérea

Hoy en día todos coinciden: la aviación es el medio de transporte más seguro. Pero hace un hace un siglo, sin satélites, GPS ni modernos sistemas de navegación, volar era algo más cercano a una hazaña. Una prueba de coraje. Los pilotos despegaban sin referencias claras, apenas se guiaban por mapas carreteros, brújulas, el viento... y su instinto. Cada vuelo era un desafío. Pero ese tiempo de incertidumbre llegó a su fin cuando un hombre cambió la historia: un pionero, un visionario, un auténtico navegante del aire: Elrey Borge Jeppesen, conocido como “Capt. Jepp”.

El chico que quería volar

Jeppesen nació el 28 de enero de 1907 en Lake Arthur, Colorado. Desde chico, su amor por la aviación era evidente. Pasaba horas trepado en los árboles, maravillado por el vuelo de las aves, imaginando cómo sería surcar los cielos como ellas. Lo que comenzó como un juego infantil se convirtió en una obsesión. A medida que crecía, su fascinación por la aviación se volvía más fuerte. Trabajó desde joven en distintos empleos, ahorrando cada centavo para poder pagar sus primeras lecciones de vuelo. Lo logró. A los 19 años, obtuvo su licencia de piloto, firmada por Orville Wright, conocido junto a su hermano Wilbur Wright por haber construido y volado el primer avión a motor. Ese fue el comienzo de una carrera que cambiaría la historia de la aviación.

En la década de 1930, Jeppesen comenzó a trabajar en Boeing Air Transport como piloto de correo aéreo, operando en rutas entre Salt Lake City y Cheyenne, así como entre Salt Lake City y Oakland. Estas eran las rutas mejor pagadas de la época, pero también las más peligrosas, especialmente durante los vuelos nocturnos. Los pilotos que las realizaban recibían una remuneración doble (50 dólares a la semana más 14 centavos por milla volada), un salario que reflejaba los enormes riesgos que involucraba.Jeppesen obtuvo su licencia de piloto, firmada por Orville Wright

Sin rutas establecidas ni sistemas de navegación confiables, los aviadores dependían de mapas carreteros y de llamadas telefónicas con operadores en tierra que, de manera rudimentaria, les informaban sobre las condiciones climáticas en su destino. Volar era una cuestión de instinto y memoria, confiando en el paisaje, en señales improvisadas y en su propia pericia para sortear montañas, tormentas y corrientes de aire traicioneras. Pero lo cierto era que, todas las semanas, había accidentes de pilotos.

Los vuelos nocturnos eran los más complicados. La oscuridad lo envolvía todo y los pilotos no podían contar con referencias claras en tierra. Pero Jeppesen encontró una solución simple y efectiva: cuando volaba de día, al ver una granja en su ruta, aterrizaba cerca y hablaba con el granjero. Le pedía que, si era posible, encendiera una luz por la noche para ayudarlo a orientarse. Así, poco a poco, las granjas iluminadas se convirtieron en una guía improvisada a lo largo de su camino. Un destello aquí, otro más adelante, como un rastro de estrellas en la tierra, Jeppesen lograba seguir su rumbo en la oscuridad. Era una solución rudimentaria, pero efectiva.

Una vez aseguradas las rutas, en 1932, Jeppesen quiso garantizar aterrizajes más seguros en los aeropuertos donde llegaba de noche. Para él no bastaba la intuición y la experiencia: se necesitaban herramientas confiables que garantizaran vuelos y aterrizajes más seguros.

Para ello ideó un método basado en la observación y la planificación meticulosa. Durante el día, identificaba puntos de referencia cercanos a los aeropuertos, como calles iluminadas o estructuras fácilmente visibles desde el aire. Estos puntos, que anotaba en los mapas cartográficos (y los únicos que existían en ese tiempo) se convertían en su punto inicial de aproximación y desde allí diseñaba la ruta óptima para llegar a la pista de aterrizaje. Para perfeccionar el procedimiento, anotaba cada detalle: altitud, velocidad y tiempos de vuelo. Por ejemplo, registraba que pasaba sobre un punto a 6000 pies, luego giraba y volaba a 80 nudos durante un tiempo determinado antes de iniciar la aproximación final. Lo que hacía no era solo volar, estaba diseñando un sistema de navegación preciso y repetible. Una revolución en la industria de la aviación.Jeppesen comenzó a registrar información detallada sobre rutas, aeropuertos, obstáculos y procedimientos de aterrizaje en un pequeño cuaderno negro de notas.

Little black book: el nacimiento de las cartas de navegación

Jeppesen documentaba cada detalle de sus rutas con obsesiva precisión en una pequeña libreta negra, que con el tiempo se hizo conocida entre sus compañeros como el “Little Black Book”. No era solo una lista de rutas: incluía dibujos detallados de aeropuertos, altitudes de montañas cercanas (que él mismo subía para verificar) y hasta los números de teléfono de granjeros a lo largo de la ruta, por si era necesario consultar las condiciones meteorológicas. Era un tesoro de información en una época en la que volar era un salto al vacío.

Pronto los pilotos comenzaron a hablar de esa libreta y todos querían acceder a su contenido. Así, lo que había comenzado como una herramienta personal se convirtió en un recurso invaluable para otros aviadores. Jeppesen, sin imaginarlo, estaba sentando las bases del primer manual de navegación aérea.En 1934, Elrey Borge Jeppesen creó su propia empresa dedicada a la cartografía aérea, llamada Jeppesen & Co., con sede en Salt Lake City, Utah.

Para ayudar a sus compañeros, comenzó a vender copias de sus anotaciones por 10 dólares cada una. La demanda creció rápidamente y, al ver la necesidad de una herramienta estandarizada, en 1934 decidió fundar su propia empresa de cartografía aérea, Jeppesen & Co., con sede en Salt Lake City.

Jeppesen se dedicó a recopilar datos de aeropuertos, radiofaros y rutas seguras. Diseñó un sistema de navegación que pronto fue adoptado por aerolíneas y pilotos comerciales.

La Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, Jeppesen fue la empresa encargada de proporcionar cartas de navegación al Ejército de los Estados Unidos. De esta forma, consolidó su importancia en la aviación y su negocio creció exponencialmente. Lo que comenzó con un cuaderno de notas en la cabina de un piloto de correo ahora guiaba flotas enteras en misiones de guerra y el transporte aéreo.

En 1973, la compañía Jeppesen logró un gran avance al integrar su extensa base de datos de navegación en los sistemas de los primeros aviones comerciales equipados con computadoras de vuelo. Esta innovación permitió a los pilotos acceder a información precisa sobre rutas, aeropuertos y procedimientos de aproximación de manera más rápida y eficiente, mejorando significativamente la seguridad y precisión en la aviación.Elrey Jeppesen, cuando trabajaba como piloto de correo

Con el paso de los años, la empresa continuó modernizando sus servicios. En los 90, hicieron un CD-ROM que contenía información detallada sobre todos los aeropuertos del mundo y representó un hito en la digitalización de la navegación aérea. Antes de esto, los pilotos dependían de manuales impresos actualizados manualmente. Con la llegada del formato digital, las aerolíneas y pilotos podían acceder y actualizar datos de manera más sencilla y rápida, allanando el camino para la transición a los sistemas de navegación electrónicos utilizados en la actualidad.

Jeppesen falleció el 29 de noviembre de 1996, pero su impacto sigue vigente. Su nombre está inmortalizado en el Terminal Jeppesen del Aeropuerto Internacional de Denver, un tributo a su contribución a la seguridad aérea.