Cinco encantadoras ciudades del sur de Francia a las que puedes llegar en tren desde España

Al compás del traqueteo del tren se puede conocer el sur de Francia de la forma más cómoda y rápida. Estas paradas son algunas de las más recomendables para una escapada sin preocuparse del coche

Mar 23, 2025 - 15:22
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Cinco encantadoras ciudades del sur de Francia a las que puedes llegar en tren desde España

Se acabó el acumular kilómetros, preocuparse por dónde se va a aparcar y ponerse nervioso por conducir en otro país. El tren es el medio de transporte más cómodo y ahora se puede llegar más allá de nuestras fronteras sin tener que renunciar a la alta velocidad.

En dos horas desde Barcelona o cinco si se sale de Madrid se llega a Narbona. Un trayecto que se hace casi sin darse cuenta y en el que puedes disfrutar del paisaje, leer un libro o simplemente relajarte mientras el tren avanza sin atascos ni preocupaciones. Además, viajar en tren es una opción más sostenible y ecológica.

Narbona, el encanto galo

La primera parada es una ciudad de la región de Occitania, fronteriza con Aragón y Cataluña, con un encanto especial donde la historia y la vida tranquila se dan la mano. Antigua capital de la Galia romana, aún conserva vestigios de su glorioso pasado, como la Vía Domitia, una calzada romana que atravesaba la ciudad y que todavía se puede ver en pleno centro, junto al Ayuntamiento.

Cerca de la catedral inacabada de Narbona el grandioso Palacio de los Arzobispos alberga un museo arqueológico y otro de arte

Muy cerca, la catedral de San Justo y San Pastor, de imponente arquitectura gótica, se alza imponente a pesar de que nunca se terminó. Su construcción comenzó en el siglo XIII con la ambición de convertirla en una de las catedrales góticas más impresionantes de Francia. Sin embargo, el proyecto se vio truncado debido a problemas económicos y, sobre todo, porque para continuar la obra era necesario derribar parte de las murallas de la ciudad, algo que no se permitió por razones defensivas. Cerca de la catedral, el grandioso Palacio de los Arzobispos alberga un museo arqueológico y otro de arte.

El mercado cubierto de Les Halles es un paraíso para los amantes del buen comer

Pero Narbona no solo es historia sino también buena gastronomía. Su mercado cubierto, Les Halles, es un paraíso para los amantes del buen comer, con productos locales que van desde quesos y embutidos hasta mariscos frescos del cercano Mediterráneo. Además, a las afueras de la ciudad destaca uno de los restaurantes más solicitados de Francia, Le Grand Buffet. Un lugar muy especial en el que se pueden saborear ostras y langostas sin límite, recetas con siglos de historia y más de 110 tipos de queso diferentes.

Nimes, de vuelta al Imperio Romano

Conocida como "la Roma francesa", esta ciudad también de Occitania cuenta con un impresionante legado romano que destaca tanto por sus características como por mantenerse en un estado de conservación excepcional. Su anfiteatro o Arena de Nimes es uno de los coliseos romanos mejor conservados del mundo. Construido a finales del siglo I d.C., su estructura elíptica podía albergar hasta 24.000 espectadores que acudían a presenciar combates de gladiadores y otros espectáculos. Hoy en día sigue siendo un epicentro cultural, albergando conciertos, festivales y eventos taurinos que mantienen viva la tradición de la ciudad.

La Arena de Nimes podía albergar hasta 24.000 espectadores que acudían a presenciar combates de gladiadores y otros espectáculos

Su excelente estado de conservación se debe, en parte, a que en la Edad Media se utilizó como fortaleza y, más tarde, como un barrio con viviendas en su interior. En el siglo XIX se llevó a cabo un proceso de restauración que devolvió el anfiteatro a su función original como espacio para el espectáculo y así sigue, como si nada hubiese pasado desde el Imperio Romano.

Otro símbolo de su pasado imperial es la Maison Carrée, un templo romano que se mantiene casi intacto y que evoca la grandeza de la antigüedad. Está ubicado en una animada plaza frente al Carré d’Art, un edificio de arquitectura contemporánea diseñado por Norman Foster. Este centro cultural alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Nimes y la biblioteca pública.

Aviñón, la del puente

Conocida como la ciudad de los Papas, esta pequeña joya a orillas del río Ródano es la puerta de entrada a la región de la Provenza. Su mayor emblema es el Palacio de los Papas, una imponente fortaleza gótica que fue la sede del Papado en el siglo XIV, único periodo de tiempo en el que la máxima autoridad católica no residió en Roma.

Aviñón invita a pasear por sus calles para ir descubriendo coquetas plazas en las que degustar todas las delicias locales

Otro símbolo de la ciudad es el Puente de Aviñón (Pont Saint-Bénézet), famoso por la canción infantil "Sur le pont d’Avignon". Aunque solo quedan cuatro de sus arcos originales, sigue siendo un lugar imprescindible para disfrutar de las vistas del río y las murallas medievales que rodean la ciudad. Siempre animada, Aviñón invita a pasear por sus calles para ir descubriendo coquetas plazas en las que degustar todas las delicias locales.

Arles, la musa de Van Gogh

La siguiente parada nos acerca algo más al Mediterráneo sin salir de la Provenza y nos devuelve a la ruta de los mejores anfiteatros del arco mediterráneo. Pero si algo diferencia a Arles de sus vecinos es que fue una de las grandes fuentes de inspiración para Vincent van Gogh, quien vivió aquí durante un tiempo y pintó varias de sus obras más célebres, como Campos de Trigo con Cuervos.

Van Gogh vivió en Arles durante un tiempo y pintó aquí varias de sus obras más célebres

El Espacio Van Gogh de Arles, un museo dedicado a la vida y obra del pintor, es de visita imprescindible. Este centro no alberga una gran cantidad de pinturas originales de Van Gogh, pero es un lugar interesante para conocer más sobre su tiempo en la ciudad y su influencia en la obra del artista. El museo está ubicado en un edificio moderno cerca del centro histórico, en el mismo lugar donde el artista vivió durante su estancia en Arles, lo que le da un carácter aún más especial.

Aix-en-Provence, la cuna de Cézanne

Para terminar esta ruta por todo lo alto nada como hacer una parada en es una de las ciudades más encantadoras de la región de Provenza, conocida por su belleza, su arquitectura histórica y sus aguas termales. Situada en un paisaje de montañas y viñedos, Aix-en-Provence ha sido una fuente de inspiración para numerosos artistas y escritores, incluido el célebre pintor Paul Cézanne, que nació y falleció aquí.

Aix-en-Provence ha sido una fuente de inspiración para numerosos artistas y escritores

El centro histórico es un laberinto de calles adoquinadas que se abren ante coquetas plazas y rodeadas de magníficos edificios antiguos. Uno de los lugares más emblemáticos es la catedral de Saint-Sauveur, que alberga un impresionante retablo. El broche final es pasear por el Cours Mirabeau, una de las avenidas más famosas de la ciudad, bordeada de árboles y cafés donde disfrutar de un helado y repasar los momentos más memorables de este viaje por el sur de Francia.

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