Menudo Benzema se marcó el otro día Brahim. En un ladrillo fue capaz de driblar primero a Giménez, zafarse después de Giulano y, entre Llorente, Barrios y Lenglet , enhebrar la aguja del 2-1 al palo largo de Oblak. Descontando al portero, mirón de piedra como en el mus, hasta cinco jugadores del Atleti estuvieron pendientes de él, medio equipo en realidad, y el chico maravilla rindió su particular homenaje a aquel otro golazo del genio de Lyon. Zas, zas, zas. Viéndole manejarse así, con tanta soltura sobre una baldosa, me pareció escuchar de fondo a la divina Olga Ramos en el desaparecido Gran Café Universal: «¡Pichi! Es el chulo que castiga del Portillo a 'l'arganzuela'...». Recomiendo ver la jugada...
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