Brian Alberto, de Gran Hermano: de vendedor ambulante a ser uno de los más odiados del reality y el gran sueño que busca cumplir
El último eliminado habló con LA NACIÓN sobre su participación en el programa y además, contó qué quiere conseguir
Brian Alberto estuvo dos meses y medio en la casa más famosa de la televisión y dice que los disfrutó al máximo. El pasado domingo quedó eliminado de Gran Hermano (Telefe) por poca diferencia con Luz. En una charla con LA NACIÓN, repasó su vida como vendedor ambulante de la línea de tren San Martín que pasa por el lugar que lo vio crecer, San Miguel. Cuenta qué sintió cuando su mujer Luciana, madre de sus tres hijos, entró al reality vestida de novia para proponerle matrimonio, y dice que va a lograr el sueño de la casa propia y el local para vender golosinas y dejar la calle. “Jugar fue la manera de no pensar en el afuera y de no extrañar tanto a mi mujer y mis hijos. Era complicado y por eso trataba de divertirme. Desde el primer día entendí que era un juego y yo jugué; que a la gente le guste o no, es otra cosa. Bien o mal jugué y con algunas personas me mostré como soy. Y parece que lo hice bien porque la mayoría me odiaba dentro de la casa”, ironiza.
-Afuera también sos parte del grupo que tiene más "haters"...
-La gente me dice “vamos Brian” y yo me quedo con eso y hasta ahí nomás porque algunos te soban la espalda y otros te dan. Mientras me siga bancando la gente que me bancaba cuando entré al reality, está todo bien. Nuestro juego tuvo cierto impacto porque salí por una diferencia del 5% cuando todos hicieron campaña en mi contra en la casa. Hicimos fuerza, aunque se veía venir. Creo que estuve a la altura y me fui recontra bien, como buen perdedor que soy. Pero en realidad no perdí porque el haber entrado a Gran hermano me hizo ser un ganador. Y durante casi tres meses robé con esta cara [risas]. Le puse mucha actitud y garra.
-Hace un mes saliste de la casa, eliminado por Giuliano, y volviste a entrar, ¿qué cambió con ese regreso?
-Fue parte del juego y los tres días que estuve aislado me hicieron recapacitar mucho. Cuando volví me dieron de todos lados, pero le puse el pecho a las balas. Afuera me van a conocer mejor y se van a dar cuenta de que todo era parte del juego.
-¿Y cómo vamos a verte afuera?
- Me van a ver superdivertido como me mostré con “los power”. Me gusta cantar, bailar. Amo divertir a la gente y estoy para todo. Me gusta responder con una sonrisa, aunque me den palos. Y no es una sonrisa fingida.
-¿Por qué entraste a Gran Hermano?
-Mi objetivo era comprar un terreno y hacer una casa para mis hijos por eso quería jugar. Nunca entré con la actitud de víctima diciendo que soy un vendedor ambulante que necesito. No, no necesito nada, yo entré a jugar y quería ganar el premio para mí y mi familia. Y creo que se dio.
-Tu mujer, Luciana, te propuso casamiento cuando entró al “Congelados”, ¿qué sentiste en ese momento?
-Casi me derrito. Sentí muchas emociones. Luciana es el amor de mi vida. La princesa de mis sueños. Fue una locura que valió la pena. Fue inexplicable porque sentí muchas emociones de todo tipo y todas juntas que no puedo explicar con palabras [se emociona].
-¿Cómo se conocieron?
-Nos teníamos de la iglesia cristiana y empezamos a hablar por redes. Después la vi en una placita y fue amor a primera vista. Me enamoré completamente. Es hermosa. Hace ocho años que estamos juntos y somos padres de Byron, que es futbolista y tiene 7 años; de Luana, que es la tiktoker de la casa y la bailarina y tiene 5 años; y de Eliseo, que tiene 3 años y es caradura como yo y el más libre.
-¿Sos muy creyente?
-Creo en Dios, no en religiones. Quiero explotar al máximo esta oportunidad que es el camino que Dios me da para clavarla en el ángulo. Sabía que entrar a Gran Hermano me iba a cambiar mi vida. Quise aprovecharlo, pero no me victimizo por mi realidad porque es lo que vive más de la mitad de los argentinos. Más de la mitad de la gente no llega a fin de mes. Mi abuelo fue vendedor ambulante, mi papá y mis tíos también, y aspiro a que mis hijos no sean vendedores ambulantes. Mi mujer también es vendedora. Nuestro sueño es comprarnos un terreno, ponernos un localcito y tener nuestra casita, con sacrificio; a ella le gusta mucho todo lo relacionado a la panadería y a mí, a las golosinas. Poco a poco, paso a paso. Si con Gran Hermano se da la oportunidad de trabajar en streaming, en televisión, bienvenido. Soy muy extrovertido y creo que podría hacerlo bien. Estoy para streaming, para cantar cumbias, tangos, lo que sea.
-¿Cantás bien?
-No le mezquino a nada. Estoy para cantar, pero ya que cante bien, es otra cosa [risas]. Le pongo onda porque lo que más necesita un artista es actitud.
-¿Cómo eran tus días antes del reality?
- Vendiendo golosinas en el tren de la línea San Martín, desde San Miguel a Caseros. Vendo golosinas, pero también vendí de todo en la calle. Está bien, pero se puede estar mejor; es un trabajo en el que tenés que salir todos los días con una sonrisa y darle para adelante; a veces te hacés $1000 y otras, $5000. Tenés que tratar de hacer un guiso con lo que hay.
-¿Qué pasa cuando tenés un mal día y no querés sonreír?
-Le pongo actitud. Hay que dejar los problemas de lado y salir a pelearla.
-¿Quién gana Gran Hermano?
-Es muy pronto porque puede pasar cualquier cosa, porque es un juego complejo, pero me gustaría que ganen Luca, Lourdes o Martina. Voy a extrañar los vínculos que formé, el compartir cosas únicas en esa casa. Me encantó vivir la experiencia.