Baño de sangre en Siria: la violencia sectaria recrudece y amenaza los planes de transición de los islamistas

Los más de mil muertos de los últimos días hacen temer la reaparición del fantasma del fanatismo político-religioso, como en su momento ocurrió en la vecina Irak

Mar 16, 2025 - 00:54
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Baño de sangre en Siria: la violencia sectaria recrudece y amenaza los planes de transición de los islamistas

BARCELONA.- A simple vista nada tiene que ver la situación actual de Siria, país inmerso en una transición política después de que un grupo de milicias rebeldes derrocara al régimen de Bashar al-Assad en diciembre pasado, con el Irak de hace un par de décadas.

Aquel país había sido ocupado por las tropas estadounidenses, y el dictador depuesto, Saddam Hussein, aguardaba el veredicto de un tribunal que lo condenaría a muerte. Sin embargo, la transición siria se ve amenazada por la misma amenaza que la iraquí: la violencia sectaria promovida por los “fulul” (remanentes) de las fuerzas de seguridad del antiguo régimen.

En Siria, la semana pasada más de 1000 personas murieron a raíz de los choques que provocaron los ataques de milicias vinculadas al régimen de Al-Assad contra las fuerzas de seguridad afiliadas al gobierno de Damasco, controlado por el exguerrillero islamista Ahmed al-Sharaa. En los tres días posteriores a diversas emboscadas coordinadas en la región de la costa, región de confesión alauita, la misma que Al-Assad, los refuerzos que envió el gobierno de Damasco respondieron de forma brutal al desafío, y se produjeron varias masacres de civiles.Una explosión en la ciudad costera de Latakia, de mayoría alauita

La contención que dominó las semanas posteriores a la caída de al-Assad se transformó en una violencia ciega de tipo sectario. Numerosos testimonios señalan a combatientes extranjeros y a las milicias afiliadas a Turquía como aquellos que más se ensañaron con la población civil.

Al-Sharaa prometió que los culpables de las vejaciones y asesinatos serán castigados y creó un comité de investigación que deberá emitir un informe en un plazo de un mes. Sin embargo, entre las minorías religiosas del país, Al-Sharaa no goza de una gran credibilidad a causa de su pasado al frente de una milicia vinculada a Al-Qaeda, de la que se desmarcó en 2017.

Al igual que en Irak, en Siria la lucha por el poder ha adoptado, al menos parcialmente, tintes sectarios. Así como Saddam Hussein se apoyó sobre todo en los miembros de su clan familiar y confesión religiosa sunnita para gobernar de forma dictatorial un país de mayoría chiita, la situación en Siria era la inversa. El clan de los Al-Assad, de confesión alauita -una escisión del chiismo- regía un país de mayoría sunnita. Por eso, la comunidad alauita estaba sobrerrepresentada entre los oficiales de las fuerzas de seguridad y el Ejército de Al-Assad, lo que explica que la incipiente insurgencia en Siria actúa en las provincias alauitas de Tartus y Latakia.