¿Atraso cambiario? Ex ministro de Economía toma una tercera posición
En medio de la discusión sobre si el dólar está o no atrasado, el ex ministro de Economía analiza el precio del dólar y las dos etapas posibles que se abren.

La semana estuvo signada por la discusión por el atraso o no del tipo de cambio. Tal fue el punto que costó la cabeza de quien representara a Argentina ante la Organziación de Estados Americanos (OEA) Sonia Cavallo, hija del exministro, quien había señalado que el peso estaba demasiado apreciado.
La consultora fundada por el exministro de Economía, Martín Guzmán, Suramericana Visión, planteó una alternativa en el debate.
En un principio, señaló que la permanencia del cepo implica la existencia de una brecha cambiaria y, en consecuencia, el atraso del dólar oficial respecto de los financieros.
Sin embargo, señalan que para el 2025 el Gobierno podrá mantener la política cambiaria, incluso con algo más de apreciación real.
A futuro, esta apreciación generará problemas para el sistema productivo y el mercado laboral.
"A efectos electorales, el deterioro que la actual política cambiaria genera en el mercado laboral se coteja con el fuerte (hoy en día, mayor) contrapeso de la baja de la inflación", agregaron.
Una vez superadas las elecciones legislativas, analzian otro escenario.
Esperan que la falta de dinamismo del mercado laboral genere mayores demandas al Gobierno, en especial para mantener el apoyo popular que hoy detenta, sino que se suman los pagos de deuda en moneda extranjera que comenzarán a impactar a partir de 2026.
Esto implicará un escenario que requerirá una actualización del análisis de la balanza cambiaria, "luego de que quede más clara cómo sigue la historia con el FMI", en referencia al acuerdo que negocia el Gobierno y que, espera, se firme en el primer cuatrimestre del año.
Sobre los contrapuntos en la discusión por el tipo de cambio, desde la consultora de Guzmán analizaron que el discurso del presidente Javier Milei, sobre la determinación del tipo de cambio por parte del mercado, responde a los valores que manejan el MEP y el Contado con Liquidación, y no tanto así el dólar oficial, "que está muy lejos de estar puramente determinado por las fuerzas del mercado".
Sobre los que argumentan que el tipo de cambio está artificialmente bajo, señala que si el mercado estuviese unificado y el tipo de cambio flotase, las divisas que hoy compra el Banco Central y luego vende en los financieros serían ofrecidas directamente por el sector privado en el mercado libre de cambios.
"Es relevante notar que hoy parte de la intervención que hace el BCRA en el CCL/MEP proviene de esas liquidaciones de préstamos financieros, lo que implica que el BCRA está sumándose el riesgo asociado a la posibilidad de que las empresas eventualmente quieran amortizar esas deudas y demanden dólares al BCRA para ello, y el BCRA ya los haya vendido, como viene ocurriendo", agregaron desde Sudamericana Visión.
Por último, analizaron que la dinámica compradora del Banco Central implica un riesgo. Sus compras, sin la posibilidad de acumular reservas internacionales netas o brutas, siembran una duda a futuro.
"Esta dinámica está en línea con nuestra expectativa de que no será posible que en 2025 se logre simultáneamente crecer, mantener la política cambiaria, pagar las deudas en moneda extranjera y acumular reservas (aunque pronosticamos que sí pueden ocurrir las primeras tres cosas sin que haya acumulación de reservas)", concluyeron.
Respecto del nivel del tipo de cambio real multilateral, señalaron que en la actualidad este tiene una apreciación real en torno al 20% respecto de diciembre de 2015, en base a datos del Banco Central.
"De persistir y consolidarse las diferencias entre la opinión del Gobierno sobre el 'nivel adecuado del tipo de cambio real' respecto a las expectativas de los participantes del mercado, ello podría traer consecuencias económicas y financieras", agregaron.
Entre las consecuencias en el plano de la economía real destacaron el deterioro de la balanza comercial y la cuenta corriente, la pérdida de competitividad de la industria, dificultades para el Banco Central para adquirir divisas, la ralentización de las exportaciones.
En el plano financiero, puntualizaron un aumento del tipo de cambio futuro, la baja en los precios de los bonos en pesos y el aumento en el costo de financiamiento del Tesoro y una mayor volatilidad en la brecha que podría trasladarse a los precios de los bienes y los servicios.