Aquí y en China

La estudiosa china Yuen Yuen Ang argumenta que en Estados Unidos la corrupción es más institucionalizada y transparente que en China.

Abr 16, 2025 - 12:50
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Aquí y en China

La única explicación de lo que está ocurriendo hoy en los Estados Unidos, es corrupción. Así lo escribió el periodista Fareed Zakariah en el Washington Post, (“The US economy is for sale”).

Imagínense a Tim Cook pidiéndole a Trump en la Casa Blanca que no ponga aranceles a su industria. En esa conversación, no solamente estaba en juego Apple; estaba en juego el futuro de miles de empresas de hardware, software y todo lo relacionado. Trump salió de esa junta, el fin de semana, diciendo que exentaría a los gadgets electrónicos de su arancel chino. Luego, predeciblemente impredecible como siempre, dijo que no.

Estas cosas hacen pensar más en términos de kremlinología que de economía, negociación o políticas públicas. Nos hace sospechar que algo pidió Trump, y que Cook y/o la industria no pudieron entregárselo. A eso, aquí y en China, le decimos corrupción.

La corrupción existe en todas partes. La estudiosa china Yuen Yuen Ang argumenta que en Estados Unidos la corrupción es más institucionalizada y transparente que en China. Pensemos que en China es como una caseta de cobro en una autopista. Si pagas, usas la autopista, y el control es centralizado en el Partido Comunista. Si no pagas hacia arriba, no sobrevives. Si no guardas las apariencias hacia abajo, tampoco. Pero nunca pagas hacia los lados.

En Estados Unidos, las reglas se hacen poco a poco, y si perteneces a cierta élite tienes privilegios de ir moldeando las reglas del juego. Expresiones como “pork barrel” (gasto público para el barril del puerco salado para los esclavos), “log rolling” (yo te ayudo a rodar mi tronco y tú el mío), “horse trading” (tratos escabrosos entre políticos donde alguien sale raspado), “gerrymandering” (redibujo de distritos electorales arbitrarios para mantener control político), son solamente algunas de ellas. Es un sistema descentralizado de corrupción, pero acotado por un mercado político que premia y castiga. Normalmente le entregaba el Poder Ejecutivo a gente con mérito. Ya no.

Luis Rubio fue el primero que me puso en el radar las tipologías de corrupción. Según su análisis, en México, como en India, la corrupción reciente es descentralizada, pero más corrosiva para el crecimiento y el desarrollo económico. En la era del PRI era más como la corrupción de China: centralizada y vertical, lo cual permitía que los políticos que se servían de los negocios no los asfixiaran. El intento de Morena de regresar al modelo priísta ha fracasado por la presencia de un nuevo actor que ya no está bajo control y es más poderoso que antes: el crimen organizado, desorganizado y en vías de organizarse.

En Estados Unidos la corrupción se está descarando. Aunque muchos analistas han mencionado la posibilidad de que la montaña rusa arancelaria sea un episodio de compraventa accionaria con información privilegiada, no hay ni siquiera atisbos de que habrá un castigo. Algunos congresistas han cuestionado a los funcionarios trumpistas en materia de comercio: si este era el plan preconcebido desde el inicio, ¿entonces cómo estamos seguros de que los funcionarios no se beneficiaron especulando con bonos y acciones antes de lanzar la debacle?

Al Imperio español lo mató la corrupción. El Imperio británico a finales del siglo XVIII también era muy corrupto, y por ello perdió a las trece colonias. A los fundadores de esa increíble república, que tuvo un diseño preclaro y altamente funcional hasta hace pocos días, les preocupaba la tiranía de los reyes británicos, y construyeron un sistema con un ejecutivo fuerte, pero acotado por contrapesos, porque no querían un monarca caprichoso como los franceses, ingleses y españoles.

¿Será posible que Estados Unidos involucione a la corrupción británica del siglo XVIII? A gente como Elon Musk y Peter Thiel les encantaría. Sin embargo, eventualmente el trumpismo se acabará, igual que la élite demócrata, igual que los morenistas en México. Son una gerontocracia. La siguiente generación traerá cosas nuevas.

¿México evolucionará hacia una democracia funcional como la que tuvieron los americanos hasta el invierno de 2024-25? Mientras sigamos por donde vamos, no. Al final, la Suprema Corte de Estados Unidos le dijo unánimemente “no” a Trump sobre algunas deportaciones ilegales a El Salvador, aunque él nombró a muchos de los ministros. Aquí, nuestros jueces electos por sufragio manoseado no le dirán que no a nuestros tiranos. Si su república está herida de muerte, a la nuestra la disolvieron en ácido y le echaron encima concreto.