Anders de la Motte: «La resiliencia es el mejor antídoto para los tiempos que se avecinan»
La resiliencia, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española , es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Desconozco cuál es la definición en sueco de este término tan omnipresente durante la pandemia del coronavirus, pero esta es la palabra o el lema e incluso la actitud ante lo que le ha tocado vivir a Leonore Asker, la protagonista de la saga policíaca escrita por Anders de la Motte (Suecia, 1971) . El exitoso escritor sueco de novela negra llega este sábado a la XII edición del Festival Internacional de Novela Criminal Las Casas Ahorcadas de Cuenca , donde estos días se han reunido algunos de los mejores autores del género y donde presentará su nueva obra, 'El hombre de cristal' (Planeta, 2025) . Esta es la segunda entrega de la serie protagonizada por la joven inspectora y su Unidad de Casos Perdidos tras 'El asesino de la montaña', que cosechó un buen número de premios y reconocimientos. De hecho, De la Motte puede presumir de publicar sus novelas en más de 25 países y de haber vendido más de tres millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo. -Todas las novelas tienen algo o mucho de autobiográfico, pero, en su caso dada su experiencia como policía, espero que la realidad no supere a la ficción. ¿Permite la literatura y, en concreto, el género negro, dar rienda suelta a muchas escenas y personajes que en el mundo real no tendrían cabida? -Cada libro que escribes acaba tratando sobre ti. Sí que es cierto que pones parte de tu personalidad en tus personajes y, quizá, no en aquellos en los que piensas hacerlo en un principio. En el caso de Per, el padre de Leonore Asker, que es un psicópata, me resultó muy fácil ponerme en su piel, lo cual me preocupa. En cualquier caso, todos los autores intentan escribir sobre cosas que no se han contado antes, pero al final la realidad va a superar a la ficción. -Si me permite el símil taurino español, ¿qué es mejor para usted: ver los toros desde la barrera o estar en la arena del ruedo? O en otras palabras: ¿ser novelista policíaco o policía? -(Se ríe) He hecho ambas cosas, pero no he sido torero (vuelve a reír). Para mí, escribir es mucho mejor que ser policía, ya que en este último caso, cuando te llaman es porque ha pasado algo malo y ves a la gente en el peor de sus momentos, ya hayan sido víctimas del crimen o haya sido quien lo ha cometido. Sin embargo, cuando viajo como escritor me encuentro a la gente cuando está en su mejor momento, interesada en lo que has hecho, te hacen preguntas, son educados, están contentos y puedo venir a sitios tan bonitos en España, como Madrid o Cuenca. -¿Se esperaba un éxito tan fulgurante de sus obras en tan poco tiempo? -No, la verdad es que es algo que no me esperaba para nada. Todo empezó como un hobby, siempre me ha encantado leer, pero lo que me faltaba era saber si sería capaz de escribir y si a alguien le interesaba lo que escribía. Ha sido algo gradual: primero me publicaron en Suecia, luego en otros países y llegó un punto en el que podía ganarme la vida haciendo lo que me gusta tiempo completo. No muchos escritores lo logran y, de hecho, tan sólo un 10% de los autores pueden vivir de su trabajo. Por eso, creo que tengo mucha suerte. -Lo que está claro es que es que el género negro y policíaco vive ahora mismo una de sus épocas doradas, sino su edad de oro, tanto en el mundo literario como audiovisual. ¿Cree que ya ha tocado su techo o aún hay margen para seguir creciendo? -Esta es una muy buena pregunta porque, de hecho, cuando yo comencé a escribir, ya nos la hacíamos: ¿Sigue existiendo interés por la ficción criminal o acabará muriendo de éxito y el público se acabará cansando? Pero no veo que esto último esté ocurriendo porque, en mi opinión, uno de los motivos por los que a la gente les gusta el género negro es porque pone varias preguntas sobre la mesa: ¿Quién lo ha hecho, cómo, por qué…? Y al final del libro consigues las respuestas a todas ellas. Normalmente, los malos o los criminales son castigados, puede que vayan a la cárcel, acaban muertos o reciben otro tipo de castigo, algo que en una novela de este tipo suele ser equiparable al crimen que han cometido. Sin embargo, si ello lo comparamos con la vida real, podemos tener la sensación de que tenemos muchas preguntas para las que no tenemos respuestas o no son satisfactorias, e incluso hay delincuentes que no reciben el castigo que deberían recibir. -También se habla mucho en los últimos años o décadas de la novela negra nórdica o nordic noir casi como un subgénero más. En su opinión, ¿cuál cree que es el secreto del éxito de autores como usted o anteriores como Stieg Larsson, Henning Mankell o Jo Nesbo, entre otros? -Ojalá lo supiera, pero creo que una de las razones de ese éxito es la competencia entre nosotros. Nos conocemos, nos vemos y leemos los libros de los demás, y cuando alguien escribe un libro bueno, te pones como reto hacer uno mejor, aunque siento predi
La resiliencia, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española , es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Desconozco cuál es la definición en sueco de este término tan omnipresente durante la pandemia del coronavirus, pero esta es la palabra o el lema e incluso la actitud ante lo que le ha tocado vivir a Leonore Asker, la protagonista de la saga policíaca escrita por Anders de la Motte (Suecia, 1971) . El exitoso escritor sueco de novela negra llega este sábado a la XII edición del Festival Internacional de Novela Criminal Las Casas Ahorcadas de Cuenca , donde estos días se han reunido algunos de los mejores autores del género y donde presentará su nueva obra, 'El hombre de cristal' (Planeta, 2025) . Esta es la segunda entrega de la serie protagonizada por la joven inspectora y su Unidad de Casos Perdidos tras 'El asesino de la montaña', que cosechó un buen número de premios y reconocimientos. De hecho, De la Motte puede presumir de publicar sus novelas en más de 25 países y de haber vendido más de tres millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo. -Todas las novelas tienen algo o mucho de autobiográfico, pero, en su caso dada su experiencia como policía, espero que la realidad no supere a la ficción. ¿Permite la literatura y, en concreto, el género negro, dar rienda suelta a muchas escenas y personajes que en el mundo real no tendrían cabida? -Cada libro que escribes acaba tratando sobre ti. Sí que es cierto que pones parte de tu personalidad en tus personajes y, quizá, no en aquellos en los que piensas hacerlo en un principio. En el caso de Per, el padre de Leonore Asker, que es un psicópata, me resultó muy fácil ponerme en su piel, lo cual me preocupa. En cualquier caso, todos los autores intentan escribir sobre cosas que no se han contado antes, pero al final la realidad va a superar a la ficción. -Si me permite el símil taurino español, ¿qué es mejor para usted: ver los toros desde la barrera o estar en la arena del ruedo? O en otras palabras: ¿ser novelista policíaco o policía? -(Se ríe) He hecho ambas cosas, pero no he sido torero (vuelve a reír). Para mí, escribir es mucho mejor que ser policía, ya que en este último caso, cuando te llaman es porque ha pasado algo malo y ves a la gente en el peor de sus momentos, ya hayan sido víctimas del crimen o haya sido quien lo ha cometido. Sin embargo, cuando viajo como escritor me encuentro a la gente cuando está en su mejor momento, interesada en lo que has hecho, te hacen preguntas, son educados, están contentos y puedo venir a sitios tan bonitos en España, como Madrid o Cuenca. -¿Se esperaba un éxito tan fulgurante de sus obras en tan poco tiempo? -No, la verdad es que es algo que no me esperaba para nada. Todo empezó como un hobby, siempre me ha encantado leer, pero lo que me faltaba era saber si sería capaz de escribir y si a alguien le interesaba lo que escribía. Ha sido algo gradual: primero me publicaron en Suecia, luego en otros países y llegó un punto en el que podía ganarme la vida haciendo lo que me gusta tiempo completo. No muchos escritores lo logran y, de hecho, tan sólo un 10% de los autores pueden vivir de su trabajo. Por eso, creo que tengo mucha suerte. -Lo que está claro es que es que el género negro y policíaco vive ahora mismo una de sus épocas doradas, sino su edad de oro, tanto en el mundo literario como audiovisual. ¿Cree que ya ha tocado su techo o aún hay margen para seguir creciendo? -Esta es una muy buena pregunta porque, de hecho, cuando yo comencé a escribir, ya nos la hacíamos: ¿Sigue existiendo interés por la ficción criminal o acabará muriendo de éxito y el público se acabará cansando? Pero no veo que esto último esté ocurriendo porque, en mi opinión, uno de los motivos por los que a la gente les gusta el género negro es porque pone varias preguntas sobre la mesa: ¿Quién lo ha hecho, cómo, por qué…? Y al final del libro consigues las respuestas a todas ellas. Normalmente, los malos o los criminales son castigados, puede que vayan a la cárcel, acaban muertos o reciben otro tipo de castigo, algo que en una novela de este tipo suele ser equiparable al crimen que han cometido. Sin embargo, si ello lo comparamos con la vida real, podemos tener la sensación de que tenemos muchas preguntas para las que no tenemos respuestas o no son satisfactorias, e incluso hay delincuentes que no reciben el castigo que deberían recibir. -También se habla mucho en los últimos años o décadas de la novela negra nórdica o nordic noir casi como un subgénero más. En su opinión, ¿cuál cree que es el secreto del éxito de autores como usted o anteriores como Stieg Larsson, Henning Mankell o Jo Nesbo, entre otros? -Ojalá lo supiera, pero creo que una de las razones de ese éxito es la competencia entre nosotros. Nos conocemos, nos vemos y leemos los libros de los demás, y cuando alguien escribe un libro bueno, te pones como reto hacer uno mejor, aunque siento predilección por Jo Nesbo, quien no ha escrito una novela mala en su vida. Ese es uno de los motivos, pero otra parte es que la región nórdica sigue siendo muy interesante, alejada en el norte, con zonas en las que casi no vive nadie, y con un clima muy particular que nos hace pasar de la oscuridad más absoluta a la luz del sol casi las 24 horas del día de una estación a otra. Todo ello da lugar a escenarios muy atractivos para este género y para los lectores. -Más allá de sus colegas escandinavos, ¿qué otros autores de otras procedencias le han influenciado? ¿Quizá alguno español? -Tengo un pequeño problema porque, como ahora escribo unos dos libro al año, me queda muy poco tiempo para leer. Es muy triste, ya que lo primero de todo soy lector antes que escritor. Pero me cuesta mucho leer mientras escribo porque se acumulan demasiadas voces en mi cabeza, para sumar además la de otra persona. Por lo tanto, tengo muchas lecturas aparcadas y sé que hay muchos autores realmente buenos en España y otros países, cuyos libros me hace llegar mi agente, pero aún no los he leído y me tengo que poner al día, sobre todo con los españoles. -Se dice que el género negro es la mejor herramienta para denunciar muchos de los males de nuestras sociedades. Usted, que también fue durante años responsable de seguridad de la compañía tecnológica Dell para Europa, Oriente Medio y África, ¿cómo cree que debemos afrontar la nueva era en la que el poder político y las autocracias y el poder económico y tecnológico parece que van a gobernar el mundo a golpe de algoritmos y fake news o de cosas peores? ¿Quizá con resiliencia, como Leo Asker? -La resiliencia es el mejor antídoto para los tiempos que se avecinan. Nunca antes ha sido tan difícil navegar por el mundo como ahora. Uno de los temas que intento explorar en 'El hombre de cristal' es que hay un hombre brillante, Gunnar Irving, un científico y empresario rico que dice que todo lo que ha conseguido lo ha hecho tras contactar con los extraterrestres. Cualquier persona normal diría que, posiblemente, todo eso no sea cierto, pero como es tan poderoso, para lidiar con él, tienes que aceptar esa historia. Ahora mismo estamos llegando a un punto en nuestra sociedad, como por ejemplo en Estados Unidos, en el que un negacionista y antivacunas como Robert F. Kennedy Jr. se ha convertido en el secretario de Salud del Gobierno de Donald Trump, lo cual no deja de ser paradójico cuanto menos. En definitiva, hay que comenzar a tratar con gente muy poderosa con ideas de otro mundo, pero que no te queda más remedio que aceptar. -Y ya, por último, como también se puede ver en su novela, ¿todos tenemos algo oscuro que ocultar en nuestras vidas, aunque sea detrás de un cristal? -Yo no tengo ningún cuerpo congelado ni criogenizado en mi sótano, pero se dice que todo el mundo tiene once secretos que no se los cuentas a nadie. No se si esto es así, pero sí es cierto que cada uno tiene algo oculto y eso siempre me ha interesado. En mi caso, no tengo once secretos, pero sí que algo escondo.
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