Amor en los grupos de running: parejas que se conocieron corriendo

Buenos Aires pasó a ser el principal escenario de carreras de calle y los grupos de corredores se multiplican como espacio para entrenar y conocer gente

Mar 18, 2025 - 06:52
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Amor en los grupos de running: parejas que se conocieron corriendo

Cecilia Seckel es licenciada en economía y Fernando Palomare es productor gráfico, además de mecánico de un equipo de autos de carrera. No frecuentan los mismos ambientes ni lugares y hubiera sido muy difícil que alguna vez se cruzaran, de no ser porque los dos adoran correr. El destino los unió en un running team hace varios años, el mismo que mantienen hasta el día de hoy porque ahí, dicen, encontraron personas que integran un grupo divertido donde olvidar las situaciones negativas de lo cotidiano y disfrutar del entrenamiento con compañeros. “Somos como una gran familia donde no importan los niveles individuales ni las edades de cada integrante”, dice Cecilia.

Lo cierto es que en este tipo de grupos es habitual que quienes tengan ritmos similares corran juntos y ese fue, justamente, el caso de Cecilia y Fernando. Empezaron a acompañarse en algunos “fondos largos” [correr largas distancias a un ritmo constante] y así fueron conociéndose, porque en esos entrenamientos más extensos, pero también más tranquilos, el aire alcanza para charlar. “De hecho, el profesor insiste siempre con que los fondos deben hacerse a ritmo suave, de modo que se pueda trotar y conversar sin agitarse”, explica Cecilia. Ellos hicieron caso y así empezó todo.

Corría noviembre de 2023 cuando se anotaron en una 8K solos, sin el team. Una carrera nocturna que cobró especial relevancia por ser la primera experiencia deportiva que hacían, ya, como pareja.

Hoy, Cecilia cree que lo bueno de compartir la misma pasión con su novio es que los dos entienden el esfuerzo, las madrugadas de competencias y el tiempo y dedicación de entrenamiento que requiere el running. Además, asegura que el apoyo y la motivación que recibe de Fernando le generan la confianza y el impulso necesarios para seguir corriendo. “Yo creo que lo bueno de todo esto es poder valorar los logros del otro, entendiendo el sacrificio que hay detrás, y festejar el crecimiento de la pareja”, dice por su parte Fernando. También destaca la importancia del apoyo cuando las cosas no van bien. Saber que la pareja está en las buenas y en las no tan buenas, “es impagable”. Para ellos, los desafíos deportivos compartidos suman un plus extra a la relación. Este año, por ejemplo, se pusieron el objetivo de preparar y correr juntos una media maratón y ya proyectan viajar para participar de una carrera en el exterior. Ceciia y Fernando se conocieron en un running team hace un par de años

Casos como el de Cecilia y Fernando son cada vez más comunes en un contexto en que el crecimiento del running alcanza una magnitud récord. Un breve paneo: los 21K de Buenos Aires, el año pasado, reunieron a casi 25 mil corredores (todo indica que para este año la convocatoria irá en aumento) y también ha crecido significativamente la concurrencia femenina. Si en la primera edición de la carrera más tradicional de la Argentina, Fiestas Mayas, en 1972, corrieron 284 atletas y no hubo ninguna mujer en la línea de largada, en su última edición, en 2024, fueron casi 13 mil y el porcentaje por género dio un giro exorbitante: hubo un 52 % de mujeres y un 48 % de hombres. En la última edición de los 42K de Buenos Aires, además, corrieron casi 4500 mujeres.

Estos números no solo representan un crecimiento exponencial de un fenómeno deportivo sino que también dan forma a un evento social masivo. Así, el hecho de que más gente corra carreras en la ciudad genera un contexto rico para conocer compañeros con una pasión común y generar vínculos: desde amigos, hasta parejas. La Media Maraton de Buenos Aires 2024

Adrián Gluck, un runner que corre desde hace 25 años, organizador de eventos deportivos y CEO de ILoveRunn, cuenta que en sus carreras suele preguntarles a los participantes cuántos corren con su pareja o cuántos tienen un compañero o compañera que corra. En 2019, el resultado de esa encuesta arrojaba aproximadamente un 7%. En 2024, ascendió al 30 %. De hecho, él mismo conoció a su pareja, Camila Ramallo, de esa forma.

Sucede que una marca convocaba una mañana de sábado a correr 5K en Martínez y una de las participantes era Camila, que había empezado a correr en la secundaria y se había vuelto fanática del deporte. Pero justo ese día se le hizo tarde por el tráfico y mandó un mensaje a la organización de la carrera avisando que no podría llegar. Adrián, que estaba al frente del asunto, la invitó entonces a que lo esperase, y al finalizar el evento se conocieron personalmente. Ese saludo derivó en una charla y la charla en un almuerzo. Desde entonces, no se separaron más.Adrián y Camila, que se conocieorn en el marco de una carrera, hoy adoptaron el hábito de correr juntos

Hoy, que ya llevan tres años en pareja, coinciden en que el running empodera su relación. “Yo nunca había estado en pareja con un corredor y no imaginaba que era algo que se podía compartir y disfrutar tanto de a dos. De hecho jamás había corrido en grupo; recién cuando conocí a Adrián adquirimos el hábito de desayunar y salir a correr juntos”, comenta Camila. También dice que conocerlo implicó, por un lado, construir una relación de novios y, por otro, ponerse a prueba como una corredora flexible, capaz de adaptarse y vivir de otra forma una actividad que venía realizando desde hacía muchos años en soledad.

¿El recuerdo runner más lindo que comparten? El del día en que Camilia corrió su primera maratón, la de Buenos Aires, en 2022. “Yo la estaba esperando en el kilómetro 33, cerquita del Obelisco, para acompañarla y alentarla en el último y duro tramo final”, describe Adrián y Camila agrega que gracias a ese gesto, los últimos kilómetros de su primera maratón se convirtieron en un fondo de a dos inolvidable.

“Desde que nos conocimos yo empecé a sentir que para un runner, no hay nada mejor que otro runner –dice Camila–. Tener una pareja que también corre hace que ambos hablemos un mismo idioma. Aceptamos y entendemos las rutinas de entrenamiento, los horarios, los abrazos transpirados, los abrazos con otros corredores, incluso con desconocidos”. También plantea que el hecho de que su novio sea, además de corredor, un organizador de carreras, multiplica todo: “Es un motivador nato”, concluye.

Puntos a favor

En general, las parejas que corren no dudan en afirmar que el running es una actividad perfecta para practicar en pareja: cuando los dos corren, todo es más fácil. Por un lado, porque muchas veces el corredor dedicado (no en nivel sino en su compromiso con la actividad) es incomprendido o tildado de “obsesivo” por quienes no corren. Es común que a los familiares y amigos no deportistas les cueste entender el disfrute de levantarse un domingo a las cinco de la mañana para participar de una carrera (y pagar para eso); preferir acostarse temprano un sábado en lugar de salir; evitar las grasas y el alcohol; gastar fortunas en zapatillas; deprimirse por unos segundos más de lo esperado en una 10K y la lista sigue. Cuando los dos están “en la misma”, en cambio, la complicidad y la comprensión son moneda corriente y los reclamos se reducen bastante. Al menos eso es lo que opinan Rocío Séré y Sebastián Curet, que llevan décadas corriendo. Ella arrancó a los 15 años motivada por su papá, que también corría, y así se fue enganchando con el deporte hasta alcanzar logros deportivos realmente significativos, como ganar El Cruce de los Andes en equipo en 2018 (una carrera de 100 km en tres etapas) y el Grand K en 2021. Rocío y Sebastián empezaron a salir cuando compartían un grupo de entrenamiento

Sebastián, por su parte, empezó a los 12 participando de torneos de atletismo en la escuela. A los 17 llegó a un segundo puesto en los Torneos Bonaerenses y, ya más grande, se convirtió en todo un maratonista: hoy lleva completadas ocho 42K de calle, un medio Ironman y un Tetratlón.

Con Rocío se conocieron hace seis años en el running team que lidera Ezequiel Pauluzak y ambos creen que esta práctica no solo propició su encuentro sino que potenció su relación, generando momentos para compartir: durante el entrenamiento, en el post, en los viajes a distintas carreras... Además, formaron una familia ensamblada. Sebastián tiene dos hijos, Fran, de 14, y Cami, de 10, y con Rocío se convirtieron en padres de Sur, de 14 meses. Sebastián y Rocío hoy son padres de Sur, de 14 meses

Nunca olvidarán su “luna de miel atlética” en 2022 en Europa, donde corrieron por toda Italia, de sur a norte, disfrutando de paisajes como los de Limone, las Dolomitas, o Vernazza. También por Francia y Suiza. Y cerraron el viaje, por supuesto, con una carrera: la Ultra Pirineu, en Baga.

Hoy, los dos tienen el mismo sueño deportivo pendiente: correr una maratón de las Majors. Además, Rocío anhela completar la UTMB, la carrera de montaña más prestigiosa del mundo, y Sebastián se sentiría completo con un Ironman: la prueba máxima del triatlón. Desafíos comunes que refuerzan, al mismo tiempo, su amor.