05 Coll de Nargó – La Seu d’Urgell
Pequeña etapa que en sus 30 km sirve para gozar del paisaje prepirenaico, del románico rural y de los coquetos puentes sobre el río Segre. Hoy toca visita a la familia en Andorra.

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Si hubiera pernoctado en Sant Llorenç, como había sido mi intención, me habría acercado a su monasterio, de estilo románico lombardo.
Los orígenes del cenobio se encuentran en una antigua casa en la que residía una comunidad de religiosos, dirigidos por el abad Bo (910). Parece ser que se regían por una regla de tipo visigótico. El sucesor de Bo fue el abad Ciendiscle (920). […]
En el año 1019, debido a las gestiones realizadas por Ermesenda de Carcasona y por el obispo Ermengol, quedó unido como priorato al Monasterio de San Saturnino de Tabérnolas, en un intento de expandir la regla benedictina por los monasterios catalanes.
Qué majos aquellos tipos de antaño que se hacían llamar Bo, Ciendiscle o Ermesenda. Tenía que proporcionar carácter ya de por sí.
Pues bien, como mi fin de etapa de ayer ha sido en Coll de Nargó, he visitado en su lugar la iglesia de Sant Climent, también de estilo románico lombardo. Lo comido por lo servido.
A ver, clase de primer curso de Educación Primaria en estilo románico lombardo. ¿Características básicas? Nos quedamos con el uso de arcos ciegos y bandas lombardas en la decoración exterior. Si te fijas, estas estrechas franjas verticales de piedra sobresalen ligeramente de la pared y quedan unidas en su parte superior por pequeños arcos ciegos. Vamos, que parece una especie de arcada decorativa. Fíjate en el ábside para entenderlo bien.
¿Qué más? Eso es, la torre el campanario. Las de este estilo destacan enseguida. Son esbeltas, de planta cuadrada o rectangular, y a medida que se gana en altura muestran más ventanas o vanos, típicamente con arcos geminados o triples, como es el caso de que ves en la imagen. ¿Has prestado atención? A lo mejor otro día pongo examen sin avisar. No digo más.
La iglesia queda a la salida del pueblo, un tanto aislada, lo que le sirve para lucir mejor sus encantos. Algo le debió de ver el Ejército Popular Republicano durante la Guerra Civil cuando la usaron como polvorín. Y no creas, que, a pesar de haber sido bombardeada en varias ocasiones, la estructura de la iglesia resistió. Construian bien allá por el siglo X.
Coll de Nargó cuenta también con el museo de los raiers. Hace un par de años, haciendo noche en La Pobla de Segur, me hospedé en un hotelito que tenía decoración muy bonita a cuenta de los raiers.
Desde los siglos pasados, buena parte de la gente del pueblo se especializó en el transporte de la madera a través del río. Eran los raiers, que desarrollaron su actividad hasta el primer tercio del siglo XX, cuando la construcción de los embalses y la expansión del transporte por carretera, hicieron impracticable e innecesaria su actividad.
En la plaza del ayuntamiento se veía actividad para preparar la fiesta de este próximo domingo día 18.
Estoy alojado, muy a gusto, en el Hotel Betriu, que queda en la misma C-14, en el cruce que da acceso a Coll de Nargó. La comida, muy rica y abundante (demasiado para mí). Por la noche no cabía un alma en el bar a cuenta del partido de fútbol de Champions del Barça. Yo, por si acaso, mutis por el foro. Menos mal que era poco menos que un trámite de partido porque el partido de ida dejó la eliminatoria sentenciada. El griterío con el gol del Barça casie hace saltar de la cama del susto que me dio.
Para hoy me queda una minietapa que voy a aprovechar muy bien, porque por la tarde me subiré a ver a la familia a Andorra.
Desayuno sin prisa. Salgo más tarde de lo que acostumbro. Las primeras pedaladas me permiten disfrutar de un paisaje prepirenaico encantador, con la parte alta del embalse de Oliana y los paredones de las sierras que lo custodian.
En vez de ir a Organyà por la C-14, cojo la carretera de Figols por el puente de Espia. Ojo al asunto porque al lado quedaba otro puente, ya derruido, pero con su leyenda a cuestas:
El antiguo, con arco gótico, se encontraba aguas arriba, en los límites de Fígols de Organyà, Organyà y Coll de Nargó. Se hizo famoso porque se explica que en él fue despedazado el conde de España, conocido por su carácter arbitrario y sanguinario, después de haber sido asesinado por los carlistas, que habían sido partidarios suyos.
Pedaleo en plan Verano Azul, despacio. Un verano con un frío que pela, por cierto. Tras un ligero repecho me da la bienvenida a Figols su iglesia de San Víctor. Detrás quedan las grandes montañas.
La iglesia es de estilo románico y data del siglo XII. Su emplazamiento es ideal para tomar conciencia del paisaje circundante, con el valle del Segre rodeado por las nubes que se pegan a las montañas. Ahora bien, si la iglesia de Sant Climent en Coll de Nargó sirvió de polvorín en la Guerra Civil, la de Figols se hizo notar en la Primera Guerra Carlista. Fue entonces cuando sufrió un incendio provocado por tropas carlistas que atacaron a los liberales, refugiados en su interior. De poco les sirvió porque murieron todos.
Vuelvo a cruzar el Segre por un coqueto puente colgante para entrar en Organyà y coger de nuevo la C-14 hacia La Seu. Hay que evitar dos nuevos túneles siguiendo el trazado de la carretera antigua, como ya hice ayer: Tresponts y Montant de Tost. Pues no, el segundo está abierto a las bicis. Sus 600 metros de longitud no son nada comparados con los que me metí el verano pasado en Noruega.
Los dejo atrás y me salgo otra vez de la C-14 por un nuevo puente colgante sobre el río Segre (ni sé las veces que lo he cruzado en estos cinco días de ruta) que me lleva a una pista pegada al río, con algún que otro tramo de barro achocolatado. Lo voy remontando hasta que, de nuevo, tengo que volver a la C-14. Paso por el Pla de San Tirs y antes de llegar a Adrall la vuelvo a dejar para coger el Camino Natural de les Mines. Junto al Segre el trazado me conduce hasta Arfa. Me acerco hasta la iglesia, dedicada a San Serni, del siglo XII, y con un curioso campanario, de forma cuadrada en la base y octogonal en la parte superior.
Ya no queda nada para La Seu. Eso sí, hay tiempo para fotografiar el enésimo puente sobre el Segre, esta vez en una zona dedicada al piragüismo de aguas bravas.
Antes de terminar me adelantan Enric Más y Marc Soler. Luego me los encuentro tomando café en un bar de La Seu, pero eso mejor os lo cuento mañana, junto con alguna otra cosilla del pueblo, que tiene mucha historia a sus espaldas.
Kilómetros totales hasta esta etapa: 346,2.
Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 3.979.