Una planta 'diabólica' con posibles efectos medicinales aparece en Texas y mantienen su ubicación en secreto
Vulnerable - Su distribución limitada y sensibilidad al cambio climático la ponen en riesgo de extinción Brotó de entre las rocas como un reto a la aridez. En medio del desierto de Chihuahua, una mancha roja y blanca emergía del suelo, brillante y descarada contra el polvo marrón. Nadie esperaba encontrar algo así en un lugar tan inhóspito, mucho menos un descubrimiento que sacudiría el mundo botánico después de medio siglo de silencio. Pero estaba allí, diminuto y peludo, mostrando sus flores como cuernos demoníacos, retando al calor y al olvido. Todo comenzó cuando Deb Manley, una voluntaria curiosa, decidió explorar el polvoriento Big Bend National Park en Texas. Armada con una cámara y un ojo atento, captó aquella planta peculiar y compartió la imagen en iNaturalist, una plataforma donde aficionados y expertos documentan la flora y fauna del mundo. Sin saberlo, había puesto en el mapa a una especie nunca antes vista, un hallazgo que dejó perplejos a los investigadores de la Academia de Ciencias de California. Los científicos han preferido no decir dónde se puede encontrar esta planta Isaac Lichter Marck, uno de los científicos involucrados, explicó en un comunicado que “mientras muchos asumen que las plantas y animales en nuestros parques nacionales ya han sido documentados”, los científicos aún hacen “descubrimientos sorprendentes en estos icónicos paisajes protegidos”. La fotografía de Manley fue el detonante que llevó a los investigadores hasta el remoto rincón del parque, ansiosos por desentrañar el misterio de la florecilla peluda. No era solo una nueva especie; era un nuevo género. Esto no ocurría en un parque nacional de Estados Unidos desde hacía unos 50 años. La comunidad científica quedó fascinada con aquel hallazgo y pronto comenzaron a llamarla woolly devil - demonio lanudo - por las fibras que cubrían sus hojas y sus flores rojas que parecían cuernos. Sin embargo, su nombre oficial, Ovicula biradiata, rinde homenaje a los borregos cimarrones que vagan por las áridas montañas de Big Bend, ya que Ovis significa oveja en latín. Pero esta pequeña planta es mucho más que una rareza botánica. Pertenece a la familia de los girasoles, aunque es complicado imaginarlo. “O. biradiata es un miembro de la familia de los girasoles, aunque no se parece a sus parientes de forma radial a primera vista”, señaló Marck. “Tras secuenciar su ADN y compararlo con otros especímenes en el herbario de la Academia, descubrimos que no solo es una nueva especie dentro del grupo de los girasoles, sino que también es lo suficientemente distinta como para justificar un género completamente nuevo”, garantizó. El secreto mejor guardado de Big Bend A pesar de su aspecto resistente, el woolly devil es increíblemente vulnerable. Solo se ha encontrado en tres lugares muy específicos dentro del parque, en un rango tan estrecho que preocupa a los científicos. Es una planta pequeña, que apenas mide de 2 a 7 centímetros de ancho, apareciendo tímidamente entre las piedras y arenales. Los investigadores la describen como “efímera”, ya que su ciclo de vida es corto y depende de condiciones ambientales muy precisas. Y ahí radica el problema. Esta región del desierto de Chihuahua ha sufrido sequías severas recientemente, y el cambio climático amenaza con agravar aún más la aridez del lugar. La estrecha distribución del woolly devil sugiere que es extremadamente sensible a las variaciones climáticas, lo que lleva a los científicos a pensar que esta planta recién descubierta ya podría estar en peligro de extinción. “Solo hemos observado esta planta en tres lugares muy reducidos en la esquina más al norte del parque, y es posible que hayamos documentado una especie que ya está en vías de desaparición”, advirtió Marck.

Vulnerable - Su distribución limitada y sensibilidad al cambio climático la ponen en riesgo de extinción
Brotó de entre las rocas como un reto a la aridez. En medio del desierto de Chihuahua, una mancha roja y blanca emergía del suelo, brillante y descarada contra el polvo marrón. Nadie esperaba encontrar algo así en un lugar tan inhóspito, mucho menos un descubrimiento que sacudiría el mundo botánico después de medio siglo de silencio. Pero estaba allí, diminuto y peludo, mostrando sus flores como cuernos demoníacos, retando al calor y al olvido.
Todo comenzó cuando Deb Manley, una voluntaria curiosa, decidió explorar el polvoriento Big Bend National Park en Texas. Armada con una cámara y un ojo atento, captó aquella planta peculiar y compartió la imagen en iNaturalist, una plataforma donde aficionados y expertos documentan la flora y fauna del mundo. Sin saberlo, había puesto en el mapa a una especie nunca antes vista, un hallazgo que dejó perplejos a los investigadores de la Academia de Ciencias de California.
Isaac Lichter Marck, uno de los científicos involucrados, explicó en un comunicado que “mientras muchos asumen que las plantas y animales en nuestros parques nacionales ya han sido documentados”, los científicos aún hacen “descubrimientos sorprendentes en estos icónicos paisajes protegidos”. La fotografía de Manley fue el detonante que llevó a los investigadores hasta el remoto rincón del parque, ansiosos por desentrañar el misterio de la florecilla peluda.
No era solo una nueva especie; era un nuevo género. Esto no ocurría en un parque nacional de Estados Unidos desde hacía unos 50 años. La comunidad científica quedó fascinada con aquel hallazgo y pronto comenzaron a llamarla woolly devil - demonio lanudo - por las fibras que cubrían sus hojas y sus flores rojas que parecían cuernos. Sin embargo, su nombre oficial, Ovicula biradiata, rinde homenaje a los borregos cimarrones que vagan por las áridas montañas de Big Bend, ya que Ovis significa oveja en latín.
Pero esta pequeña planta es mucho más que una rareza botánica. Pertenece a la familia de los girasoles, aunque es complicado imaginarlo. “O. biradiata es un miembro de la familia de los girasoles, aunque no se parece a sus parientes de forma radial a primera vista”, señaló Marck. “Tras secuenciar su ADN y compararlo con otros especímenes en el herbario de la Academia, descubrimos que no solo es una nueva especie dentro del grupo de los girasoles, sino que también es lo suficientemente distinta como para justificar un género completamente nuevo”, garantizó.
El secreto mejor guardado de Big Bend
A pesar de su aspecto resistente, el woolly devil es increíblemente vulnerable. Solo se ha encontrado en tres lugares muy específicos dentro del parque, en un rango tan estrecho que preocupa a los científicos. Es una planta pequeña, que apenas mide de 2 a 7 centímetros de ancho, apareciendo tímidamente entre las piedras y arenales. Los investigadores la describen como “efímera”, ya que su ciclo de vida es corto y depende de condiciones ambientales muy precisas.
Y ahí radica el problema. Esta región del desierto de Chihuahua ha sufrido sequías severas recientemente, y el cambio climático amenaza con agravar aún más la aridez del lugar. La estrecha distribución del woolly devil sugiere que es extremadamente sensible a las variaciones climáticas, lo que lleva a los científicos a pensar que esta planta recién descubierta ya podría estar en peligro de extinción. “Solo hemos observado esta planta en tres lugares muy reducidos en la esquina más al norte del parque, y es posible que hayamos documentado una especie que ya está en vías de desaparición”, advirtió Marck.
Para protegerla, los investigadores han decidido mantener en secreto sus coordenadas exactas. No quieren que el interés humano la ponga en mayor riesgo. Pero su rareza podría tener implicaciones que van más allá de la conservación. Al observarla bajo el microscopio, el equipo encontró glándulas especiales que contienen compuestos similares a los que poseen propiedades anticancerígenas y antiinflamatorias en otras plantas de la familia de los girasoles. Aunque se requiere más investigación, esto sugiere que el woolly devil podría ofrecer pistas valiosas para la medicina.
Así, en medio de un parque nacional olvidado por el tiempo y los mapas, ha aparecido una pequeña planta que desafía no solo al desierto, sino también a la comprensión de la biodiversidad y sus posibilidades. Un buen ejemplo de que, incluso en los rincones más inhóspitos, la vida encuentra formas de abrirse paso.