Una de cada tres trabajadoras del hogar sigue sin alta en la Seguridad Social; el 74% necesita medicación para el dolor

Solo cuatro de cada diez reciben la indemnización por despido que les corresponde, según un informe de Oxfam.

Mar 28, 2025 - 06:24
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Una de cada tres trabajadoras del hogar sigue sin alta en la Seguridad Social; el 74% necesita medicación para el dolor

La economía sumergida sigue siendo la realidad de muchas empleadas de hogar. Pese a los cambios legislativos de los últimos años, una de cada tres trabajadoras continúa sin estar dada de alta en la Seguridad Social —ya sea por decisión propia o de sus empleadores— y no tienen reconocida ninguna enfermedad profesional, pese a que el 74% necesita medicarse para el dolor.

Una investigación de Oxfam Intermón arroja luz sobre esta situación para denunciar las discriminaciones de estas trabajadoras y reivindicar sus derechos en el marco del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, que se conmemora este 30 de marzo. El informe —Trabajo invisible y cuerpos rotos—, hace un análisis sobre las condiciones sociolaborales de las trabajadoras de un sector que, aunque ha demostrado ser esencial, permanece "profundamente precarizado" en este país.

Informalidad, bajos salarios, falta de derechos laborales y situaciones de discriminación constituyen la normalidad para las 565.718 personas que trabajan en este sector en España, de las cuales casi el 90% son mujeres y el 69% son extranjeras o tienen doble nacionalidad, según el estudio. España es, de hecho, el país de la Unión Europea (UE) con mayor número de empleadas del hogar y de cuidados (el 34,5%). Pero ello no se traduce en unas condiciones laborales mínimas, según vienen denunciando desde hace años. El salario medio no llega a los 1.000 euros mensuales para la gran mayoría de ellas, lo que explica que tres de cada diez no pueda salir de la pobreza y el 37,7% declare problemas "severos" para llegar a fin de mes.

Además, y pese a la reforma impulsada por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, solo cuatro de cada diez reciben la indemnización por despido que les corresponde. Un derecho laboral que se ve fácilmente vulnerado, teniendo en cuenta que un 32% de estas trabajadoras no están dadas de alta en la Seguridad Social, con los perjuicios que ello acarrea en términos de cotización por desempleo y a la hora de cobrar las prestaciones correspondientes. ¿El resultado? Una gran inestabilidad y pobreza laboral, alimentada también por la temporalidad que prima en el sector —casi uno de cada cuatro contratos son temporales— y la imposibilidad de trabajar las horas suficientes como para recibir un ingreso decente —casi el 60% tiene jornadas parciales—.

"La chica para todo"

"Encontramos a muchas trabajadoras que son contratadas para hacer labores de limpieza y acaban cuidando también. Muchas son 'la chica para todo", explica a 20minutos Nerea Boneta, autora del informe y experta en empleo de hogar y cuidados de Oxfam Intermón. El problema, incide, es que se trata todavía de un sector muy poco valorado a nivel social. "Es invisible, a pesar de que cuando caminas por la calle un día por la mañana en un parque público, probablemente encontrarás a muchas mujeres cuidando de personas dependientes. Es un trabajo invisible que nadie ve cuando está a la vista de todo el mundo", subraya la investigadora, que asegura también que son estas trabajadoras las que asumen los cuidados que no llegan a cubrir el sistema de atención a la dependencia o las propias familias.

Boneta reconoce que hay "muchos motivos" para alegrarse de las últimas reformas impulsadas por el Gobierno para garantizar los derechos de las empleadas del hogar y de los cuidados y, en definitiva, equipararlas al resto de trabajadores. Sin embargo, todavía queda trabajo por hacer para garantizar que se cumplen de forma efectiva. Esta tarea se complica, también, por las particularidades del espacio en el que trabajan: los hogares. "Hace falta empezar a definir cómo vamos a actuar en los domicilios, a realizar una inspección de trabajo, que es muy complicada por la inviolabilidad del domicilio y el derecho a la intimidad. Pero pueden empezar a explorarse posibles maneras de hacerlo", defiende. Propone, en ese sentido, reforzar la concienciación social, ya que muchas familias desconocen cómo dar de alta a una trabajadora en la Seguridad Social. "Pueden darse herramientas, como deducciones fiscales para que puedan asumir el coste que supone dar de alta", plantea.

A costa de su salud física y mental

El impacto de este trabajo en su salud, es, también, algo en lo que pone el foco el informe. Más del 90% de las trabajadoras del sector asegura que ha sufrido dolores musculoesqueléticos en el último año, el 65% ha experimentado estrés y casi un 60% ansiedad. Al final, lo que hacen para soportar sus jornadas de trabajo es medicarse: un 74% dice que necesita consumir habitualmente analgésicos para enfrentar sus jornadas laborales.

"Es un sector que no tiene enfermedades laborales reconocidas. Esto quiere decir que cuando van al médico a pedir una baja laboral o una incapacidad, tienen muchas dificultades para que se la reconozcan. Normalmente, sus dolores o malestares se consideran enfermedades comunes y no se les reconoce esto, cuando la realidad es que es un trabajo que implica contacto con productos de limpieza que son químicos, jornadas muy largas, levantar peso y realizar movimientos muy repetitivos. En la pandemia ya se evidenció, además, que están más expuestas a enfermedades infecciosas porque trabajan con personas con un deterioro de la salud", afirma la autora del informe.

Pero luego están también los factores externos que deben soportar, más allá de la precariedad laboral y el deterioro físico y mental que padecen. La mitad de las empleadas del hogar y de cuidados declara haber sufrido faltas de respeto, insultos o un trato discriminatorio y tres de cada diez, impagos de salario. Un 17% dice incluso haber recibido proposiciones de carácter sexual. "Un problema agravado por la falta de regulación y el carácter privado del espacio donde se desarrolla su labor", incide Oxfam, que recuerda que las enfermedades profesionales no están reconocidas y no son posibles las inspecciones laborales en el lugar de trabajo.

Ante esta situación, la entidad reclama un sistema público y universal de cuidados que garantice los derechos de las trabajadoras del sector y plantea una batería de medidas, como la equiparación en la indemnización por despido, el control "estricto" de los límites de la jornada laboral y el derecho a desempleo con carácter retroactivo.