Un revés para la salud y la vida profesional: Galicia es la comunidad con mayor incidencia de silicosis

Con una incidencia del 32,9%, Galicia es la comunidad autónoma que registra el mayor número de casos de silicosis en España -seguida, con un razonable margen, por Castilla y León (14%) y Andalucía (10,3%)-. La enfermedad, que afecta al sistema respiratorio, se vuelve crónica una vez adquirida y provoca complicaciones que, según su gravedad, llegan a ser potencialmente mortales. En el mejor de los casos, impiden a quien la padece seguir llevando una vida normal en muchos aspectos, empezando por el ámbito profesional. Cuestión que, de hecho, se relaciona directamente con el origen de la aflicción: la inhalación prolongada de polvo de sílice, un elemento que se suspende en el ambiente durante la elaboración de ciertos muebles, especialmente encimeras, en los que se tratan materiales como granito o cuarzo. Por esto mismo, la mayor parte de los focos de silicosis se localizan en las plantas en las que se manufacturan estos muebles. Y los principales perjudicados son los trabajadores de estas fábricas, que se exponen al polvo de sílice de forma casi diaria, en muchos casos, durante años. De nuevo, una vez enferman, no solo ven truncada su salud, también su vida laboral; lo explica Francisco Javier González Barcala, especialista en neumología y profesor asociado de la Universidade de Santiago de Compostela. «Es crónica e incurable. La solución pasa por cortar la exposición» al polvo, lo que para ellos implica «dejar de trabajar». Y no solamente de cara a evitar un empeoramiento: una vez contraída, la enfermedad se vuelve incapacitante para la persona, que comienza a sufrir dificultades respiratorias, dolores pectorales y una mayor propensión a padecer infecciones, requiriendo en muchos casos una atención permanente. Aunque tradicionalmente la comunidad gallega no ha registrado tasas elevadas de incidencia de esta enfermedad, entornos como el de O Porriño (Pontevedra) sí albergan cierta concentración de empresas dedicadas a la elaboración de encimeras. Tradicionalmente, añade González Barca, zonas como Vigo o Valdeorras (Orense), en las que durante décadas se ha invertido en la explotación minera, han sido las principales zonas cero. Pero hoy, en consonancia con los cambios en la industria, el foco se ha trasladado a la siguiente etapa de la producción. «Antes era un problema de las minas, pero ahora es más de la piedra artificial que se fabrica», apuntala.

Abr 4, 2025 - 00:43
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Un revés para la salud y la vida profesional: Galicia es la comunidad con mayor incidencia de silicosis
Con una incidencia del 32,9%, Galicia es la comunidad autónoma que registra el mayor número de casos de silicosis en España -seguida, con un razonable margen, por Castilla y León (14%) y Andalucía (10,3%)-. La enfermedad, que afecta al sistema respiratorio, se vuelve crónica una vez adquirida y provoca complicaciones que, según su gravedad, llegan a ser potencialmente mortales. En el mejor de los casos, impiden a quien la padece seguir llevando una vida normal en muchos aspectos, empezando por el ámbito profesional. Cuestión que, de hecho, se relaciona directamente con el origen de la aflicción: la inhalación prolongada de polvo de sílice, un elemento que se suspende en el ambiente durante la elaboración de ciertos muebles, especialmente encimeras, en los que se tratan materiales como granito o cuarzo. Por esto mismo, la mayor parte de los focos de silicosis se localizan en las plantas en las que se manufacturan estos muebles. Y los principales perjudicados son los trabajadores de estas fábricas, que se exponen al polvo de sílice de forma casi diaria, en muchos casos, durante años. De nuevo, una vez enferman, no solo ven truncada su salud, también su vida laboral; lo explica Francisco Javier González Barcala, especialista en neumología y profesor asociado de la Universidade de Santiago de Compostela. «Es crónica e incurable. La solución pasa por cortar la exposición» al polvo, lo que para ellos implica «dejar de trabajar». Y no solamente de cara a evitar un empeoramiento: una vez contraída, la enfermedad se vuelve incapacitante para la persona, que comienza a sufrir dificultades respiratorias, dolores pectorales y una mayor propensión a padecer infecciones, requiriendo en muchos casos una atención permanente. Aunque tradicionalmente la comunidad gallega no ha registrado tasas elevadas de incidencia de esta enfermedad, entornos como el de O Porriño (Pontevedra) sí albergan cierta concentración de empresas dedicadas a la elaboración de encimeras. Tradicionalmente, añade González Barca, zonas como Vigo o Valdeorras (Orense), en las que durante décadas se ha invertido en la explotación minera, han sido las principales zonas cero. Pero hoy, en consonancia con los cambios en la industria, el foco se ha trasladado a la siguiente etapa de la producción. «Antes era un problema de las minas, pero ahora es más de la piedra artificial que se fabrica», apuntala.