Te elige: El imposible libro que Miranda July no sabía que estaba escribiendo

En una estructura anular, el punto de partida es el bloqueo creativo que le impide a Miranda July terminar el guion de lo que posteriormente fue su segunda película, El futuro (2011), cuyo rodaje cierra de manera imprevista el texto. La metacreatividad se erige en el marco narrativo de la obra, debido a que el... Leer más La entrada Te elige: El imposible libro que Miranda July no sabía que estaba escribiendo aparece primero en Zenda.

Abr 17, 2025 - 06:08
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Te elige: El imposible libro que Miranda July no sabía que estaba escribiendo

La hibridación de discursos textuales, la ruptura entre las fronteras literarias actuales —quizá más habitual en los lenguajes audiovisuales— es, tal vez, un reflejo perfecto de nuestro tiempo. La obra literaria sale de la jaula de los géneros canónicos y heredados para desafiar sus posibilidades expresivas y las expectativas convencionales de los lectores. En este espacio intertextual y “postgenérico” arriesga Te elige, de Miranda July (Ediciones Comisura, 2025), artefacto entre novela, entrevista periodística y álbum fotográfico, que no responde tanto a un recurso estético y estilístico —donde, sin duda, ha influido su trayectoria en tanto directora de cine— como a una respuesta a la complejidad de la experiencia humana.

En una estructura anular, el punto de partida es el bloqueo creativo que le impide a Miranda July terminar el guion de lo que posteriormente fue su segunda película, El futuro (2011), cuyo rodaje cierra de manera imprevista el texto. La metacreatividad se erige en el marco narrativo de la obra, debido a que el proceso del making of de esa película hilvana una estructura oscilante entre el documental y la autometaficción, incluyendo un encuentro con el actor Don Johnson. Atrapada entre la rutina y el estancamiento creativo, se adentra, casi por casualidad, en la lectura de los anuncios del PennySaver, un folleto donde se vendían variopintos objetos a la manera de Wallapop, para acabar entrevistando a diez vendedores, cuyas historias personales le posibilitan reencontrarse con su escritura y finalizar el guion:

«Me había vuelto estrecha de mente y miope por estar en mi escritorio. Me había olvidado de que la audacia era una opción posible. Si no podía escribir las escenas, entonces tendría que aceptar de lleno que no las iba a escribir. Decidí apartarme de mi ordenador y de la conclusión de que quizá estuviese a punto de tener una buena idea».

Si bien no hay una intencionalidad clara al principio en estas entrevistas reales que graba junto a su asistente y a la fotógrafa Brigitte Sire, la cercanía y confianza desde la cual se dirigen a ella estas personas, abriéndole la intrinsiqueza de sus casas, la abocan a seguir como si fuera una obligación ineludible:

«Me llevó un tiempo resignarme al hecho de que Diana, Matilda, Ron (…) iban a formar parte de la película, pero entonces, ¿cómo podría un producto de ficción contenerlos a todos? Ahora era intensamente consciente de lo pequeño que era el mundo sobre el que había escrito; sería mi versión bonsái, bien apretada, de Los Ángeles. Sabía que si realmente quería sacar a la luz a la gente que había conocido, uno de estos días debería hacer una especie de obra de no ficción. (Ese día ha llegado)».

Te elige se convierte, así, en un honesto, a veces voyerista, retrato sociológico y antropológico de la América olvidada, aunque se circunscriba a Los Ángeles, por medio de unos objetos (una cazadora de cuero, ropa india, una maleta, gatos, renacuajos, estuche de dibujo, ositos de peluche, secador de pelo, álbumes de fotografía, tarjetas de felicitación navideña…) transformados en catalizadores del sentido de la vida, de las minúsculas pero relevantes preocupaciones del otro, ese otro convertido en alguien que pierde su anonimato y con quien nos invita a empatizar en este artefacto. No obstante, en el enfoque documental, ocasionalmente, Miranda July se muestra profesional y distanciada, y la empatía proviene más del lector que de la propuesta. Los objetos sirven de excusa para rastrear el fetichismo de lo cotidiano en unos espacios reveladores de una cultura popular.

La galería de personajes, en ocasiones estrambóticos o marginales, a quienes se aproxima tiernamente, revelando sus vulnerabilidades, abarca desde Michael, que está en transición de género, a Ron, en arresto domiciliario, superando las vivencias de los protagonistas lo imaginable. Aparecen con su nombre real, así como el barrio en el que viven, y sus microhistorias encierran en sí un relato que nos seduce, porque en él podemos identificarnos. A través de ellos, desde sus voces, construye una imagen colectiva conmovedora y, a la vez, incómoda sobre la sociedad. Sin pretenderlo, Te elige aborda temas centrales de las vivencias cotidianas que, con insistencia, la mayoría de las veces nos negamos, siendo la soledad un tema coincidente; esos anuncios se transforman en un modo de vincularse humanamente en una época digital:

«Las cosas fuera de la red se iban alejando de mí, y todo lo que estaba dentro de ella parecía penetrantemente significativo. Tenía que leer a diario los blogs de extraños, y las personas cercanas que no tenían presencia en la red se iban convirtiendo casi en personajes de tebeo, como si les faltase una dimensión».

Porque nos encontramos con un texto en la frontera entre géneros, Te elige se manifiesta por momentos como ensayo sociológico o novela de no ficción, donde los protagonistas superan la ficción o el ejercicio de autoficción que eviscera un proceso creativo… Y siempre desde un estilo claro y sencillo que ahonda, por su desnudez y realismo, en la verosimilitud de este relato-collage en el cual lo banal adquiere una dimensión poética. Y este texto estaría incompleto sin las fotografías de Brigitte Sire, al retratar a los protagonistas, sus objetos y sus casas, crea un efecto de archivo entre lo ficticio y lo documental. Las fotos testimonian y confirman la veracidad del relato, al tiempo que posibilitan al lector situarse como espectadores ante una pantalla, pues texto y fotografía dialogan. La dimensión cinematográfica de Miranda July, de nuevo, aporta una perspectiva personal.

Es muy de agradecer el rescate en una traducción revisada y una edición exquisita y mimada por Ediciones Comisura de esta obra inclasificable, publicada por Seix Barral en 2012. No hay en Miranda July un afán de originalidad, sino un anhelo por comprender la experiencia humana que no puede amoldarse a patrones preestablecidos. Sólo traspasándolos, por medio de la confluencia de registros diversos, tanteamos a la realidad y horadamos las fronteras ficcionales en las que se tiende a clasificar lo vivido, lo impensado, lo recordado, lo encontrado si acaso por elección del azar. De este modo, el mundo privado de los protagonistas transgrede nuestra verdad para revelarnos cuánto de ellos hay en cada uno de nosotros, como si fueran ellos y sus objetos quienes te eligen.

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Autora: Miranda July. Título: Te elige. Editorial: Comisura. Venta: Todos tus libros.

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