Silvio Soldán cumple 90 años: la cena con su hijo, el plan con su novia y la confesión a la hora de hacer un balance de su vida

El conductor de Feliz domingo y Grandes valores del tango revela su mayor aprendizaje y cuenta todos los proyectos laborales que tiene preparados para este año

Mar 26, 2025 - 23:03
 0
Silvio Soldán cumple 90 años: la cena con su hijo, el plan con su novia y la confesión a la hora de hacer un balance de su vida

Silvio Soldán, el mítico conductor de radio y televisión, el poeta enamorado del amor, compositor de más de doscientas canciones y protagonista accidental de tormentosos escándalos -uno de ellos, el caso de su ex Giselle Rímolo, lo llevó a la cárcel- cumple hoy 90 años. Tan activo como en su época de oro, Soldán se tomó unos minutos para charlar con LA NACIÓN y hacer un balance de su vida, además de adelantar los proyectos laborales que lo tienen tan entusiasmado.

–¿Cómo la está pasando en su cumpleaños?

–Bien, me levanté muy temprano. Estaba revisando el teléfono, debo tener no menos de cien llamados y todavía me falta una ponchada impresionante, pero no puedo contestarlos a todos. Bien, gracias a Dios estoy muy bien. Hoy voy a cenar con mi hijo Christian y el sábado me van a hacer un festejo en un salón de eventos que hay en Ezeiza.

–¿Tiene planes con Susana, su novia?

–Ah, sí, mi chiquitita divina. Esta noche no nos vemos, nos encontraremos mañana seguramente y seguiremos de festejo.

–Sigue muy activo laboralmente con la animación de eventos. ¿Tiene algún otro proyecto en el tintero?

–La animación de eventos es permanente, es mi trabajo más continuo hoy en día. Después, estoy por empezar la segunda temporada de streaming en un canal que se llama Berretín [el año pasado incursionó con un ciclo de ocho episodios llamado Feliz lunes]. Me llamó el productor para ver si empezamos, seguramente el mes que viene. Hay muchas cosas, muchos festivales por el interior también. Dios mediante, en pocos días estaremos empezando a filmar la historia de mi vida en un documental. Y lo que se postergó por falta de plata parece que ahora no se va a postergar más, que es la salida de mi libro con mis memorias. Así que hay mucho camino por recorrer.En los próximos días, Silvio Soldán empezará el rodaje de un documental sobre su vida

–¿Y qué puede contar del documental? ¿Lo hace con alguna productora independiente?

–Sí, son dos productores [de productoras distintas] y un director. Creo que ya faltarán pocos días para que empecemos las primeras tomas. Es documental, no va a haber actores haciendo de mi vida cuando era chico ni nada, soy yo el que cuenta. Va a ser largo, de una hora y cuarto aproximadamente, eso me prometieron. Vamos a ver qué pasa. Para mí es algo totalmente nuevo. Son cosas que no te pasan muchas veces en la vida, pasan una sola vez cuando llegás a jovato como yo ahora.

-¿Qué lo motiva a seguir tan activo?

-Tratar de seguir viviendo, porque yo si me hubiese retirado... Cuando empecé en esto y empecé a tener cierta popularidad, dije: “A los 50 me retiro”. Pasaron 40 años y sigo batallando. Tengo amigos que se han jubilado y a los tres meses se murieron. No hacer nada es muy feo. Por ejemplo, esta mañana salí a la calle a hacer trámites a las 10.30 y llegué a mi casa cuatro horas después. Tuve todo el día de actividad y eso me hace mucho bien, creo. Es una forma de estar ocupado también, ¿no?

–Cuando mira para atrás, ¿cómo resumiría la inmensa carrera que construyó?

–Me han pasado cosas excelentes, cosas regulares, cosas malas, cosas intrascendentes, me ha pasado de todo en la vida. Pero yo tengo la costumbre de hacer un balance todos los años y hasta ahora el balance me da altamente positivo, a pesar de que tuve problemas por los cuales otros hubieran abandonado la vida, o lo que sea. Gracias a Dios, me fue siempre muy bien. Laboralmente me fue muy bien, ahora, sentimentalmente, la cosa no funcionó tan bien. Dios no te da todo junto.

–¿Siente todavía el cariño de la gente en la calle?

–Sí, totalmente. A veces voy caminando y nadie se da cuenta de que estoy, y de repente uno se anima y me dice: “¿Me permite una foto?”, y ahí se hace una fila de cuatro o cinco personas. Eso me pasa prácticamente todos los días, lo mismo si voy a un restaurante, al teatro o cualquier tipo de actividad fuera de mi casa. Es maravilloso el reconocimiento y el afecto de la gente. Porque, a pesar de que me pasaron muchas cosas, que de repente podrían haber sido muy negativas, afortunadamente no lo fueron. Jamás sentí el repudio de nadie. De repente, hay gente que no me quiere, pasa por al lado mío y mira para otro lado, eso es natural. Siempre digo que, si Dios siendo Dios no consigue que todos lo quieran, imaginate un ser humano, que somos tan poca cosa.

–Cuando hace esos balances de su vida, ¿se arrepiente de algo?

–Sí, claro, el sentimiento de arrepentimiento siempre existe. Pero, de última, son enseñanzas de vida, no podés volver el almanaque para atrás. Lo que pasó, pasó, bancátela y tratá de sacar provecho de las cosas feas que te han pasado.

–¿Cuál fue la lección más difícil que le tocó aprender?

Pasarme 61 días en el “country” de Villa Devoto, eso fue tremendo. Pero ahora lo miro como una cosa que bueno, pasó, fue inevitable porque las circunstancias fueron así. Afortunadamente fui sobreseído, yo no tenía nada que ver. Fijate que cuando se hace el juicio, el fiscal en su alegato parece más mi abogado defensor que otra cosa. En definitiva, terminó diciendo que fui un perejil, algo que le pasó a un hombre grande que se enamoró de una muchacha joven. Mucha gente no lo sabe, cree que soy más culpable que la Rímolo, pero no tuve absolutamente nada que ver en eso.

–¿Cómo está hoy de salud?

–Bien, me siento muy bien físicamente y, espiritualmente, muy pleno. Pero, a la edad que tengo, te imaginás que San Pedro en cualquier momento dice: “Soldán todavía está abajo, vayan a buscarlo”.

–¿Le quedó algún sueño por cumplir?

–Tuve un solo sueño sin cumplir en mi vida profesional como actor. Soy autor de canciones, escribo poemas, aforismos, de todo un poco para estar entretenido más que nada, pero lo que me quedó pendiente cuando estudiaba teatro fue hacer Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand. Lo estudié, lo sabía prácticamente de memoria y es una obra maravillosa, pero no lo logré.