Si no te gustó el apagón eres facha
Hace más de una semana que España se fue a negro y Sánchez sigue sin explicarnos qué leches pasó. Tampoco parece que a la gente ya le importe mucho. La...

Hace más de una semana que España se fue a negro y Sánchez sigue sin explicarnos qué leches pasó. Tampoco parece que a la gente ya le importe mucho. La magia de las redes sociales ha conseguido que lo del apagón se haya convertido en una anécdota que demuestra que los españoles sabemos dar la talla cuando es necesario. En lugar de montar el pollo por quedarnos a oscuras, nos fuimos de terraceo con la radio. Si hay hasta fans del apagón romantizándolo porque les permitió pasar un ratito leyendo sin mirar el móvil. Que la gracia de quedarnos sin electricidad tenga un coste de entre 800 y 1.600 millones de euros ya solo nos preocupa a los fachas.
Así nos llaman a los que no vemos tan claro que el fallo fuera culpa exclusivamente de empresas privadas, pero la recuperación milagrosa la obró el Gobierno. También dicen que somos unos desagradecidos (y racistas) por no elogiar la oferta de wifi de Marruecos y Francia. La realidad es que esa interconexión energética no es gratis, la acabaremos pagando los consumidores en la factura a precio de champagne.
En cualquier caso, la izquierda ha conseguido politizar el apagón, le renta. Le ha servido para señalar fascistas energéticos que critican las renovables y alaban las centrales nucleares. A los que buscan menos es a los verdaderos culpables del fundido, aunque la ministra de Transición Ecológica dice no descartar ninguna hipótesis, ni siquiera la del ciberataque. Es de coña que el Gobierno antibulos juegue a despistar con la conspiranoia. Bueno, no es de broma. Es peligroso. Pero los votantes del autoproclamado presidente más progresista de la historia ni lo discuten porque Sánchez ha conseguido que disentir de su gestión sea igual a fascismo. La gente ya no busca la verdad, se agarra a lo que le viene bien para su ideología, caiga quien caiga. Y con el apagón lo hicieron al menos siete personas.
En Ourense, un matrimonio y su hijo con discapacidad murieron por intoxicación con monóxido de carbono al utilizar un generador para alimentar un respirador. En Valencia dejó de funcionar el oxigenador de una mujer de 46 años que también perdió la vida. En Carabanchel, falleció otra mujer en un incendio posiblemente originado por una vela a causa del corte eléctrico. También murió una persona con ELA en Castilla y León al quedar sin suministro para su ventilación mecánica, y en Vizcaya otra mujer perdió la vida en circunstancias aún no aclaradas vinculadas al apagón. Se ha hablado poco o nada de los muertos por el apagón, igual porque parecen pocos para lo que podría haber pasado. La realidad es que cada persona que ya no está cuenta. Y ni siquiera ha habido disculpas hacia ellas de las instituciones. Quizás porque creen que eso los señalaría como culpables y están esperando a que esas comisiones independientes que parece que lidera el propio Gobierno se resuelvan con vaguedades. Y es que volvió la luz, pero hay rincones del relato que aún están a oscuras.