¿Seguro que hemos salido mejores?

"No será así, con seguridad, mientras la pandemia siga utilizándose como arma arrojadiza y no tengamos claro qué lecciones hemos extraído de esa catástrofe".

Mar 15, 2025 - 08:34
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¿Seguro que hemos salido mejores?

Han pasado cinco años de esa maldita semana de marzo de 2020 en la que el mundo se puso del revés. Las escuelas y las calles se vaciaron. Los comercios y los bares echaron la persiana. Se hizo el silencio. Un virus desconocido segaba cientos, miles y miles de vidas, como en una danza de la muerte del siglo XXI. Fue de repente... o no tanto. Porque había señales. ¿Qué era eso de que las máscaras del carnaval de Venecia, a mediados de febrero, llevaran mascarilla? ¿Y los cadáveres apilados en las iglesias de Bérgamo porque no había espacio en el cementerio? ¿Qué estaba pasando en China, donde en diciembre un oftalmólogo había avisado a sus compañeros de que un nuevo coronavirus estaba causando muchas víctimas, una de las cuales fue enseguida él mismo?

El mundo actuó como esos caballeros y damas del Decamerón que se refugiaron en el campo para huir de la peste medieval... pero lo peor es que se taparon los ojos los responsables políticos. La Organización Mundial de la Salud declaró la emergencia mundial el 31 de enero.

Entonces se sabía todavía muy poco del virus, que ya había sido bautizado como covid-19, pero sí dos o tres cosas básicas: que era una enfermedad muy contagiosa y que era prioritario, como en toda epidemia, que el personal sanitario no resultara infectado. Pero esas alertas de la OMS cayeron en saco roto. A quienes hacían el papel de alcalde de la película Tiburón, o del médico de Ibsen en ‘Un enemigo del pueblo’, que alertaban de la presencia del escualo en las aguas, o de que las fuentes del balneario estaban contaminadas se les miraba mal, muy mal. No había que ser alarmistas, se nos repetía.

Muchos países, entre ellos España, afrontaron el primer envite del virus sin los equipos de protección individual necesarios. A principios de marzo, faltaban en los hospitales gafas quirúrgicas, batas, mascarillas, la situación del personal sanitario y de los pacientes era dantesca. La pandemia nos hizo ver que España era puntera en fibra óptica pero apenas fabricaba material hospitalario. Que Alemania había dado al principio de la crisis la orden de suspender la exportación de este tipo de materia… y España, no. Sufrimos los efectos de una enorme falta de previsión, y nos arrasó tanta muerte en soledad y tanto miedo; tanto sacrificio –hasta el de la propia vida- del personal sanitario; tanta falta del material básico. Pero también nos salvó la reacción necesaria, el trabajo contrarreloj para encontrar material y fabricar las vacunas que frenaron al virus.

En ese tiempo terrible se dieron errores letales y abusos indignos. Y también la generosidad y los aciertos más extremos. Pero todavía está por ver si es cierto eso que también se nos repetía: saldremos mejores. No será así, con seguridad, mientras la pandemia siga utilizándose como arma arrojadiza y no tengamos claro qué lecciones hemos extraído de esa catástrofe. Cinco años después, no sabemos si tendríamos suficiente material para hacer frente a otra pandemia y ayer, tras años de espera, se impulsó por fin en el Congreso la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública. Demasiada lentitud, pero una buena noticia, al fin.