Sale a la luz lo que ha hecho Sheila Devil con la herencia millonaria de Camilo Sesto

Las últimas noticias de Sheila Devil, la hija de Camilo Sesto, no son nada tranquilizadoras. Hace unos días salió a la luz su detención por la Guardia Civil de Galapagar y posterior acusación de tráfico de estupefacientes y ahora; después, fue grabada tras haber tenido una brutal caída con su patinete.

Además, se está poniendo el foco en el legado que le dejó su padre. Según pudo saber hace unos días 20minutos, Lourdes Ornelas, su madre, desesperada, intenta proteger a su hijo en todos los aspectos, también en el económico. Cuida las finanzas de su hijo llevando un control de los gastos mensuales de la mejor forma posible. Camilo tiene acceso a su dinero, pero no puede hacer extracciones tan cuantiosas como él quisiera.

Evita así que haga un malgasto excesivo y continuado de una fortuna que no deja de crecer gracias a las inversiones que Lourdes Ornelas realiza de forma sigilosa e inteligente, y también por los beneficios que Camilo Sesto sigue generando tras su muerte.

Cantidades que podría rozar o superar los 30.000 euros mensuales y que permitirían que su heredero pueda sufragar sus elevados gastos sin tener que vender o arrendar alguna de las propiedades que tiene a su nombre tras el fallecimiento del cantautor.

Porque, en efecto, según confirma este miércoles Lecturas, Sheila conserva todos los bienes que le correspondieron como heredera universal. Es decir, un chalet y dos terrenos en Torrelodones, una casa en Marbella y otra en Las Rozas.

Su madre intenta incapacitarla

Siempre discreta, respetuosa y comprensiva con el interés que la vida de su hijo despierta en los periodistas y reporteros, Lourdes Ornelas solo pide que el trato que se dispense a su hijo sea adecuado a su complicada situación, que parece irreversible. Y no porque no haya intentado o buscado una incapacitación.

Fuentes próximas a la mexicana confirmaron a este periódico que contrató los servicios de la abogada Teresa Bueyes para iniciar los trámites necesarios para conseguir algo que en España resulta extremadamente complicado: evitar que el enfermo dilapide su patrimonio.