Rumspringa
Se lo leí al profesor Patrick J. Deneen. Rumspringa, literalmente «corretear», es un periodo que dura más o menos un año por el que algunos jóvenes de...

Se lo leí al profesor Patrick J. Deneen. Rumspringa, literalmente "corretear", es un periodo que dura más o menos un año por el que algunos jóvenes de las comunidades amish de EEUU, aquellos que dieron cobijo a Harrison Ford en la película Único Testigo, pueden recorrer nuestras sociedades para finalmente elegir si desean volver a su tradicional estilo de vida o bien permanecer en lo que consideramos ‘mundo moderno’.
Me pregunto qué ocurriría con estos jóvenes amish si por casualidad decidieran pasar un tiempo en nuestra querida Comunidad Valenciana. Seguramente quedarían sorprendidos al ver una parte de la provincia de Valencia arrasada por la riada, mientras otra se prepara para la fiesta fallera. Tampoco entenderían por qué cada vez hay menos niños y más personas mayores. Y si les diera por ver dónde están los críos y visitaran una escuela, pública naturalmente, se encontrarían con que hay un conflicto sobre el valenciano y el castellano, que, de verdad, no hay que ser amish para no entender cómo todavía seguimos así.
Si alguien les hablase de nuestras instituciones, la democracia, y les diera por llevarlos a Les Corts para ver a nuestros políticos, tampoco tendrían ganas, digo yo, de clonar nuestra forma de gobierno. La polarización creciente les mantendría en vilo. Y si además les da por ver un informativo, la mayoría se ahorrarían el resto del periodo de asueto y retornarían a sus casas.
Cuenta Deneen que cuando termina el rumspringa y los jóvenes tienen que elegir, el noventa por ciento decide regresar, «ser bautizado y aceptar las normas y restricciones de su sociedad». El autor cree que es por lo que ven en nuestras sociedades liberales. En mi opinión es una respuesta muy simple. Sin embargo, no estaría de más preguntar a los miles de migrantes que han llegado a España qué piensan de todo esto. Quizás ahí hay una clave sobre los problemas de adaptación o integración.
El noventa por ciento de los jóvenes amish decide regresar, «ser bautizado y aceptar las normas y restricciones de su sociedad»
A mí estos jóvenes amish me recuerdan a Astérix y Obélix, personajes que tras viajar por toda la ecúmene siempre acababan en su aldea. "Están locos estos romanos", decían.