Reseña: Cartas a una vieja poeta, de Miguel Gaya
Miguel Gaya propone una narración en segunda persona para la mayor parte de su nouvelle Cartas a una vieja poeta, que cuenta la vida de una poeta sin nombre, una omisión que le concede una gentil evanescencia al personaje.El relato comienza con el viaje de la protagonista –de sesenta y cinco años– a Madrid, donde le han publicado un libro. Desde ese presente la narración se traslada a distintos momentos de su pasado: la niñez y la adolescencia en el seno de una familia judía; la entusiasta participación en el ámbito cultural del Partido Comunista; el “casamiento desangelado”, a los veintiún años, con Eduardo –un pediatra–, y la ruptura de ese matrimonio; el ingreso a un taller literario y los inicios en la escritura; la obtención del premio municipal.A lo largo de la obra se intercalan una decena de poemas y se aportan diferentes reflexiones sobre lo que significa escribir poesía: “Para vos, el lector de poesía terminaba el sentido inaugurado por el poeta”.En la parte final la segunda persona, que transmitía un tono afectuoso hacia la destinataria del texto, se transforma en una primera persona narrativa femenina, también anónima, que describe su relación amorosa con la protagonista.Cartas a una vieja poeta (quizás una alusión irónica a las Cartas a un joven poeta de Rilke) configura el melancólico retrato de una mujer que, fiel a su sensibilidad austera, busca con voluntad inclaudicable liberarse del yugo de las apariencias y las frivolidades y va en busca de lo genuino y lo esencial, tanto en su vida como en sus poemas.Cartas a una vieja poetaMiguel Gaya(Hugo Benjamín)141 páginas $ 24.500

Miguel Gaya propone una narración en segunda persona para la mayor parte de su nouvelle Cartas a una vieja poeta, que cuenta la vida de una poeta sin nombre, una omisión que le concede una gentil evanescencia al personaje.
El relato comienza con el viaje de la protagonista –de sesenta y cinco años– a Madrid, donde le han publicado un libro. Desde ese presente la narración se traslada a distintos momentos de su pasado: la niñez y la adolescencia en el seno de una familia judía; la entusiasta participación en el ámbito cultural del Partido Comunista; el “casamiento desangelado”, a los veintiún años, con Eduardo –un pediatra–, y la ruptura de ese matrimonio; el ingreso a un taller literario y los inicios en la escritura; la obtención del premio municipal.
A lo largo de la obra se intercalan una decena de poemas y se aportan diferentes reflexiones sobre lo que significa escribir poesía: “Para vos, el lector de poesía terminaba el sentido inaugurado por el poeta”.
En la parte final la segunda persona, que transmitía un tono afectuoso hacia la destinataria del texto, se transforma en una primera persona narrativa femenina, también anónima, que describe su relación amorosa con la protagonista.
Cartas a una vieja poeta (quizás una alusión irónica a las Cartas a un joven poeta de Rilke) configura el melancólico retrato de una mujer que, fiel a su sensibilidad austera, busca con voluntad inclaudicable liberarse del yugo de las apariencias y las frivolidades y va en busca de lo genuino y lo esencial, tanto en su vida como en sus poemas.
Cartas a una vieja poeta
Miguel Gaya
(Hugo Benjamín)
141 páginas
$ 24.500