Quiénes son los sediarios pontificios, el cuerpo de laicos que lleva los restos del Papa Francisco hasta el Vaticano
A primera hora de la mañana de este miércoles y en medio de una enorme expectación, Casa Santa Marta ha dicho adiós al Papa Francisco , el huésped que ha hecho celebre esta anónima hospedería del Estado Ciudad del Vaticano. Desde las nueve horas, el cardenal camarlengo Kevin Farrell encabezó una procesión, acompañado de todos los cardenales presentes ya en Roma, para trasladar los restos del Pontífice a la basílica de San Pedro . El recorrido es corto, de apenas unos 300 o 400 metros, pero está previsto que la comitiva lo recorra de forma solemne alargando la duración del trayecto por más de una hora. Tras atravesar la plaza de los Protomártires Romanos, la comitiva entrará en la plaza de San Pedro por el arco de las campanas para ingresar en la basílica por la puerta central . En el mismo instante en que atraviese su umbral se entonarán las letanías de los santos en las que se invoca a grandes figuras de la fe para que ayuden al difunto. Se trata de la segunda estación de las tres que conforman el rito de las exequias del Papa . La primera fue la ceremonia de constatación del fallecimiento, que tuvo lugar el lunes por la noche, y la tercera será el funeral y el entierro previstos para el próximo sábado. El ataúd del Papa será transportado a pulso por los sediarios pontificios, un antiguo cuerpo protocolario formado por laicos romanos . Al menos quince de ellos cumplirán por turnos la delicada misión para la que se preparan desde que entran en este selecto grupo de colaboradores del Papa: llevar en sus hombros los restos del Pontífice. Se trata de un selecto grupo de hombres, laicos, nombrados personalmente por el Papa para esta función vitalicia . Proceden de familias de Roma que realizan esta ingrata tarea desde hace siglos, y suelen pasar desapercibidos ya que trabajan con enorme discreción. Se llaman sediarios pues en el pasado eran los responsables de llevar la silla gestatoria o 'sedia gestatoria'. Aunque la silla dejó de usarse ellos continúan su tarea. El último pontífice al que transportaron en este trono portátil fue Juan Pablo I, quien lo usó en las tres audiencias generales que celebró durante su corto pontificado de 33 días, en septiembre de 1978. Juan Pablo II no usó nunca la silla gestatoria, pero los sediarios sí que le asistieron guiando la peana móvil con la que se desplazaba estando de pie durante las largas procesiones en la basílica, desde Navidad de 1999. También desde octubre de 2011 Benedicto XVI comenzó a usar esa misma peana, empujada por los sediarios para evitarle el cansancio de recorrer a pie la nave central de San Pedro revestido con pesados paramentos. La silla gestatoria ha provocado muchas anécdotas en el Vaticano. Después del pontificado del delgado Pío XII, en 1958 fue el turno de Juan XXIII, más fornido. Cuando lo alzaron por primera vez, bromeando, les prometió que les subiría el sueldo porque deberían hacer el doble de esfuerzo a causa del sobrepeso. Ahora que no deben usarla, estos colaboradores del Papa se ocupan durante las audiencias públicas y privadas del orden y la gestión del ceremonial en el Apartamento Pontificio . Ellos acogen a los visitantes en la puerta de la residencia del Papa, los guían a través de las salas y les dan eventualmente indicaciones sobre cómo se desarrollará el encuentro. También, durante las audiencias generales de los miércoles se ocupan de acompañar a las personas que han solicitado saludar personalmente al Papa. Visten para realizar su tarea un chaqué gris, casi violeta, con pantalón y chaleco del mismo color, y camisa, guantes y pajarita blancos. Como detalle llamativo destaca que el chaqué no lleva botones, sino que se cierra con una cadenita con un broche de las llaves de Pedro, símbolo de la Santa Sede. Hasta 1972 los uniformes eran de color carmín, e incluso hasta poco antes llevaban un sombrero con dos picos y la leyenda atribuye su diseño a Rafael. Cuando llevaban al Papa con la silla gestatoria evocaban la sangre de los mártires sobre la que se sostiene la barca de Pedro. El diario oficial del Vaticano recogía que, según una tradición, su existencia se remonta al siglo II o III , a un grupo de laicos encargados de llevar la 'sede' o silla a los lugares donde el pontífice habría presidido una ceremonia. Aunque los documentos más antiguos que documentan su existencia son del siglo XIV . «Los rasgos que deben distinguir vuestro trabajo son solicitud, cortesía y discreción, para manifestar vuestro amor a la Iglesia y vuestra dedicación al Sucesor de Pedro. Sed aquí y en vuestras casas serviciales y estad atentos a las personas, porque trabajar al servicio de la Santa Sede supone antes que nada una mentalidad y un estilo de vida cristiano», les pidió Benedicto XVI en una audiencia el 13 de enero de 2006. Ya durante el pontificado de Francisco, el Papa les dedicó aparte de un discurso en la Navidad de 2014: «También en vuestro trabajo cotidiano tenéis la posibilidad de imitar estas características del Hijo de Dios que 'no vino para s
A primera hora de la mañana de este miércoles y en medio de una enorme expectación, Casa Santa Marta ha dicho adiós al Papa Francisco , el huésped que ha hecho celebre esta anónima hospedería del Estado Ciudad del Vaticano. Desde las nueve horas, el cardenal camarlengo Kevin Farrell encabezó una procesión, acompañado de todos los cardenales presentes ya en Roma, para trasladar los restos del Pontífice a la basílica de San Pedro . El recorrido es corto, de apenas unos 300 o 400 metros, pero está previsto que la comitiva lo recorra de forma solemne alargando la duración del trayecto por más de una hora. Tras atravesar la plaza de los Protomártires Romanos, la comitiva entrará en la plaza de San Pedro por el arco de las campanas para ingresar en la basílica por la puerta central . En el mismo instante en que atraviese su umbral se entonarán las letanías de los santos en las que se invoca a grandes figuras de la fe para que ayuden al difunto. Se trata de la segunda estación de las tres que conforman el rito de las exequias del Papa . La primera fue la ceremonia de constatación del fallecimiento, que tuvo lugar el lunes por la noche, y la tercera será el funeral y el entierro previstos para el próximo sábado. El ataúd del Papa será transportado a pulso por los sediarios pontificios, un antiguo cuerpo protocolario formado por laicos romanos . Al menos quince de ellos cumplirán por turnos la delicada misión para la que se preparan desde que entran en este selecto grupo de colaboradores del Papa: llevar en sus hombros los restos del Pontífice. Se trata de un selecto grupo de hombres, laicos, nombrados personalmente por el Papa para esta función vitalicia . Proceden de familias de Roma que realizan esta ingrata tarea desde hace siglos, y suelen pasar desapercibidos ya que trabajan con enorme discreción. Se llaman sediarios pues en el pasado eran los responsables de llevar la silla gestatoria o 'sedia gestatoria'. Aunque la silla dejó de usarse ellos continúan su tarea. El último pontífice al que transportaron en este trono portátil fue Juan Pablo I, quien lo usó en las tres audiencias generales que celebró durante su corto pontificado de 33 días, en septiembre de 1978. Juan Pablo II no usó nunca la silla gestatoria, pero los sediarios sí que le asistieron guiando la peana móvil con la que se desplazaba estando de pie durante las largas procesiones en la basílica, desde Navidad de 1999. También desde octubre de 2011 Benedicto XVI comenzó a usar esa misma peana, empujada por los sediarios para evitarle el cansancio de recorrer a pie la nave central de San Pedro revestido con pesados paramentos. La silla gestatoria ha provocado muchas anécdotas en el Vaticano. Después del pontificado del delgado Pío XII, en 1958 fue el turno de Juan XXIII, más fornido. Cuando lo alzaron por primera vez, bromeando, les prometió que les subiría el sueldo porque deberían hacer el doble de esfuerzo a causa del sobrepeso. Ahora que no deben usarla, estos colaboradores del Papa se ocupan durante las audiencias públicas y privadas del orden y la gestión del ceremonial en el Apartamento Pontificio . Ellos acogen a los visitantes en la puerta de la residencia del Papa, los guían a través de las salas y les dan eventualmente indicaciones sobre cómo se desarrollará el encuentro. También, durante las audiencias generales de los miércoles se ocupan de acompañar a las personas que han solicitado saludar personalmente al Papa. Visten para realizar su tarea un chaqué gris, casi violeta, con pantalón y chaleco del mismo color, y camisa, guantes y pajarita blancos. Como detalle llamativo destaca que el chaqué no lleva botones, sino que se cierra con una cadenita con un broche de las llaves de Pedro, símbolo de la Santa Sede. Hasta 1972 los uniformes eran de color carmín, e incluso hasta poco antes llevaban un sombrero con dos picos y la leyenda atribuye su diseño a Rafael. Cuando llevaban al Papa con la silla gestatoria evocaban la sangre de los mártires sobre la que se sostiene la barca de Pedro. El diario oficial del Vaticano recogía que, según una tradición, su existencia se remonta al siglo II o III , a un grupo de laicos encargados de llevar la 'sede' o silla a los lugares donde el pontífice habría presidido una ceremonia. Aunque los documentos más antiguos que documentan su existencia son del siglo XIV . «Los rasgos que deben distinguir vuestro trabajo son solicitud, cortesía y discreción, para manifestar vuestro amor a la Iglesia y vuestra dedicación al Sucesor de Pedro. Sed aquí y en vuestras casas serviciales y estad atentos a las personas, porque trabajar al servicio de la Santa Sede supone antes que nada una mentalidad y un estilo de vida cristiano», les pidió Benedicto XVI en una audiencia el 13 de enero de 2006. Ya durante el pontificado de Francisco, el Papa les dedicó aparte de un discurso en la Navidad de 2014: «También en vuestro trabajo cotidiano tenéis la posibilidad de imitar estas características del Hijo de Dios que 'no vino para ser servido, sino para servir'. Vivido con esta actitud interior, el trabajo puede convertirse en apostolado y en una ocasión inapreciable para transmitir a todos los que encontráis la alegría de ser cristianos». Francisco reconoció que en poco tiempo se había dado cuenta de los ideales que inspiran la labor de los sediarios, « el amor a la Iglesia y a la Santa Sede, la cordialidad acogedora, la paciencia, la tranquilidad y la serenidad del comportamiento constituyen una hermosa tarjeta de visita para cuantos acceden al Palacio Apostólico para encontrar al Sucesor de Pedro». «Os doy las gracias por todo ello y me siento en deuda con vosotros. Os renuevo mis deseos de paz y de todo bien, os aseguro que rezo por vosotros y cuento también con vuestras oraciones por mí», añadió. Hoy el cuerpo de sediarios porta el cuerpo del último pontífice rumbo a la basílica de San Pedro. Hasta que se le dé sepultura el sábado permanecerá allí, donde «ha ejercido a menudo su ministerio de obispo de la Iglesia que está en Roma y de Pastor de la Iglesia universal», según relata el libro que recoge el ritual, el 'Ordo Exsequiarum Romani Pontificis'. Cerca del altar de la Confesión, el altar central, y a pocos metros de la tumba del primer apóstol.
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