¿Qué hacer con Julius Randle?
El buen momento del ala-pívot y los Timberwolves en general hacen repensar su futuro. La entrada ¿Qué hacer con Julius Randle? se publicó primero en NBAManiacs. Source: NBAManiacs


De todos los estigmas que existen en el argot deportivo, Julius Randle carga con el más pesado de todos. Es extraño que a un jugador que tan solo ha pisado postemporada en dos ocasiones durante toda su carrera, amba como pieza importante de sus equipos, se le diga que no es posible ganar con él en pista. Pero sucede. Ese ‘ganar’ ni siquiera refiere las victorias que el ala-pívot pueda ayudar a sumar en liga regular. Tampoco en rondas primerizas de playoff. El ganar aquí apunta únicamente a la gloria final del campeonato, que parece ser la única ponderable en los tiempos que corren.
No aplica pues esa sentencia a la racha que viven los Minnesota Timberwolves. El equipo, cuya temporada ha estado llena de altibajos, acumula seis triunfos consecutivos. Coincidiendo con el regreso de Randle de su ausencia por lesión. De hecho, Randle suma once victorias en los últimos once encuentros que ha estado sano.
Lo cierto es que durante su baja (que también ha coincidido con la de Rudy Gobert), los Wolves han descubierto una alegría ofensiva inexistente durante todo el tramo de temporada anterior. Dando mayor libertad a los ataques rápidos y protagonismo a Naz Reid, Donte DiVincenzo o Nickeil Alexander-Walker. También introduciendo a jóvenes como Rob Dillingham, Jaylen Clark o Terrence Shannon Jr. que le han dado un empujón de energía al equipo en momentos determinados.
Con el viento de cara
Randle ha caído de pie en este contexto cuando lo normal era pensar que iba a ralentizar las cosas y bajar el techo ofensivo del equipo. Los Timberwolves están anotando 123 puntos por cada cien posesiones en este tramo con el ala-pívot en cancha. Lo que equivaldría al mejor ataque de la NBA por encima de los 121,8 que producen los Cavaliers. Esto se debe a que el Randle que se está viendo en ataque es bastante distinto al que conocemos.
El interior es un jugador acostumbrado a consumir demasiado tiempo de posesión para ejecutar sus jugadas. Lo que complica una circulación fluida y estanca el movimiento del resto de compañeros porque no siempre hace por buscar al hombre abierto o los cortes a canasta que le ofrecen. Randle no es un ventilador de juego ni nada que se le parezca, pero sí ha recortado muchos excesos con el balón en las manos y agilizar sus recepciones para atacar o dar continuidad al sistema.
Inteligentemente, Chris Finch también le ha reservado segmentos de partido rodeado de tiradores y como único creador en cancha para que pueda dejar salir al Julius Randle de siempre. A ese que martiriza emparejamientos aculándolos debajo del aro y acude a tiros de dudosa eficiencia. Todo ello en espacios controlados que digieren bien sus errores. Son estas y no otras las razones de su repunte en el número de asistencias. El interior no ha crecido tanto como organizador y creador para el resto, sí lo ha hecho a la hora de dar continuidad a la jugada. “Sinceramente, ya no me preocupa anotar”, decía esta misma semana.
Durante estos seis partidos Randle está en 6,5 asistencias y 3 pérdidas, lo que sería de lejos su ratio más abultado de carrera. Hasta su lesión promediaba 4,5 pases de canasta y 2,8 extravíos por noche. Sus lanzamientos, cuyo abuso le ha pesado siempre, están en mínimos (13,9) desde su primera temorada en Pelicans.
Su nueva versión lima las evidentes asperezas que surgen de unirle en una misma alineación con Anthony Edwards y Rudy Gobert. Un problema que se vislumbró desde el primer día que se ejecutó el traspaso con los Knicks por Karl-Anthony Towns y que llevó a la mayoría a juzgar el movimiento más allá de lo meramente deportivo. Hablando en plata, que Julius Randle estaba de prestado en Minnesota hasta que consumiese su último año de contrato, dándole a los Wolves flexibilidad salarial para las renovaciones que tienen que acometer y los fichajes que querrán hacer.
¿Cabe Julius Randle en los Timberwolves de Ant?
Esa realidad sigue intacta. El contrato de Randle finaliza al término de la presente temporada, siendo poco probable que tome su opción de jugador. No hay en toda la temporada una sola mención a la posible extensión del ala-pívot. Ni prensa afín, ni declaraciones, ni rumores. Es obvio que el plan era soltar los 33 millones de dólares de lastre de su contrato para extender a Naz Reid y Nickeil Alexander-Walker con mayor holgura. Y este no parece haber cambiado.
Por mucho que la cosa parezca funcionar y que todo esté más apretado de lo que parece en el Oeste, Minnesota está lejos de cumplir expectativas. Es cierto que el cambio de Randle ha encajado bien con el equipo. Ahora bien, el verdadero punto diferencial del conjunto de Minneapolis está en el absurdo nivel que está mostrando Anthony Edwards, cuyo juego ha virado drásticamente al exterior para posibilitar la convivencia. Si hace unos meses el escolta se quejaba agriamente de las dobles marcas por coartar su pulsión anotadora, ahora admite haber aprendido a convivir con ellas tras ver muchas horas de vídeo y observar a jugadores como Luka Doncic en esas situaciones.
Asked Anthony Edwards about his growth against double teams over the last few months — after previously being frustrated about those types of coverages.
He said he's watched a lot of Luka Doncic film, and learned from that. https://t.co/lF58jWRhFL pic.twitter.com/3a929ElOAZ— Dane Moore (@DaneMooreNBA) March 13, 2025
Edwards está alcanzado cotas en las que se le puede poner al lado que cualquiera sin afectar a su capacidad de impactar en los partidos. Pero si la idea sigue siendo construir a su alrededor, la combinación con Randle sigue sonando rara. Lo positivo para la franquicia es que tiene la sartén por el mango. Tiene este final de liga regular y los playoffs (si se acaban metiendo, que todo indica que sí) para medir si ‘se puede ganar con Randle’. Y, si la respuesta es un quizás, negociar con él una renovación a la baja del estilo 3 años por 80 millones de dólares o 4 por 105.
Otra oportunidad
Al menos esta vez Randle tendrá la oportunidad. Porque a menudo se olvida que, en el momento de lesionarse el hombro el año pasado, los Knicks iban volando con una estructura bastante similar a la de estos Wolves. El ala-pívot le había cedido los mandos a Jalen Brunson (Anthony Edwards) de forma definitiva. A esas alturas ya estaba Isaiah Hartenstein como titular, pero el conjunto neoyorquino ya había construido en torno a la figura defensiva de Mitchell Robinson (Rudy Gobert). O.G Anunoby (Jaden McDaniels) vino a redondearlo todo. Y Donte DiVincenzo sigue siendo Donte DiVincenzo en Knicks y Wolves.
Aquel equipo de New York, ya lejano en la memoria, es uno de los mayores what if de la historia reciente de la liga. La historia ignorará siempre lo que podrían haber sido con todos sanos. Más que probablemente estos Timberwolves no sean tan buen equipo como los Knicks y algunas piezas palidecen en la comparación. Aun así, tocará conformarse con que Randle vaya a tener otra oportunidad (aunque vuelva a ser efímera) de demostrar que se puede ganar con él a lomos de un proyecto. Se lo ha ganado.
(Fotografía de portada de Mark J. Rebilas-Imagn Images)
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