¿Pueden los perros enamorarse? "Cuando nos ven hay un aumento de producción de oxitocina"
"Una forma de demostrar amor a nuestros perros es entender su biología y necesidades y respetarlas".

El amor es el motor que mueve el mundo, así lo han expresado filósofos, escritores y pensadores a lo largo de la historia de la humanidad y así lo ha mostrado también el teatro, la literatura y el cine con el paso de los años. Los grandes romances de la historia (no todos con final feliz) nos demuestran que juntos progresamos y avanzamos, algo que también incluye a nuestros animales de compañía.
La evolución de la sociedad hasta nuestros tiempos ha estado ligada también a la compañía de animales que nos han facilitado el progreso y crecimiento, nos han ayudado a cultivar nuestros campos, a cuidar de nuestro ganado e incluso a alimentarnos. Pero lo más importante, nuestros animales también nos han enseñado a amar de forma incondicional.
Aquellos que conviven con animales saben el significado real de la lealtad y el amor. Pero, ¿se puede hablar realmente de amor? Lo que nos lleva a otra pregunta, ¿pueden nuestros perros o gatos enamorarse?
El concepto de enamoramiento como amor romántico que tenemos los humanos no es algo que puedan sentir nuestros compañeros de cuatro patas, empezando por el simple hecho de que es un concepto abstracto que varía según las distintas culturas que conviven en nuestro planeta. Sin embargo, sí que podemos hablar de conductas afines al amor ya que, especialmente los perros, son especies sociales y sociables, tal y como lo somos las personas.
El amor que sienten los perros, desde el punto científico
Los perros sienten amor por otros seres: por nosotros, por otros perros, por sus compañeros los gatos e incluso por otras especies con las que conviven como conejos o hurones. Pero, ¿es el mismo amor que sentimos nosotros por otras personas o animales? La ciencia ha estudiado durante años al perro y su relación con nosotros y otras especies.
Como primera especie domesticada por el ser humano, los canes han adquirido habilidades comunicativas que han fortalecido su relación con el ser humano, manifestando una forma de apego. Pero, ¿podemos llamar a este apego amor? ¿Se asemeja a lo que nosotros entendemos por amar o querer?
La oxitocina es una hormona clave en la formación de vínculos de apego y en la promoción de comportamientos prosociales que facilitan las relaciones dentro de una especie y, tal y como se ha demostrado a través de diferentes estudios sobre perros, es algo que éstos también tienen y, por tanto, clave a la hora de relacionarse.
Aunque no hay estudios científicos, no es descabellado pensar que se de un aumento de producción de oxitocina cuando nuestro perro ve a otro perro o gato
Las investigaciones al respecto han evaluado los niveles de oxitocina y los hallazgos sugieren que esta hormona desempeña un papel importante en diversos aspectos de la relación humano-animal, como la reducción del estrés o la cercanía emocional. De hecho, se ha visto que las interacciones afiliativas como el contacto físico o la mirada mutua pueden producir oxitocina.
De hecho, el último estudio al respecto demostraba que mirar fijamente a nuestros perros produce esta hormona y provoca felicidad y relajación tanto en nuestros canes, como en nosotros, algo sorprendente si tenemos en cuenta que una mirada fija entre perros es sinónimo de todo lo contrario, tensión y amenaza.
Debemos recordar que los perros son muy similares a nosotros en cuanto a la vida en grupo. "Nosotros necesitamos vivir en grupo para sobrevivir y, si vemos el amor ligado al afecto y la cohesión grupal, es algo que compartimos con nuestros perros, que nos entienden como su grupo familiar", aclara Patricia Moya, educadora canina y fundadora de Marsilea Etología.
"Aunque no hay estudios científicos que lo prueben, no es descabellado pensar que si hay un aumento de producción de oxitocina cuando nuestro perro nos ve, sienta lo mismo cuando ve a otro can o felino de su mismo núcleo", agrega Moya. "Ya que ellos también sienten tristeza o pasan por el duelo tras una pérdida, como se ha demostrado científicamente".
¿Cómo demuestran amor los perros?
Aunque son una especie diferente, los perros (y también los gatos) tienen su propia manera de demostrarnos afecto a las personas y a otros animales, pero lo hacen con su propio lenguaje (el cual también han adaptado y cambiado a causa de la convivencia con nosotros).
"Los comportamientos afiliativos constituyen un tipo de comportamiento social y son sumamente importantes en animales sociales", detalla Moya. "Gracias a ellos, se establecen las relaciones entre los individuos de un grupo, y de forma global el grupo se cohesiona y se asegura su supervivencia".
La educadora canina insiste en la importancia de estos comportamientos ya que "una de las desventajas de la vida en grupo supone entre sus integrantes un aumento de la competencia por los recursos, lo que lleva a la aparición de conflictos y posibles agresiones". "Sin embargo, la conducta afiliativa reduce la aparición de estas agresiones", asegura.
Cuando hablamos de conductas, los perros tienen muchas formas de demostrar afecto a sus tutores. "Hablamos sobre todo de conductas de cohesión grupal como el juego social, acercamiento y proximidad física o el grooming o acicalamiento, por ejemplo", enumera Moya.
"El juego, por ejemplo, favorece el desarrollo de herramientas sociales, ya que ayuda a establecer normas y límites, así como a identificar las capacidades propias", detalla. "Esto es algo que hacen con nosotros y con otros perros o animales que convivan con nosotros, como gatos (aunque aquí hay que tener en cuenta que su lenguaje muchas veces es contrario y pueden tardar un poco más en entenderse)".
En cuanto al acicalamiento, Moya explica que, además de la utilidad placentera y práctica que se da en la naturaleza (de limpieza y desparasitación), el llamado allogooming "contribuye al refuerzo del vínculo entre los individuos y a la actualización de alianzas y jerarquías". "Cuanto más se da, más confianza existe", añade. "Y por supuesto, si estar cerca constituye un comportamiento afiliativo, tener y mantener contacto físico es el rey de la proximidad".
"Lo mismo ocurre con el acercamiento. Como dicta la lógica, cada uno tiende a acercarse y a dejar acercarse a aquellos con quien tiene una buena relación, y a su vez, la proximidad física entre individuos fomenta y mantiene el vínculo entre ellos", explica la educadora canina.
Dormir juntos, abrazarse y besarse son las conductas afiliativas más comunes entre personas, pero en el caso de los perros, podríamos decir que dormir a nuestro lado o junto a otros animales, es sin duda la mejor forma de demostrar afecto. "Significa que sientes total seguridad y nada de tensión a su lado", asegura.
Además de todas estas conductas, existen otras que han desarrollado y aprendido conviviendo con nosotros. "Por ejemplo, la típica sonrisa canina en la que muestras la mandíbula relajada o la mirada directa hacia nosotros, que implica confianza e intimidad pero que, entre perros, en general es una fuente de tensión y siempre evitan hacerlo", detalla Moya.
Interpretan nuestras sonrisas, en las que les enseñamos los dientes, como algo amigable mientras que entre ellos es algo negativo
"Otro ejemplo de estos comportamientos aprendidos es cómo interpretan nuestras sonrisas, en las que les enseñamos los dientes, algo que entre ellos es negativo y que, viniendo de nosotros, lo ven como amigable", agrega la educadora.
Sabiendo cómo nos demuestran afecto, cariño y amor nuestros perros, ahora solo nos toca aprender nosotros a hacer lo mismo con ellos, en un idioma que también nuestros peludos entiendan. "Todo se traduce en pasar tiempo de calidad con ellos generando sensaciones placenteras", afirma Moya.
"Una forma de demostrar amor a nuestros perros es entender su biología y necesidades y respetarlas, tanto en lo físico y veterinario, como en lo conductual", defiende. "Debemos compartir actividades con ellos, procurarles un sentimiento de seguridad y bienestar, en resumen, volvernos confiables para ellos".