"Publicas tus momentos más felices, y alguien los convierte en porno". Hannah descubrió que un 'amigo' creaba deepfakes con sus fotos
Hannah Grundy, profesora de secundaria en Sídney (Australia), nunca imaginó que un mensaje electrónico anónimo cambiaría su vida para siempre. ¿El motivo? Le advertían de que su imagen había sido utilizada para generar deepfakes pornográficos sin su consentimiento. La cosa empeoró cuando ella y su novio Kris comenzaron a investigar quién estaba detrás de todo. "La destrucción de Hannah" Al abrir el enlace incluido en el correo, Hannah se encontró con una pesadilla: un hilo en un foro de debate donde, bajo el título "La destrucción de Hannah", cientos de desconocidos debatían sobre formas de violarla... ...como respuesta a la publicación de más de 600 imágenes generadas mediante IA, que mostraban su rostro superpuesto a cuerpos de mujeres en situaciones violentas y degradantes. Incluso había GIFs animados que replicaban situaciones de abuso sexual con su imagen Pero lo peor era la evidencia de que el perpetrador la conocía bien. Las fotos originales habían sido obtenidas de su círculo más íntimo, lo que significaba que la amenaza provenía de alguien cercano. Convencidos de que el autor del crimen era alguien de su entorno, Hannah y Kris. Identificaron otras víctimas, rastrearon conexiones en redes sociales y construyeron una lista de sospechosos. En pocas horas, redujeron las posibilidades a tres personas. Cuando llegaron al nombre de Andrew Thomas Hayler, la sorpresa fue devastadora: Andy, como lo llamaban, era uno de sus mejores amigos y había sido su mentor en el trabajo. Durante más de una década, había sido parte esencial de su vida. Jamás habría sospechado que él podría estar detrás de algo así. De la negligencia policial al juicio Armados con pruebas contundentes, Hannah y Kris acudieron a la policía esperando una respuesta rápida. "Pensamos que irían a detenerlo esa misma tarde", reconoce Kris. En Genbeta En Corea del Sur el porno deepfake se ha convertido en una "epidemia". Ahora una ley penará su posesión con tres años de cárcel En lugar de eso, se encontraron con una burocracia indiferente y comentarios despectivos: un agente incluso le preguntó a Hannah qué le había hecho a Andy para merecer tal ataque. Otro, al ver una de las imágenes alteradas, comentó que aparecía "mona" en la misma. No fue ninguna sorpresa que, después de eso, la investigación avanzase a paso de tortuga. Sin apoyo policial, tuvieron que contratar un investigador privado y abogados, gastando el equivalente a más de 10.000 euros para presionar a las autoridades. El informe del investigador privado finalmente hizo que la policía actuara. Dos semanas después, agentes irrumpieron en la casa de Andy, incautando dispositivos que contenían evidencia irrefutable. Había creado y difundido deepfakes de al menos 26 mujeres, muchas de ellas excompañeras de trabajo y amigas cercanas. En 2022, Hayler se declaró culpable de 28 cargos de uso indebido de un servicio de comunicación para acosar, ofender o amenazar. El tribunal lo sentenció a nueve años de prisión, cinco de los cuales deberá cumplir sin posibilidad de libertad condicional. Pero él ha anunciado su intención de apelar la sentencia. Imagen facilitada por la víctima a la BBC como ejemplo. Un fallo histórico, pero insuficiente "Publicas cosas en Facebook e Instagram porque son los momentos más felices de tu vida. Consigues un perro, compras una casa, te comprometes y publicas una foto. Y descubres que alguien ha convertido cada uno de esos momentos en pornografía. Y entonces, cuando ves esa foto... bueno, ahora me veo siendo violada". El caso de Hannah marcó un precedente en Australia, ayudando a impulsar reformas en la legislación sobre deepfake y abuso digital. Sin embargo, la sentencia de Hayler no borra el hecho de que sus imágenes seguirán circulando en internet. Aún paga por un servicio de monitorización online para detectar y eliminar cualquier contenido nuevo que pueda aparecer: le preocupa que futuros amigos, empleadores... e incluso sus propios hijos, puedan encontrarlas. Tampoco puede borrar el hecho de que si no hubiera contado con suficientes recursos económicos y determinación personal, su agresor seguiría libre. "Si no tienes dinero para abogados o investigadores, no hay justicia", reflexiona Hannah. Vía | BBC Imagen | Marcos Merino mediante IA En Genbeta | Hemos probado ClotHoff, la inteligencia artificial que desnuda a mujeres. Es tan fácil usarla como preocupante - La noticia "Publicas tus momentos más felices, y alguien los convierte en porno". Hannah descubrió que un 'amigo' creaba deepfakes con sus fotos fue publicada originalmente en Genbeta por Marcos Merino .

Hannah Grundy, profesora de secundaria en Sídney (Australia), nunca imaginó que un mensaje electrónico anónimo cambiaría su vida para siempre. ¿El motivo? Le advertían de que su imagen había sido utilizada para generar deepfakes pornográficos sin su consentimiento.
La cosa empeoró cuando ella y su novio Kris comenzaron a investigar quién estaba detrás de todo.
"La destrucción de Hannah"
Al abrir el enlace incluido en el correo, Hannah se encontró con una pesadilla: un hilo en un foro de debate donde, bajo el título "La destrucción de Hannah", cientos de desconocidos debatían sobre formas de violarla...
...como respuesta a la publicación de más de 600 imágenes generadas mediante IA, que mostraban su rostro superpuesto a cuerpos de mujeres en situaciones violentas y degradantes.
Pero lo peor era la evidencia de que el perpetrador la conocía bien. Las fotos originales habían sido obtenidas de su círculo más íntimo, lo que significaba que la amenaza provenía de alguien cercano.
Convencidos de que el autor del crimen era alguien de su entorno, Hannah y Kris. Identificaron otras víctimas, rastrearon conexiones en redes sociales y construyeron una lista de sospechosos. En pocas horas, redujeron las posibilidades a tres personas.
Cuando llegaron al nombre de Andrew Thomas Hayler, la sorpresa fue devastadora: Andy, como lo llamaban, era uno de sus mejores amigos y había sido su mentor en el trabajo. Durante más de una década, había sido parte esencial de su vida. Jamás habría sospechado que él podría estar detrás de algo así.
De la negligencia policial al juicio
Armados con pruebas contundentes, Hannah y Kris acudieron a la policía esperando una respuesta rápida. "Pensamos que irían a detenerlo esa misma tarde", reconoce Kris.
En lugar de eso, se encontraron con una burocracia indiferente y comentarios despectivos: un agente incluso le preguntó a Hannah qué le había hecho a Andy para merecer tal ataque. Otro, al ver una de las imágenes alteradas, comentó que aparecía "mona" en la misma.
No fue ninguna sorpresa que, después de eso, la investigación avanzase a paso de tortuga. Sin apoyo policial, tuvieron que contratar un investigador privado y abogados, gastando el equivalente a más de 10.000 euros para presionar a las autoridades.
El informe del investigador privado finalmente hizo que la policía actuara. Dos semanas después, agentes irrumpieron en la casa de Andy, incautando dispositivos que contenían evidencia irrefutable. Había creado y difundido deepfakes de al menos 26 mujeres, muchas de ellas excompañeras de trabajo y amigas cercanas.
En 2022, Hayler se declaró culpable de 28 cargos de uso indebido de un servicio de comunicación para acosar, ofender o amenazar. El tribunal lo sentenció a nueve años de prisión, cinco de los cuales deberá cumplir sin posibilidad de libertad condicional. Pero él ha anunciado su intención de apelar la sentencia.

Un fallo histórico, pero insuficiente
"Publicas cosas en Facebook e Instagram porque son los momentos más felices de tu vida. Consigues un perro, compras una casa, te comprometes y publicas una foto. Y descubres que alguien ha convertido cada uno de esos momentos en pornografía. Y entonces, cuando ves esa foto... bueno, ahora me veo siendo violada".
El caso de Hannah marcó un precedente en Australia, ayudando a impulsar reformas en la legislación sobre deepfake y abuso digital. Sin embargo, la sentencia de Hayler no borra el hecho de que sus imágenes seguirán circulando en internet.
Aún paga por un servicio de monitorización online para detectar y eliminar cualquier contenido nuevo que pueda aparecer: le preocupa que futuros amigos, empleadores... e incluso sus propios hijos, puedan encontrarlas.
Tampoco puede borrar el hecho de que si no hubiera contado con suficientes recursos económicos y determinación personal, su agresor seguiría libre. "Si no tienes dinero para abogados o investigadores, no hay justicia", reflexiona Hannah.
Vía | BBC
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | Hemos probado ClotHoff, la inteligencia artificial que desnuda a mujeres. Es tan fácil usarla como preocupante
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"Publicas tus momentos más felices, y alguien los convierte en porno". Hannah descubrió que un 'amigo' creaba deepfakes con sus fotos
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Genbeta
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Marcos Merino
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