Por fin sabemos por qué el hormigón del Imperio Romano es tan resistente

Los antiguos romanos fueron grandes ingenieros y constructores, y uno de sus mayores legados es el hormigón que utilizaron en muchas de sus estructuras, como los acueductos y el Panteón de Roma. Este material, conocido como hormigón puzolánico, destaca por su extraordinaria resistencia y durabilidad, lo que ha permitido que construcciones de hace más de 2.000 años sigan en pie. Imagen del Panteón de Roma Un material con propiedades singulares El hormigón romano debe su resistencia a una mezcla de ceniza volcánica, denominada puzolana, y cal. Tradicionalmente, se pensaba que la clave de su durabilidad residía únicamente en la composición de estos ingredientes. Sin embargo, recientes investigaciones han revelado que el proceso de fabricación también jugaba un papel fundamental. Un equipo de científicos liderado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) analizó muestras de hormigón extraídas de un yacimiento arqueológico en Privernum, Italia. Los estudios mostraron la presencia de pequeños fragmentos blancos de cal en la estructura del material, lo que desafiaba la idea de que el hormigón estaba perfectamente mezclado. Para el investigador Admir Masic, esto resultaba intrigante: "La idea de que estas inclusiones de cal se debían a un control de calidad deficiente siempre me pareció cuestionable". Anfiteatro Romano en Orange, Francia La técnica de la "molienda en caliente" Los investigadores descubrieron que los romanos empleaban una técnica especial de mezcla denominada "molienda en caliente". En lugar de utilizar exclusivamente cal apagada, que es el resultado de mezclar cal viva con agua, añadían directamente cal viva a la mezcla junto con la puzolana y el agua, alcanzando temperaturas muy elevadas. Esta técnica ofrecía dos ventajas. Primero, permitía que se generaran compuestos químicos que no podrían formarse con un proceso de mezclado convencional. Segundo, aceleraba los tiempos de fraguado y endurecimiento del hormigón, lo que facilitaba la construcción rápida de grandes estructuras. Propiedades de autorreparación Una de las características más sorprendentes del hormigón romano es su capacidad de autorreparación. Los fragmentos de cal actúan como puntos de concentración de las fisuras. Cuando se forman grietas en la estructura, el agua que penetra en ellas reacciona con la cal, generando una solución rica en calcio que, al secarse, forma carbonato de calcio y sella la fisura. Este fenómeno se ha observado en estructuras como la Tumba de Cecilia Metela, donde las grietas en el hormigón se han rellenado naturalmente con calcita. Además, explica cómo los muelles y diques construidos por los romanos han resistido durante milenios a pesar del constante embate del mar. Ruinas de la tumba de Cecilia Matela Aplicaciones en la construcción moderna Para comprobar su hipótesis, los investigadores replicaron la fórmula del hormigón romano utilizando cal viva. Después de someter las muestras a pruebas de fisuración, observaron que aquellas que contenían cal viva se reparaban por sí solas en un plazo de dos semanas, mientras que las muestras convencionales permanecían agrietadas. Este descubrimiento podría tener implicaciones significativas para la construcción actual. Al desarrollar hormigones más duraderos y con capacidad de autorreparación, se podría reducir la necesidad...

Feb 15, 2025 - 14:52
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Por fin sabemos por qué el hormigón del Imperio Romano es tan resistente
Los antiguos romanos fueron grandes ingenieros y constructores, y uno de sus mayores legados es el hormigón que utilizaron en muchas de sus estructuras, como los acueductos y el Panteón de Roma. Este material, conocido como hormigón puzolánico, destaca por su extraordinaria resistencia y durabilidad, lo que ha permitido que construcciones de hace más de 2.000 años sigan en pie. Imagen del Panteón de Roma Un material con propiedades singulares El hormigón romano debe su resistencia a una mezcla de ceniza volcánica, denominada puzolana, y cal. Tradicionalmente, se pensaba que la clave de su durabilidad residía únicamente en la composición de estos ingredientes. Sin embargo, recientes investigaciones han revelado que el proceso de fabricación también jugaba un papel fundamental. Un equipo de científicos liderado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) analizó muestras de hormigón extraídas de un yacimiento arqueológico en Privernum, Italia. Los estudios mostraron la presencia de pequeños fragmentos blancos de cal en la estructura del material, lo que desafiaba la idea de que el hormigón estaba perfectamente mezclado. Para el investigador Admir Masic, esto resultaba intrigante: "La idea de que estas inclusiones de cal se debían a un control de calidad deficiente siempre me pareció cuestionable". Anfiteatro Romano en Orange, Francia La técnica de la "molienda en caliente" Los investigadores descubrieron que los romanos empleaban una técnica especial de mezcla denominada "molienda en caliente". En lugar de utilizar exclusivamente cal apagada, que es el resultado de mezclar cal viva con agua, añadían directamente cal viva a la mezcla junto con la puzolana y el agua, alcanzando temperaturas muy elevadas. Esta técnica ofrecía dos ventajas. Primero, permitía que se generaran compuestos químicos que no podrían formarse con un proceso de mezclado convencional. Segundo, aceleraba los tiempos de fraguado y endurecimiento del hormigón, lo que facilitaba la construcción rápida de grandes estructuras. Propiedades de autorreparación Una de las características más sorprendentes del hormigón romano es su capacidad de autorreparación. Los fragmentos de cal actúan como puntos de concentración de las fisuras. Cuando se forman grietas en la estructura, el agua que penetra en ellas reacciona con la cal, generando una solución rica en calcio que, al secarse, forma carbonato de calcio y sella la fisura. Este fenómeno se ha observado en estructuras como la Tumba de Cecilia Metela, donde las grietas en el hormigón se han rellenado naturalmente con calcita. Además, explica cómo los muelles y diques construidos por los romanos han resistido durante milenios a pesar del constante embate del mar. Ruinas de la tumba de Cecilia Matela Aplicaciones en la construcción moderna Para comprobar su hipótesis, los investigadores replicaron la fórmula del hormigón romano utilizando cal viva. Después de someter las muestras a pruebas de fisuración, observaron que aquellas que contenían cal viva se reparaban por sí solas en un plazo de dos semanas, mientras que las muestras convencionales permanecían agrietadas. Este descubrimiento podría tener implicaciones significativas para la construcción actual. Al desarrollar hormigones más duraderos y con capacidad de autorreparación, se podría reducir la necesidad...