OpenAI desafía a Musk y a Zuckerberg: la guerra por la atención y los datos
Según un articulo de The Verge, que tuvo acceso a un desarrollo interno, OpenAI podría estar desarrollando una red social similar a la X de Elon Musk. El prototipo interno se centra en la generación de imágenes a través de ChatGPT, e incluye un feed social. El proyecto está aún en etapas tempranas, y no …

Según un articulo de The Verge, que tuvo acceso a un desarrollo interno, OpenAI podría estar desarrollando una red social similar a la X de Elon Musk.
El prototipo interno se centra en la generación de imágenes a través de ChatGPT, e incluye un feed social. El proyecto está aún en etapas tempranas, y no está todavía claro si terminará siendo una aplicación independiente o integrándose en ChatGPT.
El CEO de OpenAI, Sam Altman, ha solicitado algunos comentarios externos sobre el concepto, pero parece evidente que un movimiento así sería susceptible de intensificar las tensiones con Elon Musk. Recientemente, Musk hizo una absurda oferta fallida de 97,400 millones de dólares para adquirir OpenAI, y previamente demandó a la compañía alegando un desvió de su misión original. OpenAI ha contrademandado a Musk, acusándolo de acoso e intentos de obstruir su transición a un modelo con fines de lucro; una disputa que llegará a juicio el próximo año. Hace pocos años Elon Musk era un ilusionado co-fundador de OpenAI: hoy, es su más acérrimo enemigo. Pero la gran pregunta es ¿está OpenAI lista para arrebatarle el control de la conversación social (y nuestros datos) a Musk y a Zuckerberg?
Además de la rivalidad con Elon Musk y X, el movimiento de OpenAI hacia una plataforma social también la coloca en potencial rumbo de colisión con Meta. Meta está desarrollando una aplicación de inteligencia artificial independiente, prevista para el segundo trimestre de 2025, que intentará competir directamente con ChatGPT y ofertas similares. Esta aplicación busca ofrecer una experiencia de inteligencia artificial más profunda y personalizada, y se espera que incluya un modelo de suscripción para monetizar servicios premium y recomendaciones. Sam Altman respondió a los planes de Meta con una publicación en X, insinuando la posibilidad de desarrollar una aplicación social propia, lo que intensifica la competencia en este espacio.
Tanto X como Meta buscan aprovechar sus vastas bases de usuarios y los datos generados por ellos para entrenar y mejorar sus modelos de inteligencia artificial, lo que podría redefinir la interacción de los usuarios con la tecnología y la información. La integración de un feed social que permita compartir imágenes y conversaciones generadas directamente con inteligencia artificial podría revolucionar la manera en que interactuamos con las redes sociales, disminuyendo la fricción entre creación y publicación, pero también abriendo potencialmente nuevas brechas en privacidad y control de datos.
Es probable que Altman esté motivado en parte por la rivalidad con Musk, pero más importante aún, porque OpenAI necesita aumentar como sea su alcance y su acceso a grandes volúmenes de datos generados por usuarios para mejorar el entrenamiento de sus algoritmos. Altman no solo busca competir con Musk, sino posicionarse estratégicamente en un sector donde los datos generados por humanos son el nuevo petróleo. Al lanzar su propia plataforma, OpenAI obtendría un flujo continuo de datos etiquetados por humanos, y podría además mantener el compromiso de los usuarios, ambos vitales para el desarrollo de la inteligencia artificial.
En último término, un movimiento así se alinearía también con la mentalidad predominante en Silicon Valley de construir empresas multifuncionales en respuesta a un paisaje tecnológico cambiante y a los movimientos de la competencia. Con este movimiento, OpenAI parece decidida no solo a competir en el terreno de las plataformas sociales, sino también a influir directamente en cómo nos relacionamos con la información y cómo se alimenta la inteligencia artificial del futuro.
La pregunta de fondo es si logrará hacerlo de forma más ética, más responsable y más útil para la sociedad que sus rivales, algo que parece como mínimo dudoso considerando el origen «Silicon Valley kid» de Sam Altman, o si terminará cayendo en las mismas dinámicas adictivas, superficiales y polarizadoras que ha criticado hasta ahora. Altman, conocido por su dualidad entre ideales filantrópicos y pragmatismo empresarial, encarna perfectamente la tensión de Silicon Valley: ¿será capaz de mantener el equilibrio cuando el incentivo del beneficio se vuelva irresistible?
La sombra de Cambridge Analytica aún se cierne sobre Meta, y el caos desinformativo persiste superlativamente en X, lo que abre dudas legítimas sobre si OpenAI puede (o quiere) ser diferente. El tiempo dirá si el desafío que lanza OpenAI es un paso adelante hacia un futuro digital más ilustrado y ponderado, o simplemente otro episodio en la batalla por captar nuestra atención y nuestros datos. Si OpenAI fuese capaz de mantener una plataforma transparente y ética, podríamos estar ante un modelo alternativo al actual dominio tóxico de redes como X y Facebook. En caso contrario, solo veremos otra empresa compitiendo por nuestro tiempo y nuestros datos.
En un mundo saturado de redes y de información, donde el auténtico poder reside en ser capaz de decidir lo que vemos y creemos, la batalla real quizá no sea entre Musk, Zuckerberg o Altman, sino por la esencia misma de nuestras libertades digitales.
This article is also available in English on my Medium page, «OpenAI takes the fight to Musk and Zuckerberg«