Murtra renueva la cúpula de Telefónica y elige a Emilio Gayo como 'número dos'
La compañía apuesta por el hasta ahora presidente de su negocio en España para relevar a Ángel Vilá como consejero delegado de la multinacional y adjudica a Javier de Paz la presidencia no ejecutiva de Movistar.

Telefónica sienta las bases de su nueva etapa a las riendas de Marc Murtra. La compañía reorganiza su cúpula y apuesta por Emilio Gayo, hasta ahora presidente de Telefónica España, para relevar a Ángel Vilá como consejero delegado de la multinacional. Para cubrir este movimiento, Borja Ochoa, actual director general en la Dirección de Defensa y Seguridad de Indra, sustituirá a Gayo al frente de Telefónica España. Así se ha resuelto este jueves en un consejo extraordinario en el que también se ha acordado la elección de Javier de Paz como presidente no ejecutivo de Movistar, según confirma la empresa en un comunicado enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) este jueves.
Gayo lleva desde 2004 en la compañía y preside desde 2018 el negocio de Telefónica en España, donde también trabajó como director de Marketing y Servicios Comerciales. Antes de ello, se desempeñó como director de Desarrollo de Negocio, Estrategia y Regulación en Telefónica Latinoamérica. De este modo, Gayo será 'el número dos' del presidente de Telefónica, Marc Murtra, en el proceso de revisión estratégica al que la compañía someterá a todos sus negocios al calor de los actuales cambios geopolíticos, si bien la nueva hoja de ruta de la empresa se hará pública en el segundo semestre del ejercicio.
Por su parte, Vilá se incorporó a Telefónica en 1997 y ha ostentado el puesto de consejero delegado del grupo desde julio de 2017, cuando la presidencia de la teleco la ocupaba José María Álvarez-Pallete, que salió de la compañía el pasado 18 de enero. Y, tal y como ha detallado la propia compañía en el comunicado, se propondrá su nombramiento como miembro del Supervisory Board de su filial alemana.
La compañía prevé que habrá cambios "drásticos" en el sector de la telecomunicaciones europeo y ve una oportunidad de liderar el potencial proceso de consolidación en el Viejo Continente, donde el mercado está muy fragmentado, a diferencia de lo que sucede en regiones como Estados Unidos o China, donde las operadoras tienen más músculo para acometer las grandes inversiones que serán necesarias en los próximos años debido a los diferentes avances tecnológicos.