Moreno Veloso: la música en familia con Caetano y María Bethânia, el desencanto y la esperanza: “La deshumanización está activa”
El cantautor brasileño regresa para presentar su último álbum, Mundo paralelo; pero antes, en una charla imperdible con LA NACIÓN, repasa su trayectoria
Moreno Veloso sonríe con los ojos, del mismo modo que lo hace su padre, el gran Caetano. Y en su voz también hay una biología (o, más bien, genética) que tiene que ver con cuestiones familiares y con tradiciones. Su último álbum, Mundo paralelo -lo presentará el próximo 23 de abril en la sala porteña Deseo Buenos Aires- tiene bastante de eso: de tradición, de familia, de presente, de una realidad paralela que es expresión de deseo y, a la vez, un inventario concreto que fue volcado en las diez canciones de su bello disco.
Moreno se toma su tiempo para darle nacimiento a un nuevo álbum en solitario, mientras realiza otras tareas, como la producción de discos de otros. Cuando fundó el proyecto +2 con sus amigos Kassin y Doménico, el álbum que estrenó el catálogo fue Máquina de Escrever Música, de 2000. Recién en 2014 volvió a un proyecto en solitario con Coisa Boa. Y tuvieron que pasar diez años para que en 2024 presentara su más reciente producción.
Mundo paralelo, según sus palabras es una producción gestada en pandemia, al ritmo de los tiempos que él mismo se marca. “Voy despacio. Soy así –dice desde Río de Janeiro, en clarísimo español-. En el medio hice muchas cosas. Hice Every Single Night, un disco que salió en los Estados Unidos, antes de ese hicimos el álbum con mi padre y mis hermanos [Ofertório (ao vivo), otro álbum bellísimo, que surgió de la gira de conciertos que realizó con Zeca, Tom y Caetano]. Ahora mismo estoy produciendo el disco de una cantante brasileña muy buena. En cambio, para mis propios discos compongo despacio. En promedio, una canción por año. No es por pereza, es por tener cuidado con lo que hago y porque no tengo ansiedades”.
–Tampoco la necesidad de subir al tren de la industria de la música...
–Tampoco. Siempre he hecho mis discos de manera independiente. Mis amigos y yo tenemos estudios pequeños y trabajamos siempre así. Recién cuando un disco está terminado se busca a alguien que quiera sacarlo.
–¿Por qué Universo paralelo se corre un poco de la realidad?
–Bueno, todo comenzó en la pandemia, cuando estábamos en nuestras casas, sin trabajar. No estábamos bien y comencé a buscar en mi espíritu y mi cabeza un mundo mejor. No sólo por la pandemia, en lo político era un momento malo en Brasil. Ustedes saben lo que es. Era difícil vivir, trabajar, y este disco así comenzó, como una tentativa de un mundo paralelo, pero no abstracto. Porque ahí hablo de gente, de situaciones de la vida cotidiana, del carnaval, de mis hijos. En ese sentido, el disco fue un puente.
–Brasil y la Argentina atravesaron en el último medio siglo procesos políticos similares. De hecho, aquí también hay “lulas” y “bolsonaros”. ¿Cómo ves el presente de la región, en general?
–En los último diez años la gente retomó un antiguo mecanismo de hacer política que es la contrainformación. Esa especie de publicidad negativa para implosionar la política. Vivimos una guerra de información y contrainformación. Es difícil de ganar esa guerra en favor de la humanidad. Estamos perdiendo, aunque a veces hay una esperanza. Lula ganó otra vez. Es una figura fuerte, con un carisma muy grande. Un político inteligente. Tenemos esperanza, pero también uno mira afuera y ve a los Estados Unidos con Trump. La deshumanización está activa. Y está ganando la pelea. Yo como artista y vos como periodista somos muy responsables en esta batalla porque está en nuestras manos lo más fuerte, que es la cultura y la información.
Tradición y presente
A Moreno ese Brasil lo atraviesa de muchas formas. Desde la música que es su metier, pero también con otras cuestiones culturales. Nació en Salvador de Bahía y a los 4 años se mudó con sus padres a Río de Janeiro. Con el tiempo, por el trabajo de su esposa volvió a Bahía y eso permitió que sus hijos pudieran absorber, al menos por algunos años que estuvieron allí, esas tradiciones familiares. “Fueron buenísimos esos tres años porque compartimos tiempo con tías y abuelas. Más allá de que volvimos a Río, fue muy bueno que mis hijos vivieran en mi tierra”.
–En este álbum volviste a reunirte con tu padre y con tus hermanos y convocaste a tu tía María Bethânia ¿Cómo es la relación de profesionales de la música y de familia?
–Bueno, en el caso de la canción en particular donde están ellos, “A donzela se casou”, surgió en ese ámbito, cuando estábamos haciendo Ofertório. Antes de un concierto, mientras probábamos sonido con mi hermano Tom, yo comencé a tocar con un plato y un cuchillo y a cantar “La doncella se casó…”. Tom comenzó a tocar la guitarra y me preguntó qué canción era. Le dije que no lo sabía, que pensaba que era algo nuevo. Le pregunté a mi padre si eso que yo cantaba era algo que ya existía. Me dijo que no. Después, como tenía el sueño de grabar con mi familia en el disco, pasó que mi tía Bethânia conoció la canción y le encantó. La invité a grabar. Fue una alegría muy grande tenerlos a todos. Los amo muchísimo. Y sí, somos familia y somos profesionales al mismo tiempo. Aprendemos y enseñamos, unos a otros. Compartimos la profesión y el amor de familia. Yo soy fan de mi padre, de mi tía, de mis hermanos.
–¿Qué piensan ellos de tu trabajo?
–Mi padre y mi tía son más reservados. Mis hermanos [Moreno es el mayor] fueron los primeros que me pidieron aprender mis canciones, desde pequeños. Y las canciones de ellos son muy bonitas. He llorado al tocar “Todo Homen”, de Zeca, cuando la tocábamos sobre el escenario. También Tom tiene canciones increíbles. Mi padre es más crítico, me dice lo que le gustó y lo que no. No es fácil mostrarle una canción nueva, aunque ha venido a ver la presentación en vivo del álbum y le encantó. Habló horas de cada detalle. Es bueno convivir musicalmente con él. Al final todo es positivo.
–¿Siempre creás lazos que se sostienen en el tiempo? Con Kassin, Domenico y Pedro Sa, por ejemplo.
–Me gusta trabajar con mis amigos. A ellos tres los conocí en la escuela cuando teníamos 11 o 12 años. Además estudiamos música. Pedro era un prodigio de la guitarra desde pequeño, para los 14 Domenico comenzó a tocar profesionalmente con grandes artistas brasileños. Ya ganaba dinero. Nuestra vida es así, es de amistad y admiración profesional. Estoy feliz de tenerlos cerca.
–El primer proyecto conjunto fue Moreno +2, Máquina de Escrever Música. ¿Cambió mucho tu manera de “escribir” música, en los últimos 25 años?
–Es verdad que pasaron 25 años. Me siento aquella misma persona. Hay miradas distintas de las mismas cosas. Quizá, pasado los años comencé a creer más en mi capacidad para hacer canciones. Comencé a creer más en mí mismo y quedarme más tranquilo con las formas, con los ritmos brasileños que me encantan sin miedo de hacerlos. Hoy es todo más fácil y fluido. Pero soy la misma persona.
–Contame un poco más de aquella doncella que se casó, de la reunión familiar para cantarla.
–Bueno, es un samba que se toca en el casamiento de una pareja joven, por eso la chica es una doncella. Es una tradición en Bahía. Se hace una fiesta con samba donde se baila dentro de la nueva casa que van a habitar. Incluso esa fiesta ayuda a construir la casa porque es un hecho que la gente baila y antes de hacer el piso hay que afirmar la base. Y se la afirma con los pies, bailando. Eso sucede hasta hoy en las pequeñas ciudades de Bahía. Primero se baila para afirmar el suelo. Luego se construye el piso.
–¿Cuánta tradición, presente y mirada de futuro hay en tu música?
–No pienso en eso, aunque en canciones como ésta hay que conocer la tradición. Hay cosas que sé porque vienen del lugar donde vivió mi abuela, donde nació mi padre. Mis primos nacieron allí, en Santo Amaro, Bahía. Y hay varios que son músicos. Por otro lado, hago cosas que dialogan con mi admiración con otras cosas, de Arto Lindsay a Björk. Hoy en día estamos todos conectados, oyendo un poquito de todo. Cuando estábamos haciendo Ofertório en Europa, fueron a uno de los conciertos los músicos de Coldplay. Y luego, cuando vinieron a tocar a Brasil nos invitaron a mí y a mis hermanos, para hacer una canción en su concierto. Fue muy bueno. Eso también es una mirada para afuera y para el futuro.
–¿Tu presente, además de producir artistas, es seguir tocando Mundo Paralelo?
–Solo hicimos un par de conciertos desde que salió el disco. Vamos a hacer una gira por Europa y antes, tocaremos en Buenos Aires y Porto Alegre. Espero poder hacer más conciertos. Me encanta estar con esta banda sobre el escenario, tocando las diez canciones de este disco.