Milei, ante el riesgo de un cachetazo en la luna de miel
El escándalo de $LIBRA expuso deficiencias en la toma de decisiones y controles del Gobierno y aumentó la urgencia del Presidente por mostrar una economía normalizada

El escándalo del lanzamiento de $LIBRA no solo involucró a Milei en su primera crisis seria, sino que expuso deficiencias en la toma de decisiones y controles del Gobierno y, lo más relevante, acrecentó la urgencia que el Presidente tiene por mostrar una economía definitivamente normalizada, el principal mandato con que lo ungió el electorado. El “cachetazo”, como lo definió él, acaso acortó los tiempos: no alcanzará en adelante con haber despejado las calles de piquetes, estar ganando frente a la inflación o desregular el registro del automotor. En todo caso, la constatación de esos logros innegables, que en algún momento serán tomados por los votantes como derecho adquirido, evitaron esta semana que la sacudida fuera mayor.
Hasta ahora, la mayor parte de la opinión pública lo dejó pasar. Un relevamiento hecho por la politóloga Shila Vilker entre el sábado y el lunes a la tarde indica que la imagen positiva del Gobierno cayó desde entonces apenas un punto, de 49,3 a 48,4%. Y el mercado también acompaña: los bonos y las acciones no terminaron de desplomarse en Wall Street, como habían insinuado en la Bolsa porteña el lunes, e incluso llegaron a recuperarse ayer.
De los diez bancos de inversión que analizan la Argentina, hubo tres con apreciaciones positivas y solo uno, el brasileño Bradesco, que le dio relevancia al caso de la criptomoneda. “¿Cómo y por qué pudo haber sucedido esto?”, se preguntó el lunes en un informe que dedica exclusivamente a $LIBRA y que ensaya varias hipótesis. Entre ellas, la posibilidad del “desconocimiento técnico” que admitió el Presidente en la materia y que lo hubiera afectado, agrega, “sin que sugiera mala fe intencionada”. Pero Bradesco también evalúa la opción más perturbadora. “Posible uso de información privilegiada de forma inapropiada”, la titula, y la desarrolla cuidando las palabras: “Se ha debatido que el Presidente pudo haber compartido datos sobre $LIBRA sin una diligencia adecuada, lo que algunos interpretan como una gestión imprudente de datos sensibles. En este escenario, declaraciones y comentarios de ciertos influencers se han presentado como evidencia de gestión descuidada y potencial uso de información privilegiada, una situación mucho más grave”.
Como lo demostró ayer la caída en el riesgo país, el mercado todavía le cree a Milei. Pero está inquieto y expectante ante la aparición de novedades como, por ejemplo, un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que permita flexibilizar el cepo. ¿Los plazos para abrirlo al menos parcialmente seguirán siendo los mismos si surgieran más errores no forzados en la administración o revelaciones en la causa que investiga el fiscal Taiano? Hay empresarios que suponen que no: ahora, dicen, la urgencia por un éxito económico es mayor.
De todos modos, a Milei no se lo ve apurado. Al contrario: ayer, en su exposición en el BID, insistió en que se podía crecer sin salir del cepo. Y en el equipo económico confían en que el Banco Central tiene resto. Unos 10.000 millones de dólares de reservas líquidas, afirman, que se podrían estirar a 27.000 millones con dos nuevos aportes: 5000 millones del Banco Mundial y otros 12.000 millones que el FMI otorgaría en una o más cuotas. Hay detalles del cepo que la Casa Rosada parece además tener ya resueltos para cuando llegue el momento. Los dividendos que las empresas no han podido repartir en todos estos años, por ejemplo, para los que se evalúa una salida en 24 cuotas. ¿Alcanzará para conformar a las casas matrices? Quienes apuntalan al Gobierno recuerdan que Macri lo hizo en 36.
Es cierto que, hasta ahora, Milei viene consiguiendo la mayor parte de sus objetivos. Incluso esta semana: $LIBRA no complicó su relación con la Casa Blanca, logró aprobar en el Congreso leyes relevantes e incluso frustró la conformación de una comisión que lo investigara. Se lo debe a una negociación de sus colaboradores con Gustavo Valdés: fue el gobernador correntino quien convenció a su vez al senador Eduardo Vischi de que diera vuelta en el recinto lo que horas antes, sobre tablas, había sido un voto afirmativo para que se tratara la cuestión. La oposición quedó entonces a un voto de los 48 requeridos para la mayoría especial. En el PJ lo definen como una victoria corta oficialista porque, explican, no bien empiecen las sesiones ordinarias la iniciativa será aprobada fácilmente porque para entonces tendrá dictamen y se necesitará solo mayoría simple.
Pero es también la fragilidad de la oposición la que le permitió al Gobierno descansar después de cinco días de tensión. Al peronismo, por ejemplo, el golpe de $LIBRA lo sorprendió esta vez sin estar preparado. Es demasiado temprano para el helicóptero. Se ve en los números legislativos: esta semana el PJ volvió a votar dividido en la ley para suspender las primarias y tampoco pudo ponerse de acuerdo sobre el pliego de Ariel Lijo, a quien los gobernadores de Formosa, Catamarca y Santiago del Estero todavía avalan. El resto del partido, incluido el kirchnerismo, ha decidido sacarle al juez el respaldo y que sea el Gobierno el que pague el costo político.
Son rupturas que prometen ahondarse. Basta con repasar la lista de invitados al cumpleaños de Cristina Kirchner el miércoles a la noche en Defensa al 200, local de Mariano Recalde, donde se sirvieron choripanes y vacío al sándwich y cantó Adriana Varela. Además del anfitrión, estaban Beraldi, el Topo Devoto, Parrilli, Leopoldo y Cecilia Moreau, Zannini, Camilo Vaca Narvaja, Eduardo Valdés, Juan Martín Mena, Gustavo Menéndez, Eduardo de Pedro, Paula Penacca, Luz Alonso, Agostina Propatto, Sergio Berni, Anabel Fernández Sagasti, Fernanda Raverta, Luana Volnovich, Diego Pietragalla, Daniela Vilar y Teresa García. Un cristinismo a pleno donde, como siempre, lo que resaltan son las ausencias. ¿Volverá a haberlas, por ejemplo, en la convocatoria que, en su rol de presidenta del PJ, ella hizo para consejeros del partido pasado mañana en la sede de Matheu y por el aniversario del primer éxito electoral de Perón? Hay un nombre que hace ruido: Gildo Insfrán. El formoseño, presidente del Consejo Nacional del partido, ya faltó la última vez, cuando ella asumió la conducción del movimiento, y vuelve a estar en duda. Tiene además varios cuestionamientos que hacerle a su antigua socia política. Entre ellos, que haya cooptado a José Mayans hasta ponerlo casi en su contra. Es entendible: Mayans quiere ser gobernador y la Corte falló el año pasado contra la reelección indefinida en la provincia. Peronismo sin lealtad. “José Mayans de Fernández de Kirchner”, lo bautizó Insfrán, que lo acusa además de parecer “más porteño que formoseño”.
Difícil trabajar por la unidad en este contexto. La mayoría ha decidido guardarse. Kicillof habló poco del caso $ LIBRA. Y hasta Massa, siempre activo en el off the record, sigue postergando el lanzamiento de un libro propio que prometía ya para la Feria del año pasado, en abril. “Es de editorial General Alais”, sonrió un politólogo. Las aspiraciones de Massa para 2027 atan su suerte más a Cristina Kirchner que al gobernador, con quien de todos modos intenta evitar conflictos. Una buena noticia para peronistas con ganas de trabajar en el Estado. Pablo Toviggino, por ejemplo, tesorero de la AFA y a quien los optimistas del Frente Renovador ya dan por designado en el directorio del Banco Provincia.
Tanta dispersión proviene del fracaso en gestiones anteriores, pero también del éxito de Milei, que parece estar encaminando la macroeconomía en el escenario más complicado en décadas y después del ajuste más grande en al menos 65 años. Una gran oportunidad para quedar en la historia, que podría desaprovechar si aparecen casos como el de $LIBRA. Incluso si se hubiera tratado de un descuido o, peor, como trasciende del mundo de las criptomonedas, tráfico de influencias o la existencia de gestores a espaldas del Presidente, lo primero que perturba al establishment económico es el grado de impericia para concretarlo. Antes incluso que cualquier reparo moral. Si el peronismo no perdona la derrota, el mercado suele ser implacable con el fracaso. Y el electorado, también.